Por Rodrigo Juárez Ortiz
Tenemos sabido que la transculturación es un proceso de transición por el que una cultura va adoptando rasgos culturales de otra, según el Larousse Conciso Ilustrado.
Al respecto son múltiples los casos en la historia universal en virtud de los cuales algunos pueblos influyen culturalmente en otros, merced a la conquista bélica (las mas de las veces),a la cercanía geográfica, a las migraciones y ahora, a la extraordinaria influencia que tienen los medios de comunicación masiva, entre otros.
Es el caso que nuestra cercanía geográfica con el país mas belicoso y, por ende, mas poderoso del mundo nos pone en la tesitura de recibir, cotidianamente, la terrible influencia de un alto porcentaje de sus usos y costumbres, incluyendo su lenguaje.
Así, el avasallamiento es total, implacable, totalizador, en lo económico, en lo político, en lo artístico, en lo gastronómico, en el vestuario, en lo deportivo, en fin, en todo aquello producto de la cultura, obviamente de su cultura.
Entendemos que dada la muy discutible bondad de la llamada globalización, de alguna manera las fronteras se han ido eliminando entre los países, de tal suerte que conceptos como soberanía o patriotismo, en su caso, han ido a la baja.
Sería una grandiosa idea la realización fáctica de una humanidad regida por la solidaridad, la comprensión, el perdón, el amor, en fin, además, por todos aquellos valores de nuestra escala axiológica, solo que lamentablemente, la naturaleza humana no lo ha permitido del todo y a pesar de ser territorial, el bípedo implume pugna por una universalidad muy lejana para sus alcances.
En la especie y a propósito de nuestros vecinos del norte, aunado a la cercanía geográfica de nosotros con su territorio ( no olvidemos que mas de la mitad del nuestro nos fue arrebatado), varios, muchos de nuestros paisanos han tenido y tienen una proclividad muy sui generis hacia ellos, de tal suerte que gente de origen mexicano se muere por ser, por vivir como ellos y hacen lo indecible por lograrlo, a pesar de las brutales muestras de discriminación y desprecio ejercida en su contra por los gringos, azuzados ahora por el Trompas.
Así se dio el fenómeno de los pochos, la gente de origen mexicano pero nacida allá y para demostrar su intención de integrarse se olvidaron del español, y cuando venían a nuestro país, no lo hablaban, a pesar de conocerlo.
Pero ahora es verdaderamente repugnante constatar la gran penetración que lo gringo tiene no solo en nuestro país, sino en el mundo entero, pero a nosotros nos toca un mayor impacto por la cercanía comentada.
Así lo vemos en la vestimenta: en los jóvenes y como si fuera uniforme los jeans (pantalones vaqueros), playera y los inefables tenis ( zapatos de tela y suela de hule o sintética); la “ música” que “bailan” eselectrónica y los ritmos son de allende el Bravo, no local, v.gr.:recién, en Salamanca, Gto. Se celebró un llamado Encuentro de Danzas Urbanas que señalan que los jóvenes “ expresan filosofía de vida a través del baile”, lo cual de alguna manera es cierto, pero las danzas son “hip hop”, llamada en términos generales “ street dance” o danza urbana, nacidas precisamente en las calles, pero en las calles gringas; que derivaron del brake dance de los 70,en Nueva York; pero ahora en las escuelas de nivel medio y superior, nuestras adolescentes en los cuadros musicales para eventos escolares, ignoran totalmente nuestra riqueza musical y se mueren por poner tablas gimnásticas, monótonas, copiando a las cheerleaders (porristas) de las highschool (secundaria y prepa) gringas: no se diga de las carteleras de cine repletas de películas exaltando la violencia, el crimen, la drogadicción, el sexo y con un lenguaje de carretonero, féminas y varones, con el mas puro, slang (caló); y si de comida se trata, ya tienen carta de naturalización en nuestro país las grasientas hamburguesas con papas fritas y refrescos con los émulos de las “aguas negras del capitalismo”, ( refrescos de cola), los hot dogs (salchichas con pan) y las inevitables pizzas, ( al gusto gringo, no italiano), despreciando nuestra muy variada y riquísima comida mexicana, considerada como un patrimonio intangible de la humanidad por la UNESCO, que nada tiene que ver con el bodrio que quieren hacer parecer como comida mexicana, la “tex-mex” en los EUA, y que llaman “ chili con carne” y todo lo que ustedes ya saben, sin perjuicio de que por la cantidad inmensa de paisanos que habitan allá, la influencia nuestra se ha dejado sentir, pero no con la profundidad de aquélla, por virtud de nuestros medios de comunicación. Aprendamos del disfrute de lo nuestro, por su valía intrínseca, solo aceptando lo valioso de lo de fuera, en su caso. O usted, mexicano lector, ¿qué opina?
