De lo plausible…

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


Merece captar nuestra atención un hecho sensacional, plausible, de gran sentido de solidaridad social y, especialmente, de salud pública. Me refiero a las modificaciones a la Ley de Protección a la Salud de los No Fumadores, que acaba de aprobarse por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

Alguien preguntará, ¿y eso en qué nos beneficia a nosotros, habida cuenta de que habitamos en Guerrero?

En efecto, sabiendo y conociendo de estas modificaciones a la ley en cita, y sabiendo que en el Estado de Guerrero ya existe una norma vigente denominada Ley de Protección a los No Fumadores, no existiría impedimento alguno para el efecto de que se adecuara nuestra ley a estas propuestas que en el D.F. van a entrar en vigor 60 días después de publicadas en la Gaceta Oficial correspondiente.

Nadie duda un ápice sobre el nexo causal que existe entre el uso o hábito en el consumo de cigarros, puros, pipas, cuya fuente de combustión es el tabaco y las enfermedades respiratorias, pulmonares, y fundamentalmente, el cáncer pulmonar.

A estas alturas se necesitaría ser un topo (mis respetos a estos animalitos) para no darse cuenta del terrible mal que se causan los fumadores con este execrable vicio, pero lo dramático, lo inaceptable es que en el consumo de tan siniestro tóxico, también agredan, dañen, perjudiquen, enfermen y fastidien a los no fumadores, entre quienes se encuentran sus parejas, sus hijos, sus progenitores, sus amigos que participan de la cercanía afectiva, así como sus familiares, sin perjuicio de gente en general que por desgracia, circunstancialmente se encuentren alrededor de esta plaga de contaminadores, cuando le dan rienda suelta a su adicción.

En verdad causa extrañeza, estupor y sorpresa el escuchar a estos envenenadores cuando aducen que conocen casos de fumadores crónicos a quienes no les ha afectado la práctica de este vicio, y peor aún cuando aducen que es su “derecho” el hacerlo, cuenta habida de que es muy su personal y “regalado” gusto. ¡Me doy!

Es lamentable que estos enfermos crónicos no entiendan, ni comprendan, que el ejercicio de su supuesto derecho para envenenarse se encuentra limitado, acotado, restringido por el derecho de los demás a contar con un ambiente sano como lo propala una garantía Constitucional. En consecuencia, se aplica la frase coloquial de que mi derecho termina donde comienza el derecho del otro.

De ahí la expectativa optimista que existe adminiculada al llamado de atención que hacemos a nuestros legisladores locales para que, enterados que sean de las modificaciones que comentamos, se apresten a reproducirlas en aquello en que nuestra ley local sea omisa, para beneficio de la salud de nuestro pueblo.

No queremos fastidiar ya con las estadísticas mortales y con los altos costos en el tratamiento médico, tanto particular como de la medicina socializada, por lo que significa el tratamiento para curar las enfermedades propiciadas por esta lamentable adicción. Sin embargo, sí queremos mencionar solo algunas de estas modificaciones para que lo más pronto posible formen parte también de nuestra ley de la materia.

A saber, tenemos que: se aumentan los lugares en los que se prohíbe fumar en la ciudad de México, v.gr.: patios, pasillos de escuelas y universidades públicas y privadas, aulas, bibliotecas y auditorios, así como en unidades de transporte público; taxis y lugares de trabajo cerrados.

Además, obliga a los establecimientos comerciales a separar físicamente los espacios para fumadores y para quienes no lo son, así como colocar extractores y purificadores de aire; los establecimientos pequeños que no puedan realizar la separación serán necesariamente zonas libres de humo de tabaco; también queda prohibido que menores de 18 años; incluso acompañados de un adulto, ingresen a las áreas de fumadores en restaurantes, cafeterías, auditorios, salas de espera, oficinas y vestíbulos de cines y teatros ¡Bravo!. Incluye la prohibición de que las compañías tabacaleras patrocinen eventos deportivos, culturales y sociales, en la ciudad. Desde luego hay un capítulo de sanciones a quienes infrinjan la norma, así como a los propietarios que la violen y quienes se vean afectados por el humo del cigarro podrán solicitar el auxilio de la policía para poner a disposición de la autoridad competente a los infractores.

No se trata de rasgarse las vestiduras, no se trata de agredir a nadie, precisamente se trata de evitar que los no fumadores no se vean agredidos por las víctimas de este vicio. Es un asunto de salud pública y, obviamente, de calidad moral y solidaridad social. O usted, no fumador lector, ¿Qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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