De la exigencia...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


Un día como el de mañana 5 de Febrero, pero de 1917, hace 99 años, se promulgó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y fue publicada el 1º. de Mayo de ese mismo año. Ya debemos irnos preparando para celebrar el centenario de tan fausto acontecimiento, efeméride que merced a la, para mi, absurda medida de adelantar el día feriado correspondiente, ahora no nos permite celebrarlo el verdadero día, con lo cual las fechas memorables se pierden y se deja sin sentido el descanso obligatorio, fuera de la fecha auténtica de la celebración que corresponda.

Al margen de ello, recordemos que en nuestra Constitución de 1917, promulgada por Venustiano Carranza se decía que “… reforma la de 5 de Febrero de 1857” sin embargo, merced a la participación de los diputados constituyentes nacionalistas y con tendencias profundamente liberales y progresistas, lograron que se elevaran a rango constitucional las garantías sociales lo que permitió hacer de la nuestra la primera Constitución de carácter social del siglo XX.

Fue pues, la nuestra, una Constitución de vanguardia y digo que fue porque hasta ahora ha sufrido tantos cambios y modificaciones que de alguna manera ha perdido parte de su esencia prístina.

En efecto, debemos saber que nuestra Carta Magna, a la fecha lleva 1,134 reformas y de sus 136 artículos, solo 27 están intactos desde su promulgación.

Y de acuerdo con el Diario de Debates de la Cámara de Diputados hasta el año de 2013 nuestra Constitución había registrado 561 reformas por Decreto y 573 por temas en general, habida cuenta de que por esta óptica, un artículo puede tener una o varias adiciones o modificaciones, en su caso.

Es obvio que al respecto, nuestros “ próceres” han padecido de una diarrea legislativa, cuenta habida de todos aquellos cambios los cuales no han obedecido necesariamente a cambios fundamentales, sino que solo han obedecido a deseos de los grupos en el poder para obtener beneficios personales o grupales, y han resultado meramente circunstanciales, sin perjuicio de los requerimientos presidenciales, en su caso, para llevar al cabo sus proyectos gubernativos y cuando la norma Constitucional no se los permite recurren a sus asesores a quienes pregunta al respecto y cuando la respuesta es que no se pueden hacer las cosas como lo desea les dice no me digan que no, díganme cómo y es entonces cuando le contestan que solo modificando la Constitución y es cuando se dice, pues la modificamos.

Es lamentable que nuestra máxima ley tenga tantos cambios que de alguna manera el resultado es que de hecho ya tenemos otra Constitución pues la de 1917 ya no es la misma.

Debemos admitir, sin embargo, que no todas las reformas han sido negativas. De alguna manera se han obtenido algunos avances pero la realidad es que se ha tergiversado, sustancialmente , el espíritu progresista que le dio vida.

La UNAM reporta, al respecto, que en mas del 80 por ciento de sus artículos lleva cerca de las mil enmiendas, considerando fe de erratas, reformas a artículos transitorios y aclaraciones. Todo ello nos lleva a saber, nos dicen los especialistas, que nuestra Constitución ha sido cambiada dos veces mas que cualquier otra de un país democrático en el mundo, es decir, que un 85 por ciento de su articulado ha sido modificado un promedio de 5 veces cada uno y estamos hablando de una de las Constituciones mas viejas del planeta.

De que sirven , sin embargo, tantas reformas, adiciones y cambios de fondo y forma si finalmente las leyes reglamentarias no se publican y en algunos casos no salen, dando como consecuencia que la norma suprema del país se queda sin aplicación y con ello se propicia la incertidumbre a la hora de llevar al cabo el ejercicio de la procuración y administración de justicia, lo cual pone al destinatario de la norma en total estado de indefensión ante cualquiera que conculque sus derechos fundamentales, especialmente en tratándose de actos de autoridad.

Es por eso que debemos, como gobernados, exigir a los gobernantes que cumplan con su protesta ( de cuando tomaron el cargo) de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan, obviamente en beneficio y al servicio de la ciudadanía, quien con sus impuestos les paga sus salarios, y no a favor de las camarillas enquistadas en el poder para su propio beneficio. Se deben exigir los derechos. O usted, exigente ciudadano. ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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