De la libertad...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


Ingenuamente la gente, en general, cree que la libertad o el ejercicio de la misma consiste en hacer lo que a cada quien le guste o le dé la gana. Craso error. Incluso la definición del diccionario nos dice acerca de este término que es el: “Poder inmanente al sujeto, en orden a su realización, que puede definirse como la capacidad de decidirse o auto determinarse”.

Solo que en este caso adolece de un elemento determinante para que así sea: el jurídico.

En efecto, si atendemos que en nuestra mente se pueden dar todo tipo de intenciones, deseos, tendencias, voliciones, enajenaciones, o sueños guajiros, mientras no se extroviertan, es decir, mientras permanezcan en nuestro fuero interno, no pasa nada. Es irrelevante para efectos públicos. Solo quedan en eso, en simples sueños.

Pero si estos pensamientos o sentimientos se exteriorizan, si se vuelven actos volitivos, es decir, si se extrovierte nuestra voluntad, entonces eso ya se llama conducta, o sea, coloquialmente hablando, se llama, “hablar de bulto”.

De esta guisa, ya sabemos que la conducta ha tratado de ser regulada o normada por el ser humano para tener un mínimo de posibilidad para la armonía social y por eso inventa o crea normas de conducta como las del trato social, las morales, las religiosas, el derecho, entre otras.

Así, la norma jurídica, a diferencia de las otras normas que es optativo el obedecerlas o no, éste si tiene una obligatoriedad en su cumplimiento a partir del poder coactivo del Estado.

Y es precisamente éste, el Derecho, entendido como el “orden coactivo de la conducta” el que nos da la pauta para medir, regular, armonizar, equilibrar y promover o castigar, en su caso, aquellas conductas que no se adecuen a esta normatividad .

De ahí que podemos decir, con plena objetividad que si la voluntad, al externarse se vuelve conducta y que si la conducta se regula obligatoriamente por el Derecho, entonces concluimos que la única libertad es la libertad jurídica. La cual consiste simplemente en acatar o no acatar la norma, es decir, existe la libre escogitación entre cumplir o no cumplir la ley. Si se acata o cumple, no pasa nada, pero si se escoge el no acatarla o incumplirla, entonces hay una consecuencia y esta se llama sanción, la cual puede ser un premio o un castigo, según sea el caso.

Al respecto, la Carta Magna de los mexicanos, en su parte dogmática, nos habla de las garantías individuales, las cuales son los derechos fundamentales de todo ser humano que ella nos otorga.

Agreguemos, también, que estas garantías son de libertad, de legalidad, de seguridad jurídica y de propiedad. Es decir, las de libertad, encontrándose entre ellas las de trabajo, de tránsito, de pensamiento, de publicación de las ideas o sea de expresión o de prensa y otras mas que todos conocemos o deberíamos de conocer, como el prócer hacía, ese sí verdadero luchador social acapulqueño, Juan R. Escudero, que en las escalinatas del Palacio Municipal, siendo éste presidente, les leía por las tardes a sus conciudadanos la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para que conocieran sus mas elementales derechos y no fueran víctimas de los abusos de todo tipo de autoridades.

El ejercicio pleno de la libertad que como dijimos solo es la libertad jurídica, implica, obviamente, un alto sentido de responsabilidad, toda vez que con nuestros actos podemos afectar la esfera jurídica de terceros o ser víctimas del exceso en la aplicación de los actos de autoridad que no estén fundados ni motivados.

Estas reflexiones nos llevan a comentar que el ejercicio de nuestras libertades se da muchas veces de forma irresponsable cayendo en el libertinaje, pero otras veces se conculcan de tal manera éstas que merecen la reprobación total de la sociedad.

Es por eso que el ejercicio de la libertad de prensa o de expresión de las ideas que se tiene en nuestro medio periodístico o el que se ejerce en este diario, son elementos valiosos que contribuyen a una mejor convivencia para tratar, en la medida de lo posible, de crear un entorno en donde los seres humanos podamos desarrollar, a plenitud, nuestras capacidades y virtudes. Es lo deseable. O usted, libre lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



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