De la legalidad...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


En todos los tiempos es, ha sido yserá común hablar de la legalidad. En todos los temas de conversación, directa o indirectamente se alude a lo legal, ya sea en tratándose de acción u omisión de alguna conducta que atañe directamente a los intereses de tercero frente a su contraparte, en toda relación humana siempre existe algo que tiene que ver, de alguna manera, con la ley. Esto se da entre familiares, entre amigos, en pareja, en las relaciones comerciales, en el deporte, en las situaciones laborales, entre gobernantes y gobernados y un sinfín de situaciones merced a las cuales nuestra conducta está sujeta a la norma jurídica, a la ley.

El ser humano ha creado para regular esa conducta una serie de normas que tratan de dar equilibrio a las relaciones humanas y así, ha creado normas religiosas, normas del trato social y de urbanidad, normas morales y un sinfín de ellas, pero fácticamente todas ellas son de carácter subjetivo, habida cuenta de que el que las quiere cumplir, lo hace y no existe un poder que las haga obligatorias, por lo cual resultan, a todas luces, totalmente sujetas al arbitrio del supuesto obligado, sin embargo, en cuanto surge la norma jurídica, la ley, esta sí es obligatoria para todas las personas, de ahí la definición objetiva del derecho entendido como “ el orden coactivo de la conducta ” ya que por orden entendemos un conjunto de normas, por coactivo, la imposición obligatoria de la norma por parte de los órganos del estado y por conducta, la exteriorización de nuestra voluntad al actuar de facto.

Todo ello lo hemos repetido ad nauseam, con el único propósito de que se entienda, se comprenda, se explique y se justifique, como una necesidad vital del ser humano para lograr un clima de paz y de estabilidad que le permita realizar sus fines.

En la especie tenemos entonces que la legalidad se entiende como el régimen jurídico-político que viene configurado por el conjunto de leyes fundamentales en cada estado y es propósito de la población el que sus actividades sean y estén regidas por la ley.

De ahí que se procure, las mas de las veces, que los miembros de las órganos legislativos, llámense dietas, parlamento, congreso, cámaras, etc., legislen de tal manera, que el producto legislativo que se obtenga, sea benéfico para la población entera.

Es entonces que se vienen los debates, las polémicas, los argumentos a favor o en contra de una iniciativa de ley, según sea que se trate de privilegiar a un grupo en el poder o de beneficiar a la gran mayoría de la población.

Sin embargo, es de lamentarse que en términos generales no siempre se da de esa manera, toda vez que ya es vox populi que se legisla a modo, de tal manera que siempre se beneficia a los grupos más poderosos política y económicamente considerados y en detrimento de las grandes masas populares.

Esto tiene como consecuencia que tenemos de repente y por períodos, una gran proliferación legislativa, obviamente con el propósito de que se cumpla, sin embargo, la triste realidad, en nuestro país es que la gran mayoría no cumple con ellas, ni gobernantes, ni gobernados, salvo las excepciones del caso, y el incumplimiento de la ley, viene aparejado con la impunidad de quien la violenta lo cual crea el mal hábito en los justiciables de que si a un servidor público, quien hizo un mal uso de los recursos públicos en su beneficio personal, no se le aplica la norma, entonces queda hecha la invitación de facto, para que nadie la trate de cumplir con la esperanza y, a veces la exigencia de entrar en la impunidad total, al precio que sea. O lo que es lo mismo, de qué sirve pugnar por mejorar y enriquecer nuestras leyes (supuestamente para superar nuestros niveles de vida),si al final nadie las va a cumplir y si se intenta hacerlas cumplir, se inicia en un vía crucis de pronóstico reservado: de burocratismo, de amenazas, de riesgos, de ineptitudes, de gastos fuertes, de manejos turbios y, por ende de injusticia y de decepción.

Por eso suena vacuo escuchar a todos los candidatos a puestos de elección popular, prometer, y prometer, cosas que ni pueden ( por no estar en su esfera de competencia), ni saben, ni quieren ni tienen con qué realizarlas, es decir, demagogia pura con tal de obtener el voto que los lleve al cargo de elección mayoritaria , a sabiendas que en el devenir del mismo, no van a poder, si quisieran(por aquello de no perjudicar a los poderosos y cómplices) y se van a desentender de tantas promesas de campaña.

Pero los tiempos están cambiando. Ya se está exigiendo transparencia y rendición de cuentas en el puesto público, y la ciudadanía es mas exigente, de ahí que la ley les permite votar y tiene que hacerlo, responsablemente, por quien crea que va a ser congruente con sus ofertas de campaña y, sobre todo, que garantice la legalidad. Sin legalismos. O usted, legal lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



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