De la política…

Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz

La política es una de las actividades humanas que despiertan las más enconadas pasiones, junto con la religión, cuenta habida de que en ambas, estamos en el terreno de la ideología en donde no hay certidumbre, toda vez que cada una de las facciones pretende manejar la verdad absoluta, haciendo nugatorios sus esfuerzos por convencer de las bondades de sus asertos, entrando con ello en el terreno de la subjetividad, lo que a su vez, no nos da certidumbre en el conocimiento, el cual a todas luces debe ser, siempre, objetivo.

Así mismo, la política es la herramienta que el ser humano ha creado para acceder al poder, lo cual le permite dirigir y coordinar los recursos humanos, financieros y materiales que son indispensables para realizar la verdadera hazaña que significa servir a la comunidad, de tal suerte, que al ser tantos los problemas y necesidades de la colectividad, es que se necesita verdaderamente ser un individuo entregado, en su plenitud, a desarrollar esta actividad, con dicha entrega total, sin parar mientes en los obstáculos que per se o por maniobras malignas de los opositores, se les presentan, pero todo ello con la convicción profunda de realizar verdaderos cambios en las estructuras sociales que permitan una justa y equilibrada distribución de la riqueza, así como elevar los grados de bienestar de la población en su conjunto, con la educación adecuada, la cual es indispensable para dotar a la gente de los instrumentos necesarios para su superación personal y, por ende, el logro de sus objetivos y sueños, para su plena realización personal.

También es necesario entender que la política es un capítulo de la ética y, consecuentemente, es ésta la que debe imperar en toda acción política, lo que redunda, necesariamente, en un manejo responsable, honrado y transparente de los recursos públicos, con lo cual, se logran mejores formas para su gasto y destino en obras y servicios públicos.

Al parecer en nuestro medio no existe la mínima idea de actuar en consecuencia, toda vez de que es público y notorio que quienes se dedican a lo que ellos llaman política, lo entienden única y exclusivamente como toda actividad tendente al acceso al poder, para que una vez estando ahí, se hagan maniobras de todo tipo para justificar gastos poco claros o evidentemente sujetos a maniobras, de tal suerte que los así llamados políticos, casi siempre salen enriquecidos económicamente de los puestos que detentaron, salvo las honrosas excepciones de siempre, que en su caso obedece a actitudes de honradez y que, lamentablemente, son producto de la burla y la mofa, por parte de los pillos, al decir de un servidor público que no hace dinero al amparo del puesto, que fue por tonto, al grado tal que celebran frases que no pueden ser de servidores públicos honrados como la de: “político pobre, pobre político”. ¡ Me doy!

De esta guisa, la actividad “política” que se despliega en nuestro medio, en la lucha por el poder, no se está llevando a cabo como debe ser en el sentido estricto del término ya que quienes pretender hacerlo, están utilizando recursos que deberían ya desaparecer de nuestras actividades proselitistas para obtener el voto en los comicios programados, por ley, antes y durante el proceso electoral.

Desde luego que habrá alguien que quiere llevar prosélitos a sufragar a su favor, basado en la propuesta clara, posible, realista y que apunte soluciones, y que lamentablemente son los menos ya que la mayoría, en esa lucha por el poder, se dan con todo, con tal de ganar la posibilidad de detentarlo.

Fue muy penoso, por cierto, enterarse por los medios, del bajísimo y lamentable nivel de la participación de las porras y partidarios de los aspirantes a detentar la presidencia municipal de Acapulco, en su reunión para celebrar un aniversario del PRD, que impidieron que expusieran adecuadamente sus propuestas para ser favorecidos con el voto de los militantes para ser elegidos como candidatos de su partido para contender por dicha presidencia con los candidatos de los otros partidos.

Debe dignificarse la política. En todo el país la gente está harta de las vacuas promesas de campaña de los llamados políticos y que son sólo palabras que se lleva el viento, pues se olvidan de sus electores cuando llegan al puesto público por el que contendieron, y lo más grave es que cuando llegan, no cumplen con las expectativas del cargo por falta de capacidad, de talento y de visión de estadistas. Nuestro pueblo merece ser tratado mejor. O usted, politizado lector, ¿qué opina?