A río revuelto..... 17

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Por Sergio A. Amaya S.

El Guayabal estaba de fiesta, como cada año el pueblo se preparaba para conmemorar la fiesta de la Inmaculada Concepción, Patrona del pueblo, especialmente importantes eran las fiestas que se celebraban en el Barrio de La Concha, ya que en ese lugar se encuentra la Parroquia en que se venera a la Virgen.

La Iglesia de "La Concha", como popularmente es conocida, es una hermosa construcción que se inició a fines del siglo XVII, en el mismo lugar en que se había localizado la antigua Capilla, construida por los primeros españoles que habitaron la Comarca, la cual fue destruida por un incendio que se desató precisamente en una de las celebraciones.

Dado que la antigua construcción era casi en su totalidad de madera, fue presa fácil del fuego. El templo nuevo, totalmente construido de piedra labrada, es una bella muestra de cantería mexicana; en la parte baja de la puerta principal estaba representada la Virgen en el Pasaje de la Anunciación. A los lados de las puertas, dos monumentales esculturas representan a san Pedro y a san Pablo. La construcción está enmarcada por un amplio atrio cercado por un barandal de hierro forjado. Sus jardines, están sombreados por viejos árboles: Ahuehuetes, eucaliptos, cipreses, etc. y los prados adornados por enormes rosales multicolores, claveles y malvones. Unas artísticas bancas, también de hierro forjado, invitan al descanso y la meditación.

La nave principal es amplia y remata en al altar mayor, teniendo como respaldo un retablo de la Virgen bellamente laminado en oro, es una hermosa muestra del arte Churrigueresco de las últimas décadas del XVIII, El púlpito, localizado en la esquina del transepto; es de maderas finas talladas con gran maestría, en cuyo frente se ha representado el Sermón de la Montaña.

El crucero remata en dos altares de construcción mas reciente, uno dedicado a San Judas Tadeo y el otro al Cristo Negro, imagen muy venerada en esa región y a la cual se le atribuyen cientos de milagros, recordados por infinidad de exvotos de oro y plata y retablos pintados por los fieles que han recibido los beneficios, con pequeñas leyendas que narran el suceso milagroso.

Desde muy temprana hora, la calle de la Iglesia se encuentra llena de puestos y juegos infantiles, desde los clásicos caballitos, hasta las sillas voladoras. Había puestos de tamales y atole, buñuelos con miel, elotes hervidos, en fin, hasta el clásico mole poblano y el pozole de Jalisco.

Para diversión de los mayores, habían instalado tiendas con tiro al blanco, lotería mexicana y a ultimas fechas, para beneficio de las autoridades y coraje para las eclesiásticas, habían dado Licencias para instalar tiendas en las que se jugaban cartas con fuertes apuestas y se vendía cerveza y vino en grandes cantidades. En algunas tiendas, mas alejadas de la Iglesia, se instalaban verdaderos lupanares disfrazados de cervecerías y salones de baile.

Era tradicional que muy temprano todo el pueblo fuese a llevar "mañanitas" a la Virgen, acompañados por mariachis, tríos, conjuntos norteños, etc. y a partir de esa hora daba inicio la fiesta, para regocijo de los comerciantes y pueblo en general, que pocas veces tenían oportunidad de dedicar todo un día a fiestas y comilonas.

Desde las seis de la mañana se empezaba a oficiar la Santa Misa, con diferente Sacerdote cada hora y a las once de la mañana daba comienzo la Procesión, encabezada solemnemente por el Obispo de la Diócesis y las congregaciones laicas existentes en El Guayabal, quienes llevaban en andas la imagen de la Virgen, recorriendo entre cánticos y rezos, las principales calles del pueblo.

A la una de la tarde se celebraba la Misa a la Que asistía la "gente decente", la que era celebrada por el Señor Obispo, en tanto la plebe se dedicaba a comer golosinas y disfrutar con los niños de los juegos mecánicos.

