Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz
Del gozo al pozo, reza el dicho popular. Empieza un nuevo año. Nos llenamos de buenos propósitos, que la más de las veces no se van a cumplir, y solo queda en eso: en buenos propósitos. Año nuevo, vida nueva. ¿Costumbres? Las mismas.
Con las mejores intenciones, se remangan la camisa y se intenta poner manos a la obra para empezar. ¿Por dónde? ¿Cómo? ¿ Para qué? De mil maneras, contestarán los optimistas, sólo se necesita poner manos a la obra y ya está, lo demás viene solo.
Por supuesto que así es y no puede ser de otra manera, sólo que hay que ser conscientes del grado de dificultad que asumen ciertas empresas.
Por todos lados nos bombardean con la misma realidad: que la inconstitucionalidad de los términos acordados en la Cámara de Diputados para la designación de los consejeros propietarios y el presidente del IFE, en el marco de la reforma del estado; que la iglesia católica, una vez más, se está inmiscuyendo en política a pesar de las limitaciones constitucionales que se lo impiden, con la complacencia de las autoridades de los tres niveles y sin que nadie les ponga coto, ya que no respetan la laicidad del Estado mexicano; que la entrada en vigor del renglón agropecuario del TLC, al desgravar a los artículos de los campos estadounidense y canadiense, es en perjuicio para los campesinos mexicanos, que forman parte, en consecuencia, del conglomerado de migrantes hacia los EUA., así como del núcleo de mexicanos en pobreza extrema a quienes no se les da el apoyo necesario y que recién el gobierno federal va a apoyar, apenas, con 200 mil mdp., de aportaciones públicas y privadas; que la lucha contra el narcotráfico se ha vuelto un verdadero problema para el país, como lo asegura el gobierno de los EUA. y nuestro propio gobierno (aguas, pues es el pretexto de ellos para una mayor intromisión directa, vía el proyecto Mérida) ; que las alzas generalizadas y abusivas de precios de los productos básicos por causa del llamado “gasolinazo”, hacen imposible a la gran mayoría de nuestro pueblo acceder a los elementos de la canasta básica, lo que implica la amenaza de movilizaciones, auténticas unas y artificiosas otras, de parte de oportunistas, con el consabido caudal de desórdenes sociales y sus consecuencias, sin perjuicio del impacto brutal que va a tener para nuestra economía por la desaceleración de la de los EUA.; que el “aumento” al salario mínimo es tan absurdo y dramático, que resulta ridículo pensar en qué va a hacer nuestra gente con eso; y a nivel local, además de lo anterior, la proliferación de precampañas abiertas para las próximas elecciones populares, fuera de las normas electorales y disfrazadas dolosamente con leyendas mañosas y falaces; que muchos no están de acuerdo con la aprobación de leyes en materia de justicia penal, por el conculcar garantías constitucionales al permitir cateos, arraigos y cuestiones similares sin orden de juez, así como intervenir las llamadas privadas de los gobernados por supuestos casos especiales relativos a la delincuencia organizada; que el abasto del agua se ha vuelto problemático por la escasez evidente y el aumento constante de ésta; que los vendedores ambulantes siguen siendo un lastre para la imagen turística de nuestro puerto, ciudad y bahía de Acapulco, que si bien es cierto tienen derecho a trabajar, deben hacerlo de acuerdo a la normatividad aplicable y sin perjudicar turísticamente al destino; que el atraso ancestral, educativo, de nuestro pueblo, marca indeleblemente la condición y capacitación de nuestro pueblo; que los delitos violentos han aumentado en número y peligrosidad estando la mayoría en el desconocimiento de sus autores, quienes gozan de impunidad absoluta; que no hay respuesta tangible, clara y resolutiva, a las peticiones auténticas por mejorar las condiciones paupérrimas de nuestro pueblo; que los transportistas, autorizados y piratas, avivan la anarquía en ese renglón, en detrimento de la calidad del servicio, haciendo que los particulares prefieran comprar autos y atiborrar las calles con éstos, en lugar de usar el transporte público; sólo por mencionar algunos, que creo son suficientes para que nos sude el copete. Válido es preguntar sobre las acciones efectivas que estén logrando éxitos en su cometido. A pesar de todo les deseo éxito, a todos, en la consecución de sus bien intencionados propósitos. O usted, optimista lector, ¿Qué opina?
