Del "´tá clipsao"...

0

Por Rodrigo Juárez Ortiz


Para nuestra amiga Marva Videgaray (+) quien recién nos dejó.

En la madrugada del martes 15 retropróximo tuvimos la oportunidad de ver el primer eclipse total de luna del presente año, ya que el segundo será hasta Octubre. El fenómeno, desde luego, es impactante toda vez que la acostumbrada imagen blanca de la Luna en este caso cambia y adquiere un color rojizo dentro de su etapa central. Los científicos nos dicen que “… los eclipses lunares ocurren cuando el Sol, la Tierra y la Luna alinean sus respectivas trayectorias, con la Tierra en medio y proyectando su sombra hacia la Luna.” “…la sombra de nuestro planeta es un poco distinta a una sombra normal, es de color rojo; la atmósfera de la Tierra tiene polvo, muchos componentes, y cuando la luz del sol (sic) pasa a través de ella se desvía hacia adentro, se refracta y se enrojece”.

Este especial evento natural me hizo recordar que siendo muy pequeño y recién llegados del altiplano a este puerto, vivíamos en el hotel “Villa Julieta”, donde actualmente está, me parece, el hotel del Magisterio, en la fase inicial de la calle Hornitos, subiendo hacia el Fuerte de S. Diego, en una zona especialmente estratégica, toda vez que a dos calles de ahí está la Escuela Manuel Ávila Camacho en donde estudié solo mi educación primaria, ya que me mandaron a estudiar la secundaria a la ciudad de México en donde hice el resto de mis estudios, incluyendo los profesionales.

Estoy hablando de cuando la parte urbana de la ciudad estaba concentrada en los barrios que la componían, teniendo éstos diferentes nombres de acuerdo a las costumbres tradicionales de las características de las actividades de su población o de ciertos detalles específicos; cuando no había colonias y la primera fue la llamada El Progreso. De cuando la bellísima Bahía de Acapulco estaba empezando a ser visitada en forma mas frecuente y abundante por parte del turismo; cuando la gente dejaba las puertas abiertas de sus casas y por la tarde, después de comer, dormían la siesta y no había nadie que atendiera a algún visitante, circunstancia que aprovecharon los primeros “turistas” de Semana Santa, normalmente de muy escasos o casi nulos recursos,para robar y desvalijar de lo que podían a los confiados durmientes; después, en la noche, se sacaban las sillas para tomar el fresco en la banqueta y los niños se entretenían con toda suerte de juegos; cuando la avenida Costera estaba todavía en construcción y, en suma, cuando el puerto estaba despertando de su letargo de ser una población totalmente provinciana, una aldea de pescadores, dicen algunos, segura y alegre, donde la mayoría de la gente se conocía, antes de ser el monstruo urbano que es actualmente.

Es en este entorno y situación que en una ocasión mis padres nos despertaron, a mis hermanos y a mi en la madrugada, para ver un eclipse total de luna, el cual nunca habíamos visto antes.

Y aunado a tan singular evento, mas impactante fue ver que los vecinos del lugar, mujeres y niños, haciendo un estruendo atroz, golpeaban las ollas de peltre o botes con cucharas e instrumentos de cocina, y los señores arrastraban los machetes de tal forma que al deslizarlos fuertemente sobre la banqueta, los hacían saltar chispas, lo cual lo hacía ver todo de una manera espectacular, aunado todo ello al estar recién despertado, oyendo el ruido ensordecedor de los gritos y los golpes sobre las ollas, mas el arrastrar de los machetes con su cauda de chispas, sin perjuicio de una luna, en ese momento rojiza, nunca antes vista así, todo ello es evidente que resultara inolvidable.

Fue así que al preguntar mis padres a los vecinos del porqué de tanta alharaca ellos explicaron que cuando había un eclipse, con ello alejaban las influencias nocivas que de ello se creía, se producían, sin perjuicio de que si las mujeres embarazadas no se ponían un paño rojo en el vientre, entonces su bebé corría el riesgo de nacer con el labio leporino, lo cual significaba que “se lo había comido la luna”, de ahí que cuando un niño nacía con el labio leporino, la gente decía, muy convencida, es que “ ´tá clipsao”.

Usos y costumbres de nuestro puerto, ya idos. O usted, nostálgico lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



Periplos en Red

Grab this Headline Animator

 
Ir Abajo Ir Arriba