Ramón, Rosita y José Guadalupe, compañero y amigo de Ramón, se encontraban disfrutando de la fiesta, cuando fueron interceptados por Tomás, quien traía de la mano a su pequeño hijo.

_Qué tal muchachos, _les saludó_ ¿se divierten?

_Claro que sí Tomás, _repuso Ramón_ si no aprovechamos estas fiestas, ¿cuando la hacemos?

_¿Y tú qué tal?, _preguntó Lupe_ ¿hoy te tocó sacar al niño?.

_Pues ya ves Lupe, _respondió Tomás_ pocas oportunidades tengo de sacar a divertirse a la familia y no debemos dejar pasar esta oportunidad.

_Muchachos, _interrumpió Ramón_ nos van a perdonar, pero voy acompañar a Rosita a Misa.

_Qué Misa ni que ocho cuartos, _contestó riendo Tomás_ lo que pasa es que los tórtolos quieren estar solos.

_Está bueno Ramón, _dijo Lupe_ nos veremos más tarde.

En tanto sus amigos se retiraban entre risas y bromas, Ramón y Rosita se encaminaron al atrio de la Iglesia, desde luego no con la intención de ir a Misa, sino buscar un lugar tranquilo donde platicar. Llegaron a la parte más alejada del atrio y se sentaron en una banca, a la fresca sombra de un frondoso ahuehuete.

Tomados de la mano, los enamorados permanecieron silenciosos, como no queriendo romper el encanto del momento con pláticas que sabían, romperían el romanticismo del lugar. Al final habló Rosita:

_Ramoncito, he estado muy preocupada desde que te detuvieron los hombres de Cándido. Tiemblo de pensar que te vayan a lastimar seriamente.

_No te preocupes Rosita, _contestó el muchacho_ ahora que fueron hechas nuestras peticiones a los patrones y además denunciamos lo que nos pasó, creemos que vamos a estar más tranquilos.

_Pero Ramón, _continuó Rosita_ con esos hombres no se puede saber, dicen algunas personas que Cándido es muy traicionero, en cualquier momento puede tomar represalias contra cualquiera de ustedes.

_En eso sí tienes razón, _aceptó Ramón_ no nos podemos descuidar, pero tampoco podernos dar marcha atrás a lo que hemos emprendido, imagínate tú que todos actuáramos de acuerdo al miedo, nunca podríamos lograr nada. Es en lo que se basan esos fulanos para hacer lo que les dá la gana, que el trabajador, por el miedo de perder su trabajo, o recibir agresiones físicas, nunca protesta ni reclama sus derechos.

_Pero mi amor, _dijo la joven abrazando con ternura a su prometido_ no es el único lugar en que podrías trabajar

_No es solo por el trabajo, _repuso Ramón separándose y mirándola de frente_ yo sé que puedo tener trabajo en otra parte, pero será lo mismo, tal vez me juzgues tonto, pero no quisiera que mis hijos vivieran como nosotros, siempre sometidos al más fuerte, lo que estoy haciendo no es para resolver solamente nuestro problema, sino para tratar de cambiar, aunque sea un poco, este sistema que nos está ahogando.

_Pero es que ustedes no van a cambiar al Gobierno, _dijo angustiada la joven, asiendo fuertemente las manos de Ramón_

_Tampoco eso pretendemos, _contestó_ pero para hacernos oir es necesario que acabemos con ese vicio de sindicatos casados con el Sistema, debemos formar una agrupación que realmente represente a la mayoría de nosotros, para que en esa forma exprese abiertamente el sentir popular.

_Yo no creo, _continuó Ramón_ que todos los gobernantes sean malos, pero sí me doy cuenta de que estén mal informados, pues las voces que escuchan están cargadas de intereses personales. Esto no puede durar indefinidamente.

_Bueno, _dijo Rosita_ pero ustedes no saben nada de política, esas cosas que hablan esos señores, ¿cómo se darán cuenta que no vuelvan al camino que quieren dejar?