Tenemos sabido que la transculturación es un proceso de transición por el que una cultura va adoptando rasgos culturales de otra, según el Larousse Conciso Ilustrado.
Al respecto son múltiples los casos en la historia universal en virtud de los cuales algunos pueblos influyen culturalmente en otros, merced a la conquista bélica (las mas de las veces),a la cercanía geográfica, a las migraciones y ahora, a la extraordinaria influencia que tienen los medios de comunicación masiva, entre otros.
Es el caso que nuestra cercanía geográfica con el país mas belicoso y, por ende, mas poderoso del mundo nos pone en la tesitura de recibir, cotidianamente, la terrible influencia de un alto porcentaje de sus usos y costumbres, incluyendo su lenguaje.
Así, el avasallamiento es total, implacable, totalizador, en lo económico, en lo político, en lo artístico, en lo gastronómico, en el vestuario, en lo deportivo, en fin, en todo aquello producto de la cultura, obviamente de su cultura.
Entendemos que dada la muy discutible bondad de la llamada globalización, de alguna manera las fronteras se han ido eliminando entre los países, de tal suerte que conceptos como soberanía o patriotismo, en su caso, han ido a la baja.
Sería una grandiosa idea la realización fáctica de una humanidad regida por la solidaridad, la comprensión, el perdón, el amor, en fin, además, por todos aquellos valores de nuestra escala axiológica, solo que lamentablemente, la naturaleza humana no lo ha permitido del todo y a pesar de ser territorial, el bípedo implume pugna por una universalidad muy lejana para sus alcances.
En la especie y a propósito de nuestros vecinos del norte, aunado a la cercanía geográfica de nosotros con su territorio ( no olvidemos que mas de la mitad del nuestro nos fue arrebatado), varios, muchos de nuestros paisanos han tenido y tienen una proclividad muy sui generis hacia ellos, de tal suerte que gente de origen mexicano se muere por ser, por vivir como ellos y hacen lo indecible por lograrlo, a pesar de las brutales muestras de discriminación y desprecio ejercida en su contra por los gringos, azuzados ahora por el Trompas.
Así se dio el fenómeno de los pochos, la gente de origen mexicano pero nacida allá y para demostrar su intención de integrarse se olvidaron del español, y cuando venían a nuestro país, no lo hablaban, a pesar de conocerlo.
Pero ahora es verdaderamente repugnante constatar la gran penetración que lo gringo tiene no solo en nuestro país, sino en el mundo entero, pero a nosotros nos toca un mayor impacto por la cercanía comentada.
Así lo vemos en la vestimenta: en los jóvenes y como si fuera uniforme los jeans (pantalones vaqueros), playera y los inefables tenis ( zapatos de tela y suela de hule o sintética); la “ música” que “bailan” eselectrónica y los ritmos son de allende el Bravo, no local, v.gr.:recién, en Salamanca, Gto. Se celebró un llamado Encuentro de Danzas Urbanas que señalan que los jóvenes “ expresan filosofía de vida a través del baile”, lo cual de alguna manera es cierto, pero las danzas son “hip hop”, llamada en términos generales “ street dance” o danza urbana, nacidas precisamente en las calles, pero en las calles gringas; que derivaron del brake dance de los 70,en Nueva York; pero ahora en las escuelas de nivel medio y superior, nuestras adolescentes en los cuadros musicales para eventos escolares, ignoran totalmente nuestra riqueza musical y se mueren por poner tablas gimnásticas, monótonas, copiando a las cheerleaders (porristas) de las highschool (secundaria y prepa) gringas: no se diga de las carteleras de cine repletas de películas exaltando la violencia, el crimen, la drogadicción, el sexo y con un lenguaje de carretonero, féminas y varones, con el mas puro, slang (caló); y si de comida se trata, ya tienen carta de naturalización en nuestro país las grasientas hamburguesas con papas fritas y refrescos con los émulos de las “aguas negras del capitalismo”, ( refrescos de cola), los hot dogs (salchichas con pan) y las inevitables pizzas, ( al gusto gringo, no italiano), despreciando nuestra muy variada y riquísima comida mexicana, considerada como un patrimonio intangible de la humanidad por la UNESCO, que nada tiene que ver con el bodrio que quieren hacer parecer como comida mexicana, la “tex-mex” en los EUA, y que llaman “ chili con carne” y todo lo que ustedes ya saben, sin perjuicio de que por la cantidad inmensa de paisanos que habitan allá, la influencia nuestra se ha dejado sentir, pero no con la profundidad de aquélla, por virtud de nuestros medios de comunicación. Aprendamos del disfrute de lo nuestro, por su valía intrínseca, solo aceptando lo valioso de lo de fuera, en su caso. O usted, mexicano lector, ¿qué opina?
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