Del peatón...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


Todos sabemos que un peatón es una persona que va o se desplaza a pie. Ello en contraste con un automovilista o ciclista o aviador, y también con un nadador, patinador, jinete o velerista, solo por mencionar algunos apelativos para personas que se desplazan en diferentes tipos de artefactos y/o semovientes, ya sean creados o adaptados de la naturaleza, por el hombre.

Es obvio que merced a los grandes adelantos científicos y tecnológicos de los tiempos que corren, el desplazamiento de los seres humanos vía la acción pedestre natural de que ha sido dotado, se ha visto superada por una cantidad inmensa de artefactos y medios en virtud de los cuales se ha logrado mayor rapidez, menor tiempo y, en términos generales, mayor seguridad para abatir las distancias en dichos desplazamientos.

También resulta evidente que en la gran mayoría de los casos la locomoción pedestre resulta pesada, fatigosa, dura, en tratándose de recorrer distancias considerables y sobre todo cuando se agrega el tener que cargar con una serie de implementos propios de una profesión, oficio o actividades que los requieran, y esto se acentúa cuando hay que hacerlo a la intemperie, con lluvia, tormentas, vientos huracanados, o bajo los ardientes rayos del sol, especialmente en climas calurosos.como en nuestros lares.

Y como cerecita del pastel, el caminar, no solo por necesidad, sino también por deporte, implica un gran peligro para el peatón, por la inconsciencia, la ignorancia, la falta de solidaridad humana, la barbarie, el desconocimiento total de los reglamentos, especialmente el de tránsito, por parte de los automovilistas, choferes, urbaneros (el azote mortal de los ancianos), motociclistas, incluso algunos ciclistas (que también suelen ser víctimas de los anteriores), y de todos aquelos que manejen aparatos de tracción ya sea mecánica, eléctrica, animal o de cualquier índole.

En efecto, resulta obvio, inconcuso, evidente, incontrovertible, vamos apodíctico, el hecho de que en nuestros lares no se respeta al peatón por parte de quienes se desplazan en todo tipo de vehículos.

Pruebas abundan. O díganme si no es cotidiano que ningún conductor se detiene para dar paso preferente (que debe de tenerlo) a un peatón -normalmente se le echa el vehículo encima al grito de ¡A correr peatones! so pena de morir atropellado por el cuaternario conductor(a) - toda vez que si se detiene, entonces no falta alguna bestia parda que se le incruste en la parte trasera de su vehículo, por creer que se iba a seguir de frente ya que nunca pensó (¿?) que se fuera a detener ante un simple peatón ; como también es común ver que los semáfores en los cruceros están tan mal programados que en vueltas a la izquierda no se consideran a los peatones los cuales tienen que esperar, bajo los inclementes rayos del sol o bajo el terrible aguacero a que terminen de pasar los vehículos y también existen pasos obligados de peatones por el flujo abundante de ellos que no tienen ningún señalamiento que tenga prevención alguna para su seguridad; así como que las zonas pintadas para el cruce de peatones nunca son respetadas por los conductores, obligando al peatón a cruzar el arroyo bajo su riesgo; ello sin contar con el vía crucis que significa para los peatones tener que bajarse del execrable, siniestro y dantesco transporte público (con sus sinfonolas a todo volumen, sus operadores elementalazos, y sus carreras habituales para ganar pasaje, - que ya aumentaron por sus pistolas, ante la incapacidad de las autoridades del ramo- cuando por motivos que solo el cafre en cuestión conoce), y tener que continuar su recorrido a pie, con niños en brazos y una impedimenta de todo jaez y ustedes podrán agregar “n” numero de casos y situaciones en donde el peatón corre un peligro mortal, sí mortal, por la falta de capacitación e ignorancia de los reglamentos por los operadores de máquinas que se hicieron para facilitar los desplazamientos en países civilizados en donde las reglas de tránsito sí protegen al peatón, por la gran desventaja que guarda frente a los vehículos todos.

Debemos, como sociedad, exigir que se cumpla con la ley, que se realicen verdaderas pruebas o exámenes para quienes quieran adquirir licencias de manejo (como en cualquier país civilizado), que sea obligatorio, antes de expedirlas, que los aspirantes conozcan y se obliguen a respetar y cumplir la normatividad de la materia y también las autoridades del caso, sin corruptelas de ninguna especie.

La seguridad y la vida de los peatones está en juego. O usted, civilizado lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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