Por Rodrigo Juárez Ortiz
Tal pareciera que se evidencian ciertos elementos que nos obligan a deducir o mas bien a concluir que en las relaciones entre México y los E.U.A. no ha existido equilibrio, ecuanimidad, auténtica colaboración, verdadera amistad (a pesar de los discursos oficiales al respecto) y mucho menos solidaridad con nuestros problemas, sino todo lo contrario, es decir, ha habido abusos, ventajismo, imposiciones vía armada o económica, invasiones, y una serie infinita de desaguisados ya por todos conocidos.
Hay quienes consideran que es una gran fortuna el ser colindantes con el mayor mercado del mundo, pues la venta de todo tipo de mercaderías, productos, bienes e, incluso, servicios, debe ser altamente rentable, sobre todo que el flete por el traslado de mercaderías debe ser bajo por la cercanía y actividad transfronteriza.
Sin embargo la triste realidad es otra. Los conflictos armados que se han llevado al cabo entrambos países, siempre por la prepotencia y abuso del poderío militar de los EUA (al cual se han dedicado toda su vida), han culminado con grandes ventajas para ellos, díganlo si no los abusivos y prepotentes tratados de MacLane-Ocampo o de Bucareli, por decir algo. El saldo siempre ha sido negativo para nuestro país.
Desde luego que ha habido una transculturización, de ambas partes, precisamente por esa cercanía, con la diferencia de que nuestras costumbres o usos se han implantado allá merced a nuestros paisanos que han emigrado por la falta de oportunidades en nuestro propio país, a pesar de la discriminación, vejaciones y violencia con la que son tratados allende nuestra frontera norte.
En cambio sus usos y costumbres aquende la nuestra, se han introducido merced al bombardeo feroz, implacable, permanente y total vía la televisión ( la privada que nos es mas que un émulo burdo de aquella), cine, música, bailes, canciones, redes sociales, revistas, periódicos, literatura, credos religiosos, anglicismos de práctica común (vaucher, ticket, poster, okey, by, trendy, pop, y su degeneración castellanizada como troca, marqueta, parquear, entre cientos), y un sinfín de medios merced a los cuales han hecho víctimas de su influencia a un porcentaje considerable (especialmente de las clases medias) de mexicanos.
Esto no excluye, desde luego, a algunas ventajas que la vecindad ha traído consigo, pero en la cuenta final, salimos perdiendo.
A pesar de tratados como el de Libre Comercio, su aplicación no ha sido pareja, en detrimento de los mexicanos, díganlo si no los embargos del atún, del aguacate, del libre tránsito de camiones que no han permitido y para ser actuales, la imposición preliminar del aumento de aranceles a nuestros exportadores de azúcar , con lo cual se perjudica a los productores y economía mexicanos, aduciendo que este producto recibe subsidios, siendo hasta Enero de 2015 cuando digan su decisión final.
La balanza en nuestras relaciones, de todo tipo, nunca ha sido pareja (nuestra historia es muy clara) y esto me hace especular con una reflexión: en materia de relaciones personales y, en especial, en materia de relaciones internacionales, siempre debe de existir un protocolo de conductas y actitudes de reciprocidad entre los visitantes y los anfitriones.
Sin embargo resulta curioso que cuando un secretario de Estado, un gobernador, un jefe de Departamento de Estado o de una Agencia de EUA, viene de visita oficial a nuestro país, además de tratar con su homólogo mexicano también es recibido por el presidente de la República. En cambio no sabemos de que haya sido recibido por el presidente de allá algún alto funcionario de México cuando va de visita oficial, sin embargo en tratándose del titular del Ejecutivo Federal se entiende y se espera que su par lo reciba con todos los honores protocolarios del caso , pero en la especie, el presidente de México está de gira oficial en California y el presidente de allá no aparece en escena. Y está teniendo acuerdos con el gobernador de ese estado.
¿Cree usted factible la reversibilidad de ésto?, es decir, que Obama venga a México, tenga acuerdos con un gobernador de un estado fronterizo y que el presidente no aparezca por ningún lado. Sería impensable. Mas claro ni el agua.
O usted, crítico lector, ¿qué opina?