_Puede suceder, _concedió Ramón_ pero ahora nos daremos cuenta fácilmente, además, no vamos a dejar el control del grupo en manos ajenas a nosotros. Nos tendremos que preparar, pero lo más importante, que estemos todos unidos, que todos los compañeros vean que trabajamos para el beneficio de todos.

_Pues quiera Dios que tengan razón, _dijo resignada la joven_ solamente te pido que te cuides, ya una vez te golpearon y no quisiera volver a sentir esa angustia. Piensa también en tu madre, eres su único sostén.

La plática fue interrumpida por los cánticos que venían del pórtico de la Iglesia, pues en esos momentos daba principio la procesión.

Rosita y Ramón se levantaron y fueron a situarse cerca de la puerta del atrio, a fin de poder ver la salida de las imágenes que llevaban en andas. Abriendo la procesión iba el señor Obispo llevando un Crucifijo en alto, a los lados, un par de monaguillos balanceaban unos incensarios, esparciendo en el ambiente el dulce olor del incienso. Después de éstos, una gran imagen de la Inmaculada Concepción era llevada en andas por treinta legos, quince a cada lado, caminando pecho con espalda con rítmico y sincronizado paso. Detrás de la sagrada imagen, los Párrocos dirigían las plegarias y los cantos, seguidos por las órdenes religiosas que existían en El Guayabal, llevando todos unos cirios encendidos. Detrás de las órdenes, el grueso de los fieles caminaba devotamente, acompañados todos por el alegre tañer de las campanas.

Los novios salieron después de la procesión, dispuestos a divertirse con las diferentes atracciones que la feria les brindaba.

En un puesto, donde se vendía pozole, se encontraba Teófilo, en compañía de Juana, su esposa. Sentados en unas bancas bajas, tenían ante ellos unas humeantes cazuelas de aromático pozole, servido a la forma clásica del Bajío, en caldo blanco y acompañado de grandes trozos de cabeza de cerdo. Al darse cuenta Teófilo de la presencia de Ramón y su novia, se apresuró a saludarlos:

_Buenos días Ramón, ¿no gustan acompañarnos a almorzar?

_Buen provecho Teo, _contestó Ramón_ nosotros ya almorzamos, vamos a la lotería, mejor allá los esperamos.

Los enamorados continuaron su camino tomados de la mano, en medio de la gente que seguía llegando para ocupar los diferentes "puestos" de comida y diversiones.

_¡Péguele al negro!, _voceaba un hombre ante una carpa en la cual había dispuesta una máscara negra, qua al ser golpeada por una pelota, lanzaba un chorro de agua, ante la algarabía de los asistentes_.

La pareja llegó a la tienda de la "lotería" y de inmediato se sentaron en unas bancas corridas, colocando ante ellos a cambio de diez pesos, los cartones con las figuras del juego y un puñado de frijoles para anotar. El juego dio principio:

_¡La cobija de los pobres!...... !El sol!, anunció el pregonero.

_¡La muerte ciriaca y flaca!.... La "calaca"

_¡Me he de comer esa tuna aunque me espine la mano!.... el nopal.

El pregonero seguía nombrando a cada una de las figuras que iban saliendo, adornando con alguna alegoría a los elementos que conformaban el juego, en tanto los participantes van marcando con los frijoles en el cartón que tienen enfrente de ellos.

_Abusada mi Rosita, _dijo cariñoso Ramón_ creo me te vas a ganar la lotería.

La joven no respondió, a fin de no perder palabra de lo que el pregonero iba diciendo.

_¡El despertador del pobre!...... el gallo.

_¡Yo soy "macho" donde quiera!..... el valiente.

_¡Lotería, lotería, _gritó alborozada una joven vestida para "dominguear", de tafetán rosa chillante y trenzas de estambre multicolor, ante la sonrisa bobalicona de su acompañante. Después de recibir su premio, la pareja se retiró feliz a continuar la fiesta_.

