Confianza

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Por el Psic. Fernando Reyes Baños


No confío en los pobres,
porque el pobre siempre tendrá hambre
y sólo piensa en aquello que pueda saciarle.
No confío en los ricos,
porque ellos siempre querrán más de lo que tienen
y sólo piensan en lo que puedan quitarle a los demás.
No confío en la clase media,
porque los que se hallan entre la pobreza y la abundancia
siempre querrán distanciarse de los que nada tienen
y querrán, incansablemente, ir más allá del status social en el que están.

No confío en ángeles ni demonios,
porque, además de lo antipático que cualquiera de ellos me resulta,
su existencia es debida tan sólo a quienes su presencia malignamente utilizan; por eso mismo, no confío en la iglesia,
y menos aún, en la moral que tanto ostentan quienes me rodean,
porque al fin de cuentas, ni los unos ni los otros,
plantean cosas que convengan a mi naturaleza.
¿Mí naturaleza? Será cosa extraña pero… tampoco confío en ella,
pues su totalidad siempre escurridiza a mi conciencia se presenta.

No confío en las bestias,
ni siquiera en aquellas que parecen amarte con sinceridad,
porque siempre cabe la posibilidad de que su instinto
guarde a tu carne impredecibles sorpresas.

No confío en mis sueños ni en la realidad que percibo en mi estado de vigilia,
porque los sueños, sueños son,
y la realidad… de esa, mejor ni hablar.

No confío en lo humano y en nada que le sea afín,
pues son sus instituciones y sus propósitos,
sus libros y sus ideas,
sus símbolos y sus construcciones,
sus causas y sus armas de guerra,
sus alianzas efímeras y sus rivalidades interminables
y toda otra manifestación suya que ahora se me escape,
ilusiones que nos confunden con poder alcanzar la divinidad
y que atrapadas en lo elemental de las bestias quedan,
cuando no en lo demoníaco rayan,
para crear quimeras sin rostro y sin bandera.

Pero entonces... ¿Hay algo, la más mínima cosa siquiera, en la que pudiera confiar?
Y si en mí no hubiera, simplemente, esa posibilidad… ¿Entonces qué?
Si la duda me acosara, y sin dar tregua me exigiera una respuesta, quizá sería fácil que yo mismo me dijera: sí, la confianza es real y empezar por uno mismo es lo ideal para comenzarla a experimentar,
pero azorado sé que no puedo avanzar más allá de estas palabras,
porque... ¿Cómo confiar, por principio de cuentas, en una entidad que a la razón siempre se le muestra como el más grande de los misterios a develar?

¿Es la confianza entonces una paradoja destinada siempre a recordarme la seguridad de creer en su contraparte?

Sin darle más vueltas al asunto tengo que admitir que mi búsqueda tiene una respuesta segura, y que no importa cuántas veces lo piense de una forma o de otra, siempre será esa mi máxima personal:
no confío en todo lo anterior, cierto;
no confío en la confianza misma, casi cierto,
porque con sinceridad no creo en la confianza sin objeto;
pero definitivamente, confío en ti y créeme…
que con eso me basta para estar en paz con todo lo demás.

Así, podría creer que mi vida entera ha sido una ilusión también,
pero… ¿Me importaría eso?
No debería resultarte difícil imaginar cuál sería mi respuesta.
Pero quizá, justo ahora, una duda podría aparecer en tu rostro,
e impasible, me preguntarías si yo continuaría confiando en ti
aún cuando llegaras a fallarme.
Dime… ¿Tiene caso una respuesta de mi parte?
De sobra sabes ya lo que te respondería.
Todavía, incrédula, me preguntarías el por qué de mi respuesta.
Cuestión sencilla, te diría:
porque yo soy lo que soy porque tú estás conmigo

Por ti soy parte de esa sociedad en la que vives.
Por ti soy reflejo de lo más bello y lo más feo que te puedas imaginar.
Por ti soy la bestia más noble y el noble más bestia.
Por ti comparto la misma naturaleza que los sueños que tengas.
Por ti pienso, siento, hago y deshago lo que sea que venga.
Por ti soy el humano, que inmerso en un mundo de instituciones, propósitos, libros, ideas, símbolos, construcciones y causas, puede aspirar a lo angelical.
Por ello te digo, amor mío,
que si la confianza existe
es porque mi relación contigo la hace posible.


25 de octubre de 2004

2 Comentarios:

Sergio A. Amaya Santamaría dijo...

Estimado Fernando:
Releí con interés tu pensamiento en "Confianza", me parece interesante y típico de los jóvenes, pues todos pasamos por esa etapa de pensamiento. Dicen que la juventud es una enfermedad que se cura con los años, y es cierto. Lo importante es que sigas estudiando y preparándote, para que por el conocimiento vayas tomando confianza, tanto en ti, como en el mundo que te rodea, pero tienes buena base, pues sientes el amor y eso es bueno. Ahora identifica a quien corresponda a ese sentimiento y no estoy hablandop de relaciones sentimentales hombre-mujer, sino a la Amistad, con mayúscula, pues también hay otro dicho: Poco vivirá un hombre si al final de su vida no ha hecho un amigo. Vive intensamente y aquí está mi mano.
Sergio Amaya

fernando reyes baños dijo...

Hola Sergio: el poema "confianza" se trata, en realidad, de una carta de amor. Etiquetar, a partir de éste, mi forma de pensar, en lo personal, me parece algo osado. Pero esa es, precisamente, mi opinión acerca de lo que escribiste acerca de mi poema. En cuanto a lo de la "Amistad" o "amistad", que sospecho para donde va el comentario, tus palabras no parecen aterrizar de lleno en lo que realmente quieres decir. De entrada, y presuponiendo de qué se trata, te diría que: Periplos en red pretende ser universal, y que por ello, hay cabida para muchas cosas en este sitio. ¿Se vale hablar de Dios y el diablo? Si. ¿Se vale hablar del bien y el mal? ¡Si! ¿Se vale afirmar que todos estos conceptos existen porque hay una mente humana que piensa y cree en ellos? Definitivamente, siempre y cuando las cosas que se digan estén fundamentadas, se afirmen objetivamente y se traten desde una perspectiva adecuada. "Pero en el camino andamos...", ¿No? Espero que podamos aprender juntos de estas lecciones de vida y que Periplos en red, punto de convergencia de más de una mente, nos enseñe muchas cosas, por ejemplo, a ser críticos con la manera de pensar de los demás, pero sin dejar de ser al mismo tiempo, amables, tolerantes y respetuosos con los puntos de vista diferentes a los nuestros; porque finalmente... ¿Qué no es un punto de vista la vista en un punto? Saludos.



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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