Instantes

1

Por Carlos A. González Herrera


I

El día de mañana voy a abrir los ojos. No espero encontrar a nadie ahí, pero no tengo miedo.

Me voy a levantar y tomaré un baño y ya en la regadera no pensaré en las trivialidades de la escuela, los amigos y de la casa. Me vestiré y al terminar me detendré sólo unos minutos frente al espejo…

Tampoco espero encontrar a nadie ahí, pero tampoco tengo miedo, porque para mañana seré sólo un fantasma.


II

No hay sonido, los colores se disuelven y el aire se vuelve cada vez más denso...

...De pronto, una idea cruza mi mente, es una imagen borrosa, tenue, apenas visible. Entonces cierro los ojos.

Camino por las calles, es de mañana. Me dirijo a tu encuentro, aún tengo en la boca el sabor del café que bebí antes de salir de casa y la gente que pasa a mi lado no parece darse cuenta de mi presencia. Observo, en uno de los tantos carros que se encuentran estacionados cerca de la acera, mi reflejo… mi rostro es pálido, mis ojos ausentes, mis labios parecen querer expresar un suspiro, pero mi cabello luce como nunca antes.

Sigo avanzando, ya solo faltan unas calles y comienzo a pensar en estar entre tus brazos y sentir como se eriza mi piel al contacto con la tuya.

El cielo me parece más limpio que antes, una pequeña brisa juega con mi cabello casi como si fueran mis dedos. Me siento más cerca de ti a cada paso que doy.

He llegado a la avenida, solo hace falta cruzar para llegar a tu lado…

Abro los ojos, la imagen ahora es más clara, mucha gente está rodeándome, no lo entiendo. Un aroma muy sutil impregna el ambiente… me es familiar.

Siento mi mano entre las tuyas, mis labios al fin expresan un último suspiro. Poco a poco dejo de sentir el calor de tus delicadas y suaves manos. Ahora reconozco ese olor, es sangre… mi sangre. Estoy empapado en ella.

Tratas de darme un beso, pero solo consigues un ligero roce de tus labios, lo suficiente para que yo pueda sentir, por dos segundos, como mi piel se eriza al contacto con la tuya.

Por más que intento no puedo escuchar tus palabras…

…por fin desaparece el poco oxígeno que quedaba en mí, dando paso a un cansancio que, amorosamente, cierra mis ojos hasta que éstos se extinguen con la última flama de tu mirada.

Comienzo a recordar…

…Nuevamente me encuentro frente a la avenida, ya solo hace falta cruzar para llegar a tu lado, no he alzado la vista para percatarme de que la luz está en verde. De pronto, siento un golpe casi tan fuerte como la idea que cruza en ese instante por mi mente.

Si pudiera regresar cinco segundos en el tiempo…

…¿Hubiera podido cambiar el segundo siguiente?...

…¿Hubiera querido hacerlo?

1 Comentario:

Guillermo E. TibaldO dijo...

Jejeje

Hola Carlos González Herrera!!

Muy buen escrito has compartido desde la revista con todos nosotros..

Para ser sincero, no había visto esta publicación hasta que publicó la segunda parte, y en donde Fernando aconsejaba leer la primera (claro, para entenderlo mejor); pero no sabía que podía estar tan bueno

Me gustó sobre todo el final, porque muchos quieren volver el tiempo atrás para cambiar las cosas..

Pero si pudieran, realmente lo harían??

Cada camino nuevo conduce a nuevos desafíos, el tema es saber entenderlos y superarlos como debe ser.

Un fuerte y caluroso abrazo

Guillermo Exequiel Tibaldo



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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