Los eventos que acabamos de celebrar (navidad, año nuevo, los regalos de los Reyes Magos, mi reciente cumpleaños), producto de las mejores intenciones y acabados en las manos voraces de quienes proporcionaron los bienes y servicios, una vez disfrutados a plenitud, como en una vorágine se encuentran en el fondo profundo de una realidad muy crítica y difícil de superar.
Del gozo al pozo, reza el dicho popular. Empieza un nuevo año. Nos llenamos de buenos propósitos, que la más de las veces no se van a cumplir, y solo queda en eso: en buenos propósitos. Año nuevo, vida nueva. ¿Costumbres? Las mismas.
Con las mejores intenciones, se remangan la camisa y se intenta poner manos a la obra para empezar. ¿Por dónde? ¿Cómo? ¿ Para qué? De mil maneras, contestarán los optimistas, sólo se necesita poner manos a la obra y ya está, lo demás viene solo.
Por supuesto que así es y no puede ser de otra manera, sólo que hay que ser conscientes del grado de dificultad que asumen ciertas empresas.
Por todos lados nos bombardean con la misma realidad: que la inconstitucionalidad de los términos acordados en la Cámara de Diputados para la designación de los consejeros propietarios y el presidente del IFE, en el marco de la reforma del estado; que la iglesia católica, una vez más, se está inmiscuyendo en política a pesar de las limitaciones constitucionales que se lo impiden, con la complacencia de las autoridades de los tres niveles y sin que nadie les ponga coto, ya que no respetan la laicidad del Estado mexicano; que la entrada en vigor del renglón agropecuario del TLC, al desgravar a los artículos de los campos estadounidense y canadiense, es en perjuicio para los campesinos mexicanos, que forman parte, en consecuencia, del conglomerado de migrantes hacia los EUA., así como del núcleo de mexicanos en pobreza extrema a quienes no se les da el apoyo necesario y que recién el gobierno federal va a apoyar, apenas, con 200 mil mdp., de aportaciones públicas y privadas; que la lucha contra el narcotráfico se ha vuelto un verdadero problema para el país, como lo asegura el gobierno de los EUA. y nuestro propio gobierno (aguas, pues es el pretexto de ellos para una mayor intromisión directa, vía el proyecto Mérida) ; que las alzas generalizadas y abusivas de precios de los productos básicos por causa del llamado “gasolinazo”, hacen imposible a la gran mayoría de nuestro pueblo acceder a los elementos de la canasta básica, lo que implica la amenaza de movilizaciones, auténticas unas y artificiosas otras, de parte de oportunistas, con el consabido caudal de desórdenes sociales y sus consecuencias, sin perjuicio del impacto brutal que va a tener para nuestra economía por la desaceleración de la de los EUA.; que el “aumento” al salario mínimo es tan absurdo y dramático, que resulta ridículo pensar en qué va a hacer nuestra gente con eso; y a nivel local, además de lo anterior, la proliferación de precampañas abiertas para las próximas elecciones populares, fuera de las normas electorales y disfrazadas dolosamente con leyendas mañosas y falaces; que muchos no están de acuerdo con la aprobación de leyes en materia de justicia penal, por el conculcar garantías constitucionales al permitir cateos, arraigos y cuestiones similares sin orden de juez, así como intervenir las llamadas privadas de los gobernados por supuestos casos especiales relativos a la delincuencia organizada; que el abasto del agua se ha vuelto problemático por la escasez evidente y el aumento constante de ésta; que los vendedores ambulantes siguen siendo un lastre para la imagen turística de nuestro puerto, ciudad y bahía de Acapulco, que si bien es cierto tienen derecho a trabajar, deben hacerlo de acuerdo a la normatividad aplicable y sin perjudicar turísticamente al destino; que el atraso ancestral, educativo, de nuestro pueblo, marca indeleblemente la condición y capacitación de nuestro pueblo; que los delitos violentos han aumentado en número y peligrosidad estando la mayoría en el desconocimiento de sus autores, quienes gozan de impunidad absoluta; que no hay respuesta tangible, clara y resolutiva, a las peticiones auténticas por mejorar las condiciones paupérrimas de nuestro pueblo; que los transportistas, autorizados y piratas, avivan la anarquía en ese renglón, en detrimento de la calidad del servicio, haciendo que los particulares prefieran comprar autos y atiborrar las calles con éstos, en lugar de usar el transporte público; sólo por mencionar algunos, que creo son suficientes para que nos sude el copete. Válido es preguntar sobre las acciones efectivas que estén logrando éxitos en su cometido. A pesar de todo les deseo éxito, a todos, en la consecución de sus bien intencionados propósitos. O usted, optimista lector, ¿Qué opina?
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