Rosita y Ramón se levantaron y salieron al encuentro de Teófilo y Juana, quienes venían hacia ellos con cara de satisfacción.

_Barriga llena, corazón contento, ¿verdad Teo?, _le dijo Ramón, ante la risa de las mujeres_.

_Claro mi "cuate", bien dice el dicho que "las penas con pan son menos"

_Entonces qué mi Teo, _preguntó Lupe que en esos momentos se acercaba acompañado de Tomás y el hijo de éste_ ¿nos vamos a echar unas "frías"?

_Claro que sí, repuso, mientras la Juana se va a misa_ a ti ni te invitamos Ramoncito, dijo sarcástico Tomás, pues vienes bien acompañado.

_Gracias muchachos, _contestó Ramón, pero vamos a aprovechar que podemos estar juntos todo el día, pero nos vemos a la hora de la comida_.

_Ya vas, _contestaron mientras se alejaban alegremente, en tanto Juana se encaminaba a la Iglesia. Tomás, por su parte, mandó a su hijo con su madre que pasaba en esos momentos cerca de ellos_.

En Cuanto llegaron a la carpa que ocupaba la cervecería, los amigos ocuparon una mesa y pidieron sus bebidas.

_¡Ese güero, _gritó Lupe_ tres "frías' de volada.

Al fondo del salón, un "grupo de muchachas muy pintadas esperaban la llegada de los clientes para que las sacaran a bailar. Un conjunto de cuatro músicos tocaban alegres y movidas melodías tropicales.

_Órale Lupe, _dijo Tomás_ tú que eres soltero aviéntate a bailar. Mira esa de rojo, ¡está bien piernudota! y te está mirando Lupe, se me hace que ya ligaste.

_Tate sosiego Tomás, _repuso Lupe tímidamente_ que nomás vamos a echarnos una cerveza.

_Mira esa de azul Lupe, _continuó Teo_ 'ta’re buenota, habías de sacarla a bailar.

_...'tas viendo la tempestad y no ti'hincas, _contestó Lupe_ apenas traigo pa' la comida, ya mero que les dejo a estas "güilas" mis centavos.,.

Al poco rato, un grupo de parroquianos bailaba alegremente con las mujeres, en medio de risas y gritos obscenos. Entre los bailarines se encontraba Cándido, acompañado de sus guardaespaldas, quienes se dieron cuenta de los amigos que ocupaban la mesa de la entrada.

_Mira n'omás, _dijo Teófilo_ a donde vienen a dar nuestras cuotas sindicales. Mejor vámonos muchachos, no nos vayan a echar la bronca estos cuates.

Los amigos salieron un tanto malhumorados, no tanto por no haber podido continuar en el lugar, como por ver la forma en que se derrochaba el dinero que tanto esfuerzo les costaba ganar.

_De verdad que ya ni la jode Cándido, _dijo Teófilo enojado_ por lo menos debería ser mas discreto y no venir a exhibirse a un lugar en que con toda seguridad íbamos a estar los trabajadores.

_Pero si a ese güey todo le vale madre, _repuso molesto Tomás_,, ¿tú crees que va a pensar en esas cosas?

_Miren muchachos, _dijo Lupe alegremente_ ahí está Fermín en el "tiro al blanco", vamos a verlo,

Efectivamente. Fermín se encontraba con un rifle al hombro, apuntando cuidadosamente a las figuras de plomo que estaban alineadas en un estante.

_Ese mi Fermín, _saludaron los amigos_ a poco eres muy fregón para el tiro al blanco.

_Qué paso mis "cuates", no me hablen al tiro que me "ciscan" No ven que pa' no fallarle me imagino que enfrente están unos "jijos" a los que les traigo hartas ganas y aquí los fusilo.

_¡Ja, ja, ja!, _rieron los amigos_ ya nos imaginamos a quienes quisieras tener enfrente, Pero no están muy lejos, están bailando en la cervecería.