Tal pareciera que se evidencian ciertos elementos que nos obligan a deducir o mas bien a concluir que en las relaciones entre México y los E.U.A. no ha existido equilibrio, ecuanimidad, auténtica colaboración, verdadera amistad (a pesar de los discursos oficiales al respecto) y mucho menos solidaridad con nuestros problemas, sino todo lo contrario, es decir, ha habido abusos, ventajismo, imposiciones vía armada o económica, invasiones, y una serie infinita de desaguisados ya por todos conocidos.
Hay quienes consideran que es una gran fortuna el ser colindantes con el mayor mercado del mundo, pues la venta de todo tipo de mercaderías, productos, bienes e, incluso, servicios, debe ser altamente rentable, sobre todo que el flete por el traslado de mercaderías debe ser bajo por la cercanía y actividad transfronteriza.
Sin embargo la triste realidad es otra. Los conflictos armados que se han llevado al cabo entrambos países, siempre por la prepotencia y abuso del poderío militar de los EUA (al cual se han dedicado toda su vida), han culminado con grandes ventajas para ellos, díganlo si no los abusivos y prepotentes tratados de MacLane-Ocampo o de Bucareli, por decir algo. El saldo siempre ha sido negativo para nuestro país.
Desde luego que ha habido una transculturización, de ambas partes, precisamente por esa cercanía, con la diferencia de que nuestras costumbres o usos se han implantado allá merced a nuestros paisanos que han emigrado por la falta de oportunidades en nuestro propio país, a pesar de la discriminación, vejaciones y violencia con la que son tratados allende nuestra frontera norte.
En cambio sus usos y costumbres aquende la nuestra, se han introducido merced al bombardeo feroz, implacable, permanente y total vía la televisión ( la privada que nos es mas que un émulo burdo de aquella), cine, música, bailes, canciones, redes sociales, revistas, periódicos, literatura, credos religiosos, anglicismos de práctica común (vaucher, ticket, poster, okey, by, trendy, pop, y su degeneración castellanizada como troca, marqueta, parquear, entre cientos), y un sinfín de medios merced a los cuales han hecho víctimas de su influencia a un porcentaje considerable (especialmente de las clases medias) de mexicanos.
Esto no excluye, desde luego, a algunas ventajas que la vecindad ha traído consigo, pero en la cuenta final, salimos perdiendo.
A pesar de tratados como el de Libre Comercio, su aplicación no ha sido pareja, en detrimento de los mexicanos, díganlo si no los embargos del atún, del aguacate, del libre tránsito de camiones que no han permitido y para ser actuales, la imposición preliminar del aumento de aranceles a nuestros exportadores de azúcar , con lo cual se perjudica a los productores y economía mexicanos, aduciendo que este producto recibe subsidios, siendo hasta Enero de 2015 cuando digan su decisión final.
La balanza en nuestras relaciones, de todo tipo, nunca ha sido pareja (nuestra historia es muy clara) y esto me hace especular con una reflexión: en materia de relaciones personales y, en especial, en materia de relaciones internacionales, siempre debe de existir un protocolo de conductas y actitudes de reciprocidad entre los visitantes y los anfitriones.
Sin embargo resulta curioso que cuando un secretario de Estado, un gobernador, un jefe de Departamento de Estado o de una Agencia de EUA, viene de visita oficial a nuestro país, además de tratar con su homólogo mexicano también es recibido por el presidente de la República. En cambio no sabemos de que haya sido recibido por el presidente de allá algún alto funcionario de México cuando va de visita oficial, sin embargo en tratándose del titular del Ejecutivo Federal se entiende y se espera que su par lo reciba con todos los honores protocolarios del caso , pero en la especie, el presidente de México está de gira oficial en California y el presidente de allá no aparece en escena. Y está teniendo acuerdos con el gobernador de ese estado.
¿Cree usted factible la reversibilidad de ésto?, es decir, que Obama venga a México, tenga acuerdos con un gobernador de un estado fronterizo y que el presidente no aparezca por ningún lado. Sería impensable. Mas claro ni el agua.
O usted, crítico lector, ¿qué opina?
Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.
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