De lo inconcluso...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


De trascendental importancia resulta para los seres humanos el recurrir a la historia de sus respectivos países para tener los parámetros menester que les van a permitir dar cauce a las necesidades, proyectos y reivindicaciones sociales, (las mas de las veces olvidadas), que se han propuesto como fundamentales para lograr, siempre, una mejor calidad de vida para sus pueblos.

Es así que para ello se han realizado infinidad de eventos de todo tipo, ya sea de carácter político, militar, religioso, económico y social, entre otros, de tal suerte que el saber de ellos o el recordarlos, ofrece una saludable oportunidad de mejorar o enriquecer el rumbo tomado en cada país para la realización de sus propósitos que como nación se han impuesto.

De ahí que las efemérides de los pueblos sean muy ricas en acontecimientos de esta índole y el nuestro no escapa a ello. Todos los meses nos reportan una cantidad de bastante consideración para ser tomadas en cuenta y ahora es oportuno recordar que este mes de Diciembre no deja de ser notable por los eventos que en él sucedieron, en diferentes épocas de nuestra vida como nación y dentro del contexto de nuestra pertenencia a la comunidad internacional.

Ahora, con motivo del cambio de titularidad en el poder ejecutivo federal, en el Congreso y en suma, en los tres diferentes niveles de gobierno, como una extensión a las promesas de campaña estamos escuchando los planes y proyectos, vamos, los programas que se tienen elaborados para conducir la cosa pública, en donde se anuncia el cambio de estrategias y un sinnúmero de modificaciones a los actos y políticas del gobierno federal, sobre todo a las realizadas por los gobiernos de la llamada “Docena Trágica” que acabamos de padecer los cuales tuvieron sí, algunos aciertos, sobre todo en la macroeconomía, pero en general su paso en el gobierno acusa un atraso inconmensurable en todos los demás renglones de la cosa pública, abundando la corrupción, la ineficacia, la ineficiencia, el cinismo y la demagogia.

Es por eso que ahora, una vez mas, las filas inconmensurables de miserables, de nuestra gente empobrecida al extremo, empiezan a aparecer ante las oficinas públicas, exigiendo las reivindicaciones sociales a las que tienen derecho y que históricamente no han sido satisfechas, salvo en algunos rubros y no de manera total y efectiva.

Esto nos induce a recordar que un día como ayer, 5 de Diciembre, pero de 1810, Don Miguel Hidalgo y Costilla expidió en Guadalajara, ocupada por las fuerzas insurgentes, un decreto en virtud del cual ordenaba la devolución de sus tierras a los indígenas, ya que fueron despojados de ellas desde la conquista y al día siguiente (como el de hoy) 6, expidió otro decreto por el cual se abolía la esclavitud por primera vez en América. Desde luego que estamos hablando de sucesos trascendentales para la vida del país pero que, lamentablemente, se dieron en forma muy fragmentada y los resultados los estamos viviendo en estos tiempos con un campo en absoluta miseria, sin producir, ( salvo los agricultores, que no los ejidatarios), con el abandono de los campesinos que tienen que emigrar solo para subsistir, en fin, con todo lo que ya conocemos pero que no se ha resuelto del todo, es decir, que a pesar de que el también ínclito Morelos fue mas allá y hablaba de una guerra entre los propietarios de tierras que apoyaban al gobierno (que los protegía), y el proletariado que carecía de lo mas indispensable y que a pesar de algunos avances dados en los gobiernos revolucionarios, la realidad actual de miseria en que viven la mayoría de los mexicanos es una evidencia plena de que se cambiaron las estructuras gubernamentales, se luchó y logró la instauración de una república, federal, democrática, pero la situación social sigue, si no igual, sí muy parecida o tal vez peor, tanto por el aumento de la población, como por la nula eficacia y eficiencia de los llamados programas sociales, que lejos de producir oportunidades para el propio desenvolvimiento de la población mas necesitada., solo son manifestaciones paternalistas, caritativas y en su caso, electoreras, es decir, hubo cambios pero para que todo quede igual, todo un “gatopardismo” dirían los clásicos.

La Nación está en deuda con estas esferas de nuestra población. Dieron su vida en todas las gestas gloriosas de la Patria en aras de una mejor y mayor calidad de vida en la libertad y en la democracia, y no es justo que aún no les llegue el resultado y que como país tengamos todavía esa asignatura pendiente. En nuestras manos está. O usted, comprometido lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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