De la basura...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


Es de un gusto enorme, de un regocijo inigualable, de un entusiasmo contagioso el enterarnos de que la autoridad municipal de Saneamiento Básico anunció, no hace muchos días, que a fin de mes comenzarán las multas para quien tire basura y el sumum de la felicidad es que los infractores pagarán multas desde doscientos hasta diez mil pesos, según sea el caso.

Cuidado, no se piense que este emotivo comentario obedece a un insano deseo de que nuestros paisanos se vean sancionados por una autoridad, no, nada de eso, de lo que se trata es de que, por fin, se escucha algo que puede acercarse al principio del fin de una siniestra, espeluznante, asquerosa y malsana costumbre (entre otros adjetivos) de nuestros coterráneos que consiste en el deporte local que no es otro que el de tirar basura en la calle.

Es verdaderamente triste y lamentable que la basura (la mezcla de los desechos orgánicos e inorgánicos) se esparza por todas las calles, avenidas, rincones, cauces pluviales, barrancas y en los llamados “ puntos negros “ de la ciudad; como también es lamentable que la gente ya esté acostumbrada a caminar por la vía pública en medio de montones de basura y ante lo inevitable, ya se acostumbraron, YA SE ACOSTUMBRARON a verlo normal, cotidiano, permanentre, razón por la cual cuando alguien les dice que no arrojen basura en la calle, se quedan sorprendidos y confusos pues no tienen ni la menor idea de qué les están pidiendo, cuando constantemente se están debatiendo en el estercolero callejero.

El problema de los desechos sólidos es muy grande y tiene varias aristas, desde las toneladas diarias que se recogen por el personal de Limpia, hasta la falta de centros de acopio suficientes para su concentración, posterior reciclaje y su reutilización, así como la falta de un sistema adecuado para su solución, toda vez que los rellenos sanitarios son un verdadero crimen que se cometye en contra del equilibrio ecológico del territorioo comprogado en otros países yu, por ello, desechado para siempre y buscando otras alternartivas. Pero el verdaderto problema, el de fondo, no de forma, es el de la FALTA DE EDUCACIÓN de nuestra gente, además de su falta de conciencia y de su carencia de solidaridad social. En efecto, si no se enseña, desde la escuela y desde el hogar a no arrojar basura en las calles y, en su caso, esperar a tirala en los lugares adecuados, entonces nunca lograremos tener una ciudad limpia y no es de ninguna manera válido el decir que eso es imposible, toda vez de que existen muchas ciudades en el país que son un dechado de limpieza , no digamos en el desto del mundo.

Muy bien, ya tenemos la amenaza de la multa pero en donde están los botes en la calles de la ciuadad para arrojar en ellas los desperdicios del consumismo execrable que nos agobia y si se ponen los botes, éstos o son robados ( qué tristeza) o son atascados de basura acumulada en las casas porque el carro de la basura no viene . Entonces ¿Qué hacer? ¿ Pedirle ayuda a El Chapulín Colorado?

La verdad es que si bien es cierto lo de las multas pudiera ser una posible solución a nuestro problema ancestral de arrojar desperdicios en la vía pública, también puede ser un instrumento para enriquecer, sí, enriquecer a quienes vayan a ser los inspectores o vigilantes de hacer cumplir las normas, ( por aquello de la exigencia de pasar corriente a los superiores) habida cuenta de la corrupción galopante y crónica que padecemos en todos los niveles gubernamentales y en todas las áreas de los gobernados, salvo las rarísimas excepciones de siempre. De ahí la sugerencia de poner en esa área a jóvenes de nivel medio ( escolar), idealistas y todavía honestos, como encargados de tal faena, sin perjuicio de una necesarísima campaña de concienciación ciudadana, en prensa escrita, radio, t.v., cine y las redes sociales, que lamentablemente todavía no se ven, tal como lo hace el gobierno de la República para avasallarnos con sus “reformas estructurales” habidas en la diarrea legislativa de Diciembre pasado. Urge hacerlo y ya. O usted, consciente lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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