De la nostalgia…

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


Todos estamos de acuerdo en que la nostalgia es la tristeza que acompaña al recuerdo de épocas o personas a las que uno se siente vinculado afectivamente y, al respecto, podemos decir que se puede tener nostalgia del pasado.

Esto no significa necesariamente sostener la tesis de que todo tiempo pasado fue mejor. Lo que se quiere decir con ello es que se añoran usos y prácticas de antaño que en la actualidad han perdido vigencia.

El comentario nace a raíz de que el primero de marzo se conmemoró el centésimo quincuagésimo cuarto aniversario de la promulgación del Plan de Ayutla, esto es, el plan político y militar encabezado por Juan Álvarez y personajes como Benito Juárez, Ignacio Comonfort, Ignacio Manuel Altamirano, entre otros, que dieron brillo a la época de la Reforma, una época que sentó los pródromos de nuestra vida republicana y que logró la separación de la Iglesia y del Estado, en aras de una sana y fructífera vida institucional, acabando así con los abusos y excesos de los religiosos en contra de nuestro pueblo y, en especial, de las étnias naturales del país.

En efecto, hemos dicho “n” número de veces que la historia de México no es mas que la historia de nuestras Constituciones y, en la especie, nos encontramos que el antecedente directo del Congreso Constituyente de 1856, que creó a la Constitución de 1857, fue el Plan político que arrancó en la población de Ayutla, del estado de Guerrero.

Es importante recordar que el Plan de Ayutla fue un pronunciamiento político proclamado por Florencio Villareal, con apoyo de los liberales ya mencionados, el 1° de marzo de 1854. Tuvo como objeto dar fin a la dictadura de Antonio López de Santa Anna.

Los planteamientos centrales del plan eran el desconocimiento de Antonio López de Santa Anna como presidente de México, y que de resultar triunfante el ejercito liberal, se convocaría a representantes de los estados para elegir a un presidente interino quien a quince días de haber asumido el cargo, haría la convocatoria a un nuevo Congreso extraordinario, el cual, elaborara una nueva Constitución con el fin de establecer un gobierno republicano y democrático que reorganizara el país. A su vez, también se planteaba el desconocimiento del centralismo.

No olvidemos tampoco que el gobierno de Santa Anna era totalmente autocrático e incluso llegó a denominarse, así mismo, como Su Alteza Serenísima, evidenciando con ello su carácter extraordinariamente personalista y nunca jamás en aras de la ciudadanía o del pueblo a gobernar, excediéndose en arbitrariedades y abusos en el ejercicio del poder.

Quienes arriesgaron su vida, sus bienes y su libertad por darle a nuestro país un andamiaje institucional garantizado por una base jurídico-política, lograron su cometido y le dieron sentido a nuestra patria después de que ésta logró su independencia, ya que hubo varios hechos que incluyeron un imperio y varios siniestros gobiernos centralistas y, por ende, conservadores a ultranza, aún cuando lamentablemente, en los últimos tiempos, han retornado al poder.

Y hablamos de nostalgia porque recuerdo que en la educación primaria y secundaria que tuvimos en su oportunidad, las clases sobre la historia de México eran dichas con vehemencia, con entrega, con patriotismo, lo cual no sucede ahora, cuenta habida de la gran influencia y penetración que tienen los usos y costumbres de otros países y, en especial, del imperio del norte.

La falta de educación cívica ha producido una falta de patriotismo, lo que implica desconocer, ignorar y, en su caso, soslayar las efemérides nacionales de las cuales debemos no sólo recordar, sino reproducir sus ejemplos que han servido como un factor aglutinante de nuestro pueblo y para enriquecer nuestro nacionalismo, siempre en aras de ser mejores como pueblo y en lo individual.

Hay nostalgia de los tiempos en que los símbolos patrios hacían que su mención o uso, en su caso, nos hinchara el espíritu de un sano patriotismo, toda vez que actualmente todo ello pasa desapercibido, se pierde la conciencia de nación y brota un híbrido informe, sin raíces auténticas y muestras que sólo sirven para el uso y la explotación de las firmas trasnacionales con la imposición ineludible de la “globalización”. ¡Me doy!

No olvidemos nuestro deber patriótico hacia nuestro pueblo. Hay que ser agradecidos. O usted, nostálgico lector, ¿Qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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