Del inmortal...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


El consenso general estima que estamos padeciendo momentos verdaderamente caóticos como humanidad. Se habla de una pérdida de valores los cuales, si nos fijamos bien, no se han perdido, ahí están, todo es cuestión de realizarlos fácticamente. Se habla en un clima de temor, de una serie de calamidades en nuestro entorno, que no son solamente delictivas si no además fenómenos naturales que nos desquician: los climas, las estaciones y su desfasada puntualidad tradicional, haciéndonos sentir y sufrir las consecuencias de todas estas anomalías e irregularidades.

Por lo que respecta a nuestro medio estamos padeciendo, como es público y notorio, el paroxismo de la corrupción galopante, que como cáncer malévolo tiene socavada a las instituciones, “políticos”, servidores públicos, empresarios y a la gran mayoría de la población toda, teniendo como consecuencia la falta de credibilidad en las instituciones produciéndose la anarquía, la desconfianza, el temor, la inseguridad y una gran incertidumbre.

Todo ello, amén del desconcierto que ha causado, implica cambios radicales en nuestro comportamiento y en nuestra perspectiva para ver el mundo y la vida.

Sin embargo cuesta trabajo pensar que íbamos a llegar a los extremos actuales, después de haber vivido hechos trascendentales en nuestra historia que permitieron sentar los pródromos de un paíslibre, progresista, republicano y democrático.

Para ello pensemos en las etapas que han tenido que vivirse para lograr lo anterior, es decir, retrotraernos a la heroica guerra de Independencia, a la institucionalización de esa guerra convertida en las constituciones de 1814, de 1824, las discutidas normas constitucionales centralistas de 1836, 1843 y la extraordinaria cumbre que restituyó a la de 1824, como corolario del plan de Ayutla de 1854 en el extraordinario documento constitucional de 1857.

Y esto viene a colación por que pasado mañana,21 de marzo, celebramos no solo la benéfica entrada de la primavera sino la trascendental efeméride del nacimiento de una de las figuras más preclaras de la historia de nuestro país, el inmortal Don Benito Juárez García.

Su vida y su obra del todo conocidas aunque no con la constancia que debiera, nos muestran a una persona con un carácter indomable, con una voluntad férrea, con un propósito indeclinable de superación personal, con una inteligencia más que brillante y sobre todo con una mirada de profunda visión de hombre de Estado que logró cambios verdaderamente trascendentales en la vida institucional de México.

No solo logró enfrentar y vencer los prejuicios raciales, sociales y económicos de su época. No solo logró enfrentar y dominar los vicios execrables y seculares de la alta jerarquía de la religión predominante en nuestro país;no solo logró luchar y vencer a las mentes conservadoras y retardatarias de su tiempo, sino también logró crear todo un andamiaje jurídico que le permitió avanzar a la Patria en los difíciles y accidentados senderos de los cambios políticos habidos en Europa y en nuestro continente durante el siglo XIX. Es decir él, el inmortal Benemérito de las Américas, junto con una pléyade de héroes quienes amaban verdaderamente a su Patria lograron hacer cambios trascendentales en la estructura jurídica del país, v.g.: Las Leyes de Reforma que se promulgaron de 1856 a 1861 y de esta suerte tenemos la Ley Lerdo de 1856 que desamortizó los bienes del clero;Ley Iglesias o Ley Sobre Derechos y Obvenciones Parroquiales: prohibió el cobro de derechos y obvenciones parroquiales y diezmo a las clases pobres, de 1857; Ley Juárez o Ley de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos de 1859, sin perjuicio de la Ley de Matrimonio Civil, Ley Orgánica de Registro Civil, Decreto de Secularización, de Cementerios, Decreto de Supresión de Festividades Religiosas, todas ellas de 1859; Ley Sobre Libertad de Cultos 1860; Decreto de Expulsión del delegado apostólico en turno, Decreto de Hospitales y Establecimientos de Beneficencia, Decreto de Exclaustración de Monjas y Frailes; todas también de 1861.

Como se ve, ante la hegemonía e intolerancia del alto clero católico durante los 300 años de virreinato, con esas medidas más que extirparse se les limaron los colmillos y las garras, dándole fortaleza auténtica la estructura republicana que nuestros antepasados soñaron para nuestro país, teniendo como culminación la separación Iglesia-Estado. A pesar de que fue un gran avance el implantar la tolerancia religiosa, así como la libertad de cultos para que cada quien escoja la religión de su preferencia, la intolerancia de algunos ha cultivado el rencor y la venganza con lo cual tratan de denigrar y minusvaluar la monumental y egregia figura de Don Benito Juárez García con actitudes mezquinas e inaceptables

Resulta un imperativo ineludible el que la población entera conozca la obra monumental de este oriundo de las tierras zapotecas, quien con su brillante inteligencia, y su visión de auténtico estadista, aunados a su profundo patriotismo logró trascender su tiempo y su espacio para honra y prezde la nación mexicana.

Sigamos honrando su gigantesca figura en este 21 de marzo y siempre. O usted, republicano lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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