Del júbilo...

Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


O sea de la alegría muy intensa y ostensible que se ha vivido anteayer, 8 de marzo, en la celebración del Día Internacional de la Mujer y que se ha llevado al cabo no solo a nivel local, estatal y nacional, sino también en el ámbito internacional, díganlo si no, los eventos realizados en varios municipios de nuestro estado, como en Técpan de Galeana, en donde se entregaron reconocimientos a mujeres destacadas en la vida laboral, política y social del municipio; o en Chilpancingo, donde en el seno del Congreso estatal se realizó el Primer Parlamento de Mujeres en Guerrero, organizado por la Comisión de Equidad y Género del propio Congreso del Estado, en donde se hicieron propuestas como “destinar mayores recursos, mejor salud, educación y una mayor participación en cargos de representación popular y públicos, para las mujeres guerrerenses” y a nivel nacional el titular del Ejecutivo Federal dijo en el evento conmemorativo correspondiente que: “Por desgracia, aquí como en otros muchos países, las mujeres son ignoradas, discriminadas, golpeadas y asesinadas” para luego afirmar que: “ Las mujeres siguen siendo objeto de agresiones físicas, verbales, sicológicas y sexuales; siguen existiendo prácticas de acoso y de ofensa que se toman, incluso, como costumbres por parte de una sociedad que no aprecia ni respeta a su cabalidad la dignidad de las mujeres”.

Y como cerecita del pastel, dentro de este marco de celebración, en los E.U.A. en la Secretaría de Estado tanto por su titular como por la esposa del presidente de ese país, premian a la sub-procuradora de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) de la P.G.R. de México, por su valentía como mujer al estar al frente de dicho cargo porque “ ha comenzado un programa federal de protección de testigos con el propósito de que los cárteles del narcotráfico puedan ser procesados judicialmente en México”, dijeron.

Y así podríamos seguir reseñando varios eventos al respecto y dar cuenta tanto de las múltiples peticiones, por cierto muy legítimas, de las mujeres participantes en esta gran variedad de celebraciones, como de los discursos oficiales pronunciados con este verdaderamente legítimo y necesario motivo.

Todo este despliegue de participaciones, sin embargo, en donde ha habido peticiones, solicitudes, exigencias, así como discursos que nos hablan de la necesidad impostergable de tener un cambio de 180 grados en nuestro trato hacia las mujeres, debe ser considerado como un gran adelanto en el camino hacia la reivindicación femenina, sobre todo en una sociedad sexista como la que padecemos.

Pero no todo debe parar con ello, es decir, que no después de los inefables discursos, las vehementes arengas y exigencias, los reconocimientos públicos a quienes se lo merezcan, se detenga el proceso de cambio que debe ser, en nuestra opinión, de un verdadero cambio de actitud, de reconocimiento de la necesidad igualitaria entre ambos géneros, de respeto irrestricto a su condición humana, de apoyo y de estímulo a quienes se esfuercen como cualquier miembro de la humanidad, de consuelo y protección cuando sea menester y sobre todo el de prodigarles todo el amor que se merezcan cuando así lo exijan las circunstancias.

Y esa transformación debe darse en todos los ámbitos de nuestra existencia, en nuestro trípode vital del ser humano: pensar, sentir y querer, de tal suerte que las generaciones futuras, empezando por las actuales, tengamos conciencia plena de respeto absoluto a nuestros pares en el mundo del género humano, toda vez que ambos nos complementamos, cada quien con sus virtudes y sus deficiencias, pero siempre debemos actuar en aras de la equidad, así como axiológica y deontológicamente para con ellas, habida cuenta de que son seres merecedoras de nuestro respeto, de nuestra consideración, de nuestro apoyo y sobre todo, deben ser recipiendarias de todo nuestro amor.

Que no sean estas celebraciones solo fuegos fatuos y motivo de discursos y pretextos para la foto. Debe haber un seguimiento puntual en los programas educativos, un cambio trascendental en nuestra óptica hacia ellas, consecuencia de una política de estado para esos fines, de lo contrario estaremos ante un sueño guajiro, una verdadera quimera. Dígalo si no la triste realidad actual en donde los medios nos hablan de que tres mujeres denunciaron ayer ante el M.P. que fueron golpeadas por sus respectivas parejas. No se vale. O usted, solidario lector, ¿qué opina?