De la traición...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz

El ser humano está lleno de deseos, sentimientos, tendencias, voliciones, inclinaciones, odios, rencores, noblezas, heroicidades y una gama infinita de estos elementos que se convierten en conductas las cuales están en su naturaleza y depende de él el escoger la que le sea conveniente, según sea el caso o las circunstancias.

De esta guisa, también el ser humano se ha preocupado por canalizar estas características y así ha creado una infinita serie de normas de conducta para regular y equilibrar, así como alcanzar la armonía en cualquier conglomerado social que le competa, v.gr.: reglas del trato social, reglas morales, reglas religiosas y las mas y mejores para ese efecto, las normas jurídicas.

Pero volviendo al principio, una de las conductas más denigrantes y despreciables en el ser humano, peor que la deshonestidad, es la traición, entendida ésta como la violación de la lealtad y fidelidad debidas  y también como un delito cometido por un civil o militar que atente contra la seguridad de la patria.

En la especie, no será obvio el recordar que mañana, 20 de noviembre se celebra el nonagésimo noveno aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, primera revolución social del siglo XX , anterior a la soviética y a la alemana de 1917 y 1919, respectivamente. Y digo que no será obvio porque lamentablemente esta fecha se ha perdido en el tiempo y mas ahora que una absurda reforma legal del artículo 74 de la Ley Federal del Trabajo permite, en su fracción V, que será día feriado el tercer lunes de noviembre que antecede al 20 de dicho mes.

Entiendo que la intención tal vez haya sido evitar los famosos “puentes” a los que los mexicanos somos muy afectos, pero entonces si el tercer lunes del mes lo fue el  16, entonces al no ser feriado el 20, cómo se va a celebrar tan fausto acontecimiento, es decir, se le quita, una vez mas, el recordatorio menester para el movimiento de mayor trascendencia de nuestra patria en los últimos 99 años.

Se ha dicho todo lo que se ha querido de la Revolución Mexicana. Los jilgueros oficiales la alabaron, ad nauseam, a tal grado que de tanto repetir las mismas ideas, éstas se decantaron, y también, lamentablemente, otros la vilipendiaron, con sus actos deshonestos, corruptos, demagógicos, falaces, llenos de promesas incumplidas o cumplidas solo a medias.

Pero nadie podrá negar que el cambio político social que se logró fue de un aire renovador y vivificante para nuestro país, que de una sociedad rural, cerrada y llena de privilegios para contados grupos que detentaban el poder de una manera totalitaria y parasitaria, como la burguesía, los inversionistas extranjeros, la Iglesia católica, los militares y la casta “política”, se convirtió en una sociedad urbana en donde emergieron las clases medias que actualmente dan sustento al país.

Pero ese movimiento armado que después devino en la creación de instituciones que beneficiaron a los grupos mayoritarios y a los más vulnerables, los obreros y los campesinos, fue traicionado.

Vergonzosamente traicionado.

Las mismas fuerzas oscurantistas y retrógradas que se opusieron con su dinero y poder a cualquier reivindicación social, quienes querían que el porfiriato continuara indefinidamente, ( ya que se reconoce al héroe del 2 de abril, pero se reprueba su exceso en el tiempo y en el ejercicio del poder, privilegiando a unos cuantos) para conservar sus privilegios, resulta que en la actualidad ya volvieron por sus fueros a partir del año dos mil y las cosas se han empeorado a tal grado que no dudamos que cada vez  están peor para las grandes masas de desempleados, aunado a una descomposición social galopante, una grave drogadicción en los jóvenes, una pérdida indiscutible de valores, un aumento alarmante de la delincuencia, organizada o no, una actitud de desapego total a principios básicos de convivencia y una falta total y absoluta de respeto a los símbolos de nuestra nacionalidad.

La Revolución fue traicionada por aquellos que tenían la obligación formal de hacerla fructificar en beneficio de las grandes masas de nuestro pueblo. Tan ello es así que actualmente se está padeciendo una situación igual o peor que cuando se inició nuestro movimiento armado, porque antaño la gente llegó al hartazgo de la explotación y de la falta de oportunidades para salir adelante y hogaño, con los gobiernos retardatarios que se padecen, se están emulando aquellas condiciones que, desde luego y a toda costa se tienen que superar. Es lo justo. O usted, revolucionario lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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