Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz
Sin embargo, la respuesta a la pregunta: ¿qué es ser mexicano?, tiene un sinnúmero de aristas y ópticas al respecto, a cual más variada.
En efecto, si describimos físicamente a un mexicano con una característica especial, por cuanto a etnia por ejemplo, incurriríamos en un error si abundáramos en rasgos meramente indígenas, habida cuenta de que la raza negra, la indígena y la blanca forman parte esencial de nuestro mestizaje; no menos difícil sería identificarlo por los giros lingüísticos o acento en su hablar, toda vez que no hablamos igual en las diferentes regiones del país; lo mismo podría decirse de sus hábitos alimenticios y un sinnúmero de características y diferencias que sería, desde ese punto de vista, identificar o describir a un mexicano, ya que un centro mexicano no es igual que un norteño o un costeño, por decir algo.
Sin embargo, al margen de algunos usos o costumbres regionales, propios de cada país, de las creencias, del idioma, de las tradiciones, existe un denominador común que une a toda una nación, y ese es su historia.
Recordemos que la historia es el estudio de los acontecimientos del pasado relativos al hombre y a las sociedades humanas; en suma y para efectos gnoseológicos, no hay más historia que la historia de las ciencias y nosotros hemos dicho, ad nauseam, que la historia de México no es otra que la historia de sus Constituciones.
Y es en ese contexto donde nos parece sano solidarizarnos con lo dicho por la Dra. en Historia Patricia Galeana, quien está al frente del área de conservación del Archivo General de la Nación, en el sentido de que acusa que muchos documentos históricos resguardados en esta institución se han deteriorado por la falta de un lugar idóneo que cumpla con las normas internacionales para tal efecto; que desde el año 2000 (en el gobierno panista de Fox) se aprobó un programa de reducción de materias y así, desde el 1º de secundaria se suprimió la materia de Historia, con pseudo argumentos de que eran demasiadas materias, que se hacía muy pesado el estudio (para Fox seguramente), que escaseaba el tiempo y tonterías por el estilo. Lo gravísimo de ello es que nuestros jóvenes, al desconocer nuestra historia, crecen ayunos de un verdadero patriotismo, de un sentimiento de pertenencia a nuestra nación, ello aunado al fenómeno de le globalización y que en el pasado reciente las cuestiones históricas se manejaron con ideologías políticas y los jóvenes a la historia auténtica de nuestro país le llamaba mentiras priístas y a las actuales les llama mentiras panistas, toda vez que el PAN, ideológicamente identificado con los sinarquistas, generadores del movimiento cristero en el Bajío y por la iglesia católica, pertenecen a la ideología conservadora, sintiéndose herederos de los grupos clericales y siempre favorecidos en la inicua y abusiva, distribución de la riqueza en México. Estamos padeciendo una etapa iconoclasta en que los héroes de antaño pretenden ser destruidos por los eternos enemigos de México y pretenden elevar a sus muy discutibles “héroes”.
El asunto es espeluznante, dígalo si no el fanatismo panista que en los años que van del 2000 al 2008 quitó el nombre de Benito Juárez a 418 sitios, incluido el del Aeropuerto de la ciudad de México (que se salvó por la protesta de la Dra. y de la UNAM) en los festejos del Bicentenario de este prócer; a un pueblo del norte le pusieron San Nicolás en lugar de Benito Juárez y en otro bajaron a este prócer de su pedestal y en su lugar pusieron a San Gabriel. Pareciera que quieren ignorar que Don Miguel Hidalgo y Costilla es el Padre de la Patria, que Don Benito Juárez García es el fundador del Estado Laico y que Emiliano Zapata es el prócer del agrarismo, pues estas fuerzas retardatarias quieren seguir usufructuando los privilegios que desde siempre han gozado.
Con este panorama, ¿cómo vamos a celebrar el Centenario de la Revolución mexicana y el Bicentenario de la Independencia? Y los medios nos informan que en el Cabildo acapulqueño se ha nombrado al frente de la Comisión para el festejo del Centenario de la Revolución Mexicana y del Bicentenario de la Independencia a un regidor panista. ¡Me doy! O usted, patriota lector, ¿qué opina?
No cabe la menor duda que lo mexicano se refiere a algo o a alguien de México. Y México es un país y una nación del norte de América, con los ámbitos de validez de sus normas jurídicas bien delimitadas o sea, personal, espacial y temporal, aunado a su soberanía y un gobierno constituido, por voluntad popular, “…en una República representativa, democrática, federal…”.