_Qué, _dijo Fermín, vamos a echarnos un molito ¿no?

_Juega el gallo, _repuso entusiasta Lupe_ ya tengo “rete" harta hambre.

Los cuatro amigos se fueron con rumbo al puesto de comida, el cual a esa hora ya se encontraba muy concurrido.

_Doña Petrita, _saludó Fermín_ ahí le encargamos cuatro, luego no nos vaya a dejar sin mole.

_No se apuren muchachos, _repuso la mujer_ estos señores ya mero terminan y luego se sientan ustedes.

En tanto se desocupaban unos lugares, los amigos se entretenían viendo los juegos mecánicos y a las familias que hacían "cola" a fin de abordarlos.

_Qué bonito es esto de la "rueda de la fortuna", _decía Lupe_ cierto que es como la vida misma, a veces está uno abajo y luego estamos arriba.

_Es cierto, _contestó bromista Teófilo_ lo que pasa es que a nosotros no nos dejan subir y siempre estaremos abajo.

_Quien sabe, _intervino melancólico Tomás_ todo es cosa de trabajar y en cualquier momento podemos estar arriba.

_A que tú, _habló Lupe_ si toda la vida hemos trabajado como mulas, al igual que nuestros padres y seguimos igual de jodidos.

_Eso es cierto, _participó Fermín_ los que dicen eso es porque ya están arriba y si acaso estuvieron fregados, alguna cosa chueca deben haber hecho, pues trabajando como nosotros es muy difícil hacerla, ¿qué no?

_Órale muchachos, _les dijo Petrita_ ya están sus lugares, díganme qué les voy a servir.

Dejando sus reflexiones, los amigos ocuparon sus asientos.

_Mire Petrita, _dijo Fermín_ sírvanos un plato de arroz con una buena pieza de pollo y sus granitos de ajonjolí, ¿están todos de acuerdo?, preguntó volteando a ver a sus compañeros.

_¡Claro que sí!, _gritaron a coro_.

La fiesta continuó entre las risas de alegría de los vecinos de El Guayabal. Esa noche, como colofón para un gran día de fiestas, quemarían los "castillos" en el atrio de la Iglesia; minutos antes, el "torito" haría las delicias de chicos y grandes, cuando corriera por las calles adyacentes a la Iglesia, entre gritos, risas y cohetes multicolores.

El atrio se encontraba completamente lleno, la gente esperaba con ansia el momento en que se encendiera la mecha del "castillo"

Al principio fue solamente un pequeño rehilete girando lentamente; el fuego se fue extendiendo por la pólvora y de pronto todo se iluminó, una gran corona de luces amarillas coronó el "castillo". después de unos segundos, otro pequeño rehilete se empezó a mover en el centro de la estructura, de pronto se iluminó una gran imagen de la Inmaculada Concepción. Un murmullo de asombro recorrió el atrio. Los tenía, como hipnotizados, veían la figura que rápidamente iba tomando forma. Unas cuantas beatas se proponían hincarse, cuando unos grandes rehiletes salieron girando, disparados hacia el espacio, en medio de agudo silbido. Al llegar a gran altura se convirtieron en una gran cascada de luces multicolores.

El "castillo" se apagó, solamente quedaba el penetrante olor a pólvora quemada. La gente salió lentamente del atrio.

Las fiestas habían terminado. Ese día tan esperado, de gran jolgorio y olvido de las penas y problemas cotidianos había terminado. Ahora había que ver a la realidad e iniciar otro ciclo de espera para el día de la fiesta de la Virgencita.

Los vecinos volvieron a sus casas, solamente quedaron en las calles los comerciantes que recogían sus puestos y algunos borrachos que querían prolongar un poco mas el día de la fiesta. Algunos tal vez amanecieran en sus casas; otros lo harían en la Comandancia de Policía, los menos afortunados tal vez lo hicieran en el hospital, pero una cosa los uniría: la tremenda "cruda" producida por la bebida y la frustración de volver a la realidad.



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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