Y así partimos

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Por Fernando Reyes Baños


"En algún lugar hay un competidor, desconocido o por nacer, que hará obsoleta tu empresa. No puedes detener la bala, tienes que disparar primero. Tienes que innovar más rápido que los innovadores."

Dr. Gary Hamel, experto mundial en innovación



Hoy me levanté optimista. Un nuevo día, una aventura que retomar, una historia cuya trama se teje poco a poco, siempre en un camino ascendente, no exento de dificultades (aunque yo, en lo personal, prefiero llamarles desafíos), pero siempre un camino que representa un aliciente transitar, porque está concurrido por personas nuevas y personas ya conocidas, puntos de luz que convergen en un mismo punto más luminoso que cualquiera de las luminiscencias que lo integran.

Me levanto, libro la dura faena de ponerme presentable (bañándome y vistiéndome para salir), desayuno y, guardando en la cajuela las cosas que habitualmente llevo para trabajar y entrenar a la hora de la comida, me dispongo a manejar rumbo a la universidad.

Mientras circulo por calles que pululan de autos, peatones y uno que otro can, pienso en los desafíos que antaño tuvimos que sortear con tal de lograr lo que ahora tenemos: la incertidumbre, el desconocimiento y el miedo, fantasmas todos ellos completamente comprensibles a la luz de lo nuevo, lo que está más allá del área conocida y de lo que parece manifestarse, casi, como el intento de caminar en el agua cuando todas las ataduras con el pasado parecen apuntar, justamente, en la dirección contraria: “¡No des ese paso! Te caerás. Recuerda: mejor viejo por conocido, que nuevo por conocer”. Si, todo principio es difícil y éste no fue la excepción.

Recuerdo el principal detonante para que todo esto fuera posible: aquel diplomado de marketing digital que cursamos hace casi dos años, por cuyos requisitos de acreditación, nos esforzamos por presentar un proyecto que fuera innovador, rentable, socialmente útil y, sobre todo, viable. Frases como "el cerebro evita pensar, prefiere repetir", "una mente programada para sobrevivir rechaza el cambio" y "una mente que no cambia rechaza el riesgo", procedentes del primer módulo del diplomado en cuestión, resuenan en mi cabeza como el eco perpetuo de aquello que hay que evitar junto con un axioma ineludible: lo único seguro en este mundo es que no hay nada seguro o, dicho de otra manera, la única constante con la que podemos contar, aunque parezca paradójico, es el cambio mismo. Así pues, conceptos como CMS, CTR, benchmark, KPI´s, SMART, UTM, keyword, adwords, CRM, landing page, pixel, branding, user experience, E-business E-commers, E-Selling, impromtu, engagement, brief y un largo etcétera desfilaron para quienes tuvimos la fortuna de ser parte de un proceso académico que duró algunos meses hasta que llegó el día de presentar nuestro proyecto. ¿Cómo olvidar ese viernes por la tarde cuando mi equipo de trabajo y un servidor estábamos por pasar? Éramos, como se dice en corto, un manojo de nervios. Afortunadamente, todo salió bien. Pudimos hacer una presentación de altura y libramos, decentemente, la sesión de preguntas y respuestas de parte del jurado. Al final, con diploma en mano, nos fuimos a celebrar y, por segunda vez esa semana, rompí mi dieta comiendo tacos grasosos, pero sabrosos. ¡Qué remedio! Si pusimos parte de nuestro corazón y cerebro en ese proyecto, ¿por qué no recompensarnos con algo rico y una celebración que hiciera de ese momento algo inolvidable?





Lo demás, como dicen, es historia. Hacer realidad lo proyectado fue complicado, estresante y sumamente agotador. Tuvieron que resolverse muchos detalles que, en principio, el equipo solo podía entrever, pero que a la hora de implementar el proyecto, resultaba necesario solucionar. Hubo un momento en que todo parecía perdido, pero afortunadamente, conforme se iban superado los desafíos y las piezas del rompecabezas se iban acomodando una tras otra, el proyecto se puso en marcha y lo que hasta entonces solo existía en nuestras cabezas, primero con lentitud y después con mayor rapidez, comenzó a funcionar y a generar resultados.

Interrumpo mis recuerdos ahora: he llegado a la universidad, por lo que resuelvo estacionarme y dirigirme al lugar donde se encuentra ubicado lo que hace casi dos años existía solamente como una serie de diapositivas en PowerPoint. Abro una puerta de cristal y ahí está, frente a mis ojos, el proyecto de mi equipo y un servidor hecho realidad. La recepcionista me saluda amistosamente y me pregunta cómo me encuentro hoy y, al comentarle que me sentía de maravilla, ella sonríe y me invita a pasar. Me comenta que una de mis colaboradoras llegó desde temprano y que, quizá, sería una buena idea acompañarla con una taza de café, porque parece que anda con una nueva idea en la cabeza que desea presentar ante el equipo para su posible implementación. Le contesto que con gusto y me dirijo al área donde se encuentran las máquinas dispensadoras de café, té y agua. Mientras me sirvo, miro alrededor y veo que, siendo apenas las 9 de la mañana, ya hay mucha actividad: dos jóvenes, sentados en el área común, trabajan en sus computadoras mientras discuten sobre sus próximos movimientos empresariales; un grupo de 4 profesionistas están ubicados en el área de juntas mientras uno de ellos les presenta estadísticas en una diapositiva y, finalmente, un egresado se encuentra con su asesor en el área recreativa, tomándose un break, por mientras se ponen a trabajar otra vez. Falta todavía para “la hora pico”, así que me siento satisfecho porque las cosas vayan, como dicen, viento en popa.

Miro mi café recién preparado y me es imposible pensar: “¡Cielos! Ya sé que, por ahora, solo es el relato de un sueño, de una posibilidad que podría ocurrir (o no) en un futuro próximo… así que, si hay momentos para pensar que con esfuerzo, dedicación, inteligencia, creatividad y trabajo colaborativo todo es posible, me gustaría pensar que aquí es el mejor lugar y ahora es el mejor momento para hacerlo”.





Pensando que, llegado a este punto, lo que realmente estoy haciendo es viajar en el tiempo para vivir virtualmente lo que, en años venideros, viviré en la realidad, me dirijo a buscar a mi colaboradora para saber de qué se trata esa idea que, desde ya, me tiene sumamente intrigado.



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



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