Del maestro...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


Al igual que la abogacía, la medicina o el sacerdocio, ( que históricamente se han reputado como actividades de apostolado, de entrega total a las cusas de su competencia), está la del magisterio.

Su sencilla definición es de una magnitud de amplio espectro, o sea, que el maestro es aquella persona que tiene la función de enseñar.

Para nadie es un secreto el saber de casos de absoluto y pleno sacrificio de mentores que han ofrendado su vida entera a la enseñanza, a esa nobilísima labor de ir formando, en varios aspectos, al educando que está en sus manos, enseñarlo a leer, a escribir, a entender, a comprender los temas de sus asignaturas y, lo mas importante, enseñarlo a pensar, todo ello dentro del marco de una sociedad occidental enmarcada por el derecho ejercido en un sentido democrático, enseñándole y practicando la responsabilidad y la solidaridad social, el respeto a las normas y a las instituciones que de ellas emanan, así como el sentido de pertenencia a una nación, a una patria que nos es común a todos quienes nacimos en estos lares.

Así, la labor del docente, del profesor, del maestro, cuando es ejercida con un sentido pleno de responsabilidad, se convierte en una herramienta necesaria, útil y valiosa para preparar, entrenar, conducir y encaminar a sus discípulos para que en su vida cotidiana puedan enfrentar exitosamente los retos que la existencia les depare y puedan lograr el éxito en la actividad a la que se dediquen, permitiéndoles realizar, a plenitud, las capacidades de que los alumnos están dotados y realizar su fin final , teleológicamente considerado, como seres humanos.

De esta suerte, es innegable y no se podría soslayar la relevancia trascendental que un maestro tiene en el ámbito social, cuando éste ejerce su labor de una manera plena y responsable.

Es el caso, sin embargo, que a través de los años y toda vez que el magisterio ha crecido desmesuradamente, precisamente por la necesidad que como pueblo tenemos de ello, se ha visto en la necesidad de agruparse en sindicatos para salvaguardar sus derechos laborales y así han devenido en uno de los sindicatos mas numerosos e importantes de América.

Esto, desde luego propició la lucha por el poder llegando a la creación de una parte considerable de disidentes, fracturando la hegemonía sindical con la incondicionalidad al elemento gubernamental, como grosso modo se quejan los disidentes, así como por la corrupción que señalan, de sus líderes sindicales, a quienes acusan de corrupción en el manejo de los recursos del sindicato magisterial.

Aunado a ello al venir la llamada reforma educativa, los disidentes consideran que se trata de una reforma laboral que afecta directamente sus intereses gremiales y se oponen a ello, de tal suerte que han estado realizando una serie de actividades tendentes a la derogaciónu abrogación, en su caso, de aquellas reformas que sienten les perjudican en su situación laboral, en sus derechos adquiridos. Por su parte, el gobierno ha observado una serie incalculable de fallas y errores, abusos y excesos en el manejo docente por parte de la organización sindical que ha motivado precisamente la puesta en vigor de esta llamada reforma educativa.

Protestas van y protestas vienen por parte de los disidentes y al parecer, a pesar del diálogo ofrecido, no han llegado a acuerdos satisfactorios y los paros siguen al extremo de que ya se declararon en paro indefinido, afectando directamente con ello a cientos de miles de alumnosen el país y motivando el rechazo de la ciudadanía al respecto, habida cuenta de que sus manifestaciones de protesta han significado deterioro a su movimiento, e inconformidad por parte del pueblo en general y especialmente de aquellos quienes se han visto directamente afectados por estas manifestaciones. Los disidentes desde luego que deben de tener sus motivos y sus razones, así como sus argumentos lo suficientemente sólidos como para llevar al cabo sus protestas, sin embargo también las autoridades educativas deben tener lo propio y este escueto espacio no nos permite analizar estas cuestiones, pero lo que sí queda claro es que en días recienteslos disidentes, nos dicen los medios, han “vandalizado” oficinas educativas, destruyen equipos, queman documentación y pintarrajean paredes. ¿Es esta la forma de exigir un derecho? ¿Es este el nivel educativo que tienen estos docentes? ¿ Son ellos los calificados para enseñar a nuestros educandos? ¿Y los terceros afectados no cuentan? Cuan largo es el trecho para solucionar este trascendental problema. Ojala y se logre resolver de manera satisfactoria para las partes. Por lo pronto mis calurosas felicitaciones a los maestros, a los verdaderos, cuyo día fue el retropróximo 15. O usted, calificado lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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