La misma norma constitucional, en su Art. 30, nos habla de la forma de adquirir nuestra nacionalidad y ya sabemos que la nacionalidad es la condición o cualidad de pertenecer a la comunidad de una nación.Sin embargo, la respuesta a la pregunta: ¿qué es ser mexicano?, tiene un sinnúmero de aristas y ópticas al respecto, a cual más variada.
En efecto, si describimos físicamente a un mexicano con una característica especial, por cuanto a etnia por ejemplo, incurriríamos en un error si abundáramos en rasgos meramente indígenas, habida cuenta de que la raza negra, la indígena y la blanca forman parte esencial de nuestro mestizaje; no menos difícil sería identificarlo por los giros lingüísticos o acento en su hablar, toda vez que no hablamos igual en las diferentes regiones del país; lo mismo podría decirse de sus hábitos alimenticios y un sinnúmero de características y diferencias que sería, desde ese punto de vista, identificar o describir a un mexicano, ya que un centro mexicano no es igual que un norteño o un costeño, por decir algo.
Sin embargo, al margen de algunos usos o costumbres regionales, propios de cada país, de las creencias, del idioma, de las tradiciones, existe un denominador común que une a toda una nación, y ese es su historia.
Recordemos que la historia es el estudio de los acontecimientos del pasado relativos al hombre y a las sociedades humanas; en suma y para efectos gnoseológicos, no hay más historia que la historia de las ciencias y nosotros hemos dicho, ad nauseam, que la historia de México no es otra que la historia de sus Constituciones.
Y es en ese contexto donde nos parece sano solidarizarnos con lo dicho por la Dra. en Historia Patricia Galeana, quien está al frente del área de conservación del Archivo General de la Nación, en el sentido de que acusa que muchos documentos históricos resguardados en esta institución se han deteriorado por la falta de un lugar idóneo que cumpla con las normas internacionales para tal efecto; que desde el año 2000 (en el gobierno panista de Fox) se aprobó un programa de reducción de materias y así, desde el 1º de secundaria se suprimió la materia de Historia, con pseudo argumentos de que eran demasiadas materias, que se hacía muy pesado el estudio (para Fox seguramente), que escaseaba el tiempo y tonterías por el estilo. Lo gravísimo de ello es que nuestros jóvenes, al desconocer nuestra historia, crecen ayunos de un verdadero patriotismo, de un sentimiento de pertenencia a nuestra nación, ello aunado al fenómeno de le globalización y que en el pasado reciente las cuestiones históricas se manejaron con ideologías políticas y los jóvenes a la historia auténtica de nuestro país le llamaba mentiras priístas y a las actuales les llama mentiras panistas, toda vez que el PAN, ideológicamente identificado con los sinarquistas, generadores del movimiento cristero en el Bajío y por la iglesia católica, pertenecen a la ideología conservadora, sintiéndose herederos de los grupos clericales y siempre favorecidos en la inicua y abusiva, distribución de la riqueza en México. Estamos padeciendo una etapa iconoclasta en que los héroes de antaño pretenden ser destruidos por los eternos enemigos de México y pretenden elevar a sus muy discutibles “héroes”.
El asunto es espeluznante, dígalo si no el fanatismo panista que en los años que van del 2000 al 2008 quitó el nombre de Benito Juárez a 418 sitios, incluido el del Aeropuerto de la ciudad de México (que se salvó por la protesta de la Dra. y de la UNAM) en los festejos del Bicentenario de este prócer; a un pueblo del norte le pusieron San Nicolás en lugar de Benito Juárez y en otro bajaron a este prócer de su pedestal y en su lugar pusieron a San Gabriel. Pareciera que quieren ignorar que Don Miguel Hidalgo y Costilla es el Padre de la Patria, que Don Benito Juárez García es el fundador del Estado Laico y que Emiliano Zapata es el prócer del agrarismo, pues estas fuerzas retardatarias quieren seguir usufructuando los privilegios que desde siempre han gozado.
Con este panorama, ¿cómo vamos a celebrar el Centenario de la Revolución mexicana y el Bicentenario de la Independencia? Y los medios nos informan que en el Cabildo acapulqueño se ha nombrado al frente de la Comisión para el festejo del Centenario de la Revolución Mexicana y del Bicentenario de la Independencia a un regidor panista. ¡Me doy! O usted, patriota lector, ¿qué opina?
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