Por el Psic. Fernando Reyes Baños


Arthur Chickering, basándose en las ideas de Erick Erickson (1959-1980), elaboró en 1969 su teoría sobre el establecimiento de la identidad como aspecto básico del desarrollo de los estudiantes durante sus años de preparación y formación en la universidad, aproximadamente, entre los 18 y los 24 años de edad.

Al estar trabajando para el Goddard Collage, entre 1959 y 1965, Chickering investigó y sentó las bases de lo que más tarde simplemente se denominaría Los Siete Vectores de Chickering (y Reisser), teoría psicosocial sobre el desarrollo de la identidad muy conocida en la actualidad en el ámbito educativo, aunque citada con mayor frecuencia en artículos escritos en inglés que en otros idiomas (incluyendo el español).

Cada uno de los siete vectores del desarrollo propuestos por este autor contribuye a la formación de la identidad de los estudiantes universitarios, los cuales transitan por estos vectores a diferentes ritmos, pudiéndose presentar el caso de que algunos de ellos retornen a un vector que ya habían dejado atrás, para volver a examinar aspectos relacionados con éste (Evans, Forney y Guido-DiBrito, 1998). Posteriormente, Chickering trabajó con Linda Reisser (1993) la revisión de su teoría, incorporando resultados de nuevas investigaciones.

Tales vectores, de acuerdo con Soares, Guisande y Almeida (2004), son los siguientes:

1. Desarrollo de competencias (intelectuales, sociales e interpersonales), cuyo sentido se manifiesta, de manera concreta, en la confianza con que los estudiantes asumen los retos que se les presentan y en alcanzar objetivos con éxito;

2. Gestión de las emociones, concerniente al desarrollo de la capacidad para reconocer y aceptar las emociones, para poder expresarlas y controlarlas adecuadamente;

3. Desarrollo de la autonomía y la interdependencia, que apunta al reconocimiento y aceptación de la importancia de la interdependencia, incluyendo el desarrollo de la independencia emocional e instrumental;

4. Desarrollo de relaciones interpersonales, relacionada con la aceptación y la tolerancia de las diferencias individuales, incluyendo el establecimiento de relaciones íntimas;

5. Establecimiento de la identidad, que se refiere a la autoaceptación en un sentido integral: apariencia, género y orientación sexual, continuidad de la identidad en diferentes situaciones e integración;

6. Desarrollo del propósito, importante para la toma de decisiones profesionales, afirmación de intereses personales y el establecimiento de compromisos a largo plazo;

7. Desarrollo de la integridad, “…entendida como la clarificación, compromiso y congruencia de los estudiantes con un conjunto de valores” (Blanco, 2005, p. 19).

Un supuesto que debe considerarse es que los estudiantes de los primeros años de universidad no comparten el mismo nivel de desarrollo de identidad que los alumnos de los últimos años debido a que el desarrollo de ésta, según proponen Chickering y Reisser, ocurre de forma secuencial a lo largo de los 7 vectores descritos antes (Cortés, 2006). Véase la figura 1:



Figura 1. Desarrollo secuencial de los 7 vectores de Chickering y Reisser


De acuerdo con lo señalado anteriormente, para que un estudiante llegue a establecer la identidad, el propósito e integridad es necesario que desarrolle los 4 primeros vectores, lo cual, involucra un proceso a través del tiempo.

El hecho de que esta teoría permita explicar en qué situación está el estudiante en cada uno de los vectores, propicia una comprensión global del desarrollo de su identidad; asimismo, que estas "carreteras principales para caminar hacia la individuación" sigan una secuencia determinada a través del tiempo resulta de mucha utilidad para entender qué aspectos en el desarrollo del estudiante deben ser resueltos antes de considerar otros vectores, lo que se complementa con la posibilidad de regresar a vectores anteriores, para reexaminar algunos aspectos que, probablemente, no hayan sido superados todavía por el estudiante.

Aunque Chickering contempla la influencia del ambiente en los estudiantes a través de factores que considera claves, a saber: los objetivos de la institución, el tamaño de la misma, la relación entre alumnos y docentes, etc., no hay que minimizar la importancia que la cuestión grupal puede tener para el desarrollo de la identidad de los estudiantes, es decir, el cómo los estudiantes viven la dinámica del grupo del cual son parte, cómo dejan de ser un conjunto de individuos (también llamado agregado) y pasan a convertirse en un grupo (Stanford, 1981), aun cuando los elementos facilitadores de este proceso no siempre estén presentes para propiciar su desarrollo intencionalmente, y de cómo esta experiencia les permite desarrollarse, a lo largo de las interacciones cotidianas con sus compañeros, socialmente y en muchos otros sentidos más.

Las instituciones educativas, principalmente las que trabajan el nivel superior, pueden beneficiarse enormemente de la Teoría de Chickeringy Reisser al atender las características de los vectores de desarrollo que tales autores proponen, sobre todo cuando se trata de diseñar y operar programas que se ocupen del desarrollo y formación integral de los estudiantes.

En tales términos, algunas recomendaciones que podrían hacerse a nivel institucional son las siguientes:

1. Diseñar programas que busquen desarrollar las competencias y las relaciones interpersonales de los estudiantes, de acuerdo con la Teoría de los 7 vectores de Chickering y Reisser, a través de actividades académicas, culturales y deportivas.

2. Capacitar a los docentes para que conozcan aspectos relevantes acerca del desarrollo de los estudiantes y sean capaces de relacionarse con ellos adecuadamente, desarrollando habilidades básicas que les permita asesorarlos, al menos, en un primer momento antes de canalizarlos con algún miembro del personal de Asuntos Estudiantiles.

3. Diseñar un programa académico que, conjuntando personal del área docente y de Asuntos Estudiantiles, trabaje con los estudiantes su proyecto de vida a lo largo de su carrera, el cual incluiría los últimos vectores de la Teoría de Chickering y Reisser, es decir, el establecimiento de la identidad, el desarrollo del propósito y el desarrollo de la integridad.


Referencias

Blanco Ramírez, G. (2005). La experiencia del extracurrículum en estudiantes universitarios. Tesis de Licenciatura no publicada. Universidad de las Américas Puebla.

Cortés Acosta, V. (2006). Estudio de los valores de liderazgo y de responsabilidad social de alumnos que participan en grupos estudiantiles en la Universidad de Toronto. Tesis de maestría no publicada. Escuela de Graduados en Educación, Tecnológico de Monterrey.

Evans, N. J., Forney, D. S. y Guido-DiBrito, F. (1998). Student Development in college. United States: Jossey-Bass.

Soares, A. P., Guisande, M. A. Almeida, L. S. (2004). Autonomía y ajuste académico: un estudio con estudiantes portugueses de primer año. International Journal of Clinical and Health Psychology, 7 (03). Recuperado en http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/337/33770312.pdf

Stanford, G. (1981). Desarrollo de grupos efectivos en el aula: una guía práctica para profesores. México: Diana.



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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