De la dignidad...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


El mes que corre, Septiembre, se caracteriza, entre otras cosas, por tener efemérides nacionales que nos recuerdan actos y hechos pasados constitutivos de nuestra nacionalidad como mexicanos. No es echando gritos desaforados al aire ni gritando ¡ Viva México! como vamos a demostrar nuestra educación cívica, ni tampoco nuestro amor verdadero a la Patria, ni nuestro sentido auténtico de orgullo de pertenecer a un país que nos ha dado cobijo y vida, así como la posibilidad de realizarnos como seres humanos, dentro de nuestro idioma, usos, costumbres, tradiciones, historia, sino actuando responsablemente en aras del bienestar de todos y al respecto una forma es recordando con respeto y civilidad estas efemérides como las del primero de Septiembre de cada seis años en virtud del cual el titular del Ejecutivo Federal toma posesión de su cargo ante el Congreso de la Unión y durante ese sexenio cada año rinde su informe sobre el estado que guarda la Nación ante dicho cuerpo colegiado; el 13 de Septiembre se recuerda la instalación del Primer Congreso de Anáhuac, convocado por el insigne Don José María Morelos y Pavón y celebrado en Chilpancingo, Gro. en el cual este epónimo héroe de la nación, leyó su documento Sentimientos de la Nación que en veintitrés artículos sienta los pródromos de la llamada Constitución de Apatzingán donde se ratificó el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana; Y en otro 13 de Septiembre pero de 1847, se llevó a efecto la heroica defensa del Castillo de Chapultepec por parte de los cadetes niños que lo defendieron frente al ataque bárbaro, inicuo e inequitativo del ejercito estadounidense en contra de nuestra Patria, entre otras, también de consideración y en donde la historia nos recuerda que un cadete antes de permitir que un soldado extranjero mancillara a nuestro lábaro patrio, decidió envolverse en él y se arrojó a los riscos que rodeaban al castillo de referencia en un acto heroico pleno de patriotismo.

Con ese motivo se han llevado al cabo ceremonias conmemorativas y recordatorios de trascendentales eventos para la vida de nuestro país y al respecto podemos observar que existe un denominador común que no es otro que la lucha del pueblo de México por lograr una democracia y libertad en donde se respeten los derechos fundamentales del hombre para obtener sus fines vitales y fundamentales.

De esta guisa, esta lucha permanente siempre tiene un denominador común que se llama patriotismo, el cual podemos entender como la cualidad de la persona que ama a su patria y trabaja para ella y el trabajar para ella puede hacerse y se hace en todas las formas habidas y por haber, en todas las actividades en las cuales se resalten los valores humanos y se orienten hacia el bien de los demás, con un alto sentido de responsabilidad social. Y la forma tradicional de significar este patriotismo ( en todo el mundo) es a través de los símbolos patrios que son la bandera, el himno y el escudo nacionales, que en México tenemos una ley sobre su uso y formas de ser honrados.

Por ello, sin jingoísmos, sin patrioterías baratas, sin rasgarse las vestiduras, sí debemos de hacer hincapié en la necesidad urgente que tenemos de revivir nuestro sentir patriótico, de hacer conciencia de la necesidad que existe de tener un sentimiento de pertenencia a nuestro país, el cual lamentablemente nos estamos dando cuenta que ha disminuido ostensiblemente y se ve reflejado, entre otras cosas, en la falta absoluta de respeto hacia nuestros símbolos patrios, como es el caso de que nuestra bandera nacional la vemos usada como toalla, para secarse el sudor, de mequetrefes de la farándula en sus actuaciones públicas , en peleas de box donde uno de los participantes si es de origen mexicano la usa como cobertor, incluso los colores y el escudo nacionales también los portan en sus calzoncillos de combate; pero el colmo es que recién, una gringa de la farándula de nombre Miley Cyrus (inpronunciable), en una presentación en Monterrey utilizó nuestro lábaro patrio para recibir azotes en el trasero como parte de su número y lo grave es que el infelizaje nacional, quienes lo vieron no solo no protestaron sino que lo celebraron con gran júbilo como se vio en los videos por t.v..

El agringamiento (neologismo) de nuestro pueblo parece ser irreversible, La penetración en lenguaje, música, moda, usos y costumbres del gabacho se han pegado como lapas, especialmente en nuestra juventud y si bien allá se usan pantalones que en el fondo usan su bandera o ropa interior y otras prendas de vestir, sin ningún respeto, aquí no se sintió ninguna protesta por tal falta de respeto. Hay que reaccionar pero con responsabilidad y patriotismo. O usted, patriota lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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