Investigación y docencia

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Por Fernando Mena Angelito

_ ¡La flojera no existe!
_ ¡Demuéstramelo!
_…ya que me levante de aquí, te lo demuestro…

Por lo habitual creemos o pensamos que sustentar las cosas o demostrarlas genera un esfuerzo extraordinario o que, en su defecto, ocasiona abandonar actividades que estamos acostumbrados a realizar comúnmente. En la docencia ocurre algo similar. A veces parece tedioso demostrar o sustentar las cosas. Recuerdo que en la preparatoria, generalmente en la clase de cálculo diferencial, preguntábamos el por qué de hacer esas ecuaciones (lo que no nos libraba de resolverlas como tarea) y el profesor decía: “… porque así lo dicta el programa”. El problema con ese tipo de respuestas es que se logra el completo desinterés de los estudiantes en la materia.

¿Cómo podemos mejorar eso?

La investigación, como parte de la docencia, amalgama justamente estas metas u objetivos de forma precisa, si bien con ella no sólo pueden justificarse o sustentarse las cosas, sino también correlacionarse para entenderlas mejor, asociándose las múltiples causas con el propósito de explicar el por qué de algunas de ellas; sin embargo al hablar de investigación, se piensa que es algo aburrido, imposible o que únicamente la aplican personas que viven de ello o que tienen un especial interés en llevarla a cabo (la creencia común es que es necesario un patrocinio o financiamiento), no obstante intercalar docencia con investigación alcanza niveles que son útiles no sólo para demostrar, sino también para generar nuevo conocimiento.

Si bien es cierto que es necesario usar métodos y formulas, así como tener algún conocimiento previo en cuestiones metodológicas, en tanto se sigan las normas y los procesos correctos es posible realizar investigación. En la experiencia escolar, particularmente en la docencia, resulta indispensable, ya que podemos despertar en los alumnos la necesidad de actualizar sus conocimientos y superar los que ya tienen, por ejemplo, en una clase de psicología sobre psicoterapia es probable que mencionemos los tipos de terapias que existen y hagamos referencia sobre las más utilizadas, pero si lo que nos interesa es dejar un mundo de nuevos conocimientos en torno a la psicoterapia moderna será necesario concebir algunos métodos, como el de la investigación bibliográfica, para después analizar brevemente los cambios que han ocurrido a través del tiempo y determinar cuál es la terapia más conveniente para el paciente como vía de tratamiento. En docencia esto es muy útil para demostrar que el conocimiento no es algo que permanezca estático a lo largo de la historia. Hablamos de procesos que cambian continuamente. Un ejemplo claro es el de Plutón, que recientemente dejó de ser considerado por la Unión Astronómica Internacional como un planeta de nuestro sistema solar, después de decenas de años de creer (en gran parte porque así nos lo enseñaron en la escuela) que si lo era.

Sería un error imaginar la investigación como un “ente duro” o como algo que nos mantendrá ocupados durante años porque sólo será útil si con ella encontramos el hilo negro de la vida. Las cosas que podemos demostrar son sencillas, lo que no equivale a perder nuestro tiempo, porque lo importante es generar nuevos conocimientos. Debemos recordar también que cada fragmento o pieza que encontremos o construyamos en el presente puede ser un eje fundamental para cambiar la historia o la concepción que tengamos del pasado. Debemos hacer consciencia de que la investigación no es un medio para aumentar solamente nuestras labores cotidianas, sino una herramienta poderosa que nos facilitará crear un parteaguas en el proceso de aprendizaje de nuestros estudiantes.

Hace tiempo discutía con mis estudiantes la siguiente cuestión: ¿por qué el sistema mexicano no utilizaba la investigación como un modelo de apertura de consciencia? Intentar resolver está incógnita nos ocupó tanto tiempo que nos quedó de tarea continuar la siguiente clase, pero cuando finalmente comparamos nuestras respuestas, nos dimos cuenta que muchas veces la consciencia en ciudadanos que se preocupan por analizar las múltiples causas de las cosas no es útil para los gobiernos que hacen el 80% de su política, promulgando que la pobreza es el estandarte verdadero de la democracia; es por tanto, nuestra labor dotar de herramientas a los estudiantes, pues ellos son la única razón o motivo para que existan los profesores dentro de las aulas. La mejor herramienta es la investigación, pero no pensada como un ente formal, sino como un modelo de consciencia.

En la parte que nos toca como docentes, ciertamente, podemos hacer investigación formal, por ejemplo, comparar a través de una encuesta qué métodos de enseñanza son mejores, aplicar un examen que nos permita medir el nivel de aprendizaje de los estudiantes, analizar los promedios escolares entre varios grupos para observar cómo se comportan a lo largo del tiempo o estudiar la motivación de los estudiantes hacia la carrera que están estudiando; asimismo, también es posible medir el cansancio en nuestros compañeros de trabajo, aplicando la escala “bornout” para obtener resultados que nos ayuden a comprender el nivel de desgaste sufrido por sus años de antigüedad en el trabajo.

Ahora podemos mencionar que, en el ámbito escolar, hay dos vertientes para la investigación: uno como método para el proceso de mejora de competencias y enseñanza-aprendizaje, y el otro como análisis de causalidad en nuestra práctica docente o en circunscripción a ella.

No debemos olvidar que el verdadero valor del conocimiento es su transmisión a nuevas cabezas, y que este conocimiento está abierto al cambio. Un alumno de primer año de primaria me dijo vez: “¿Verdad que sería un problema que la tierra fuese redonda? ¡Gracias a Dios que es cuadrada!”. El pequeño se molestó cuando un compañero mío que, irónicamente se llama Galileo, le respondió muy amablemente que era redonda. Me imagino que el verdadero Galileo sufrió mucho diciendo que era redonda, aunque a mí en lo particular aún me da miedo andar en barco y pensar que, pasando la bahía de Acapulco, me voy a encontrar con el fin del mundo.



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



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