Hulk

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Por la Mtra. Paulina Leyva y Lasso


“Aprovecha la lección que el enojo te ofrece,
ya que negarlo solo equivale
a hacer lo mismo con una parte de ti”
Louise L. Hay

El promocional de esta película menciona: “¿Qué pasaría si todos tus secretos se revelaran de golpe?”. Y aparece la escena de un hombre que se transforma en un monstruo enorme, poderoso, musculoso, verde, con mirada iracunda, próximo a destruir todo lo que le rodea con una seguridad evidente. Esta película retoma el guión de una serie antigua que nos hacia preguntarnos: ¿Qué haría yo con esa fuerza y ese poder? ¿A quien destruiría? En condiciones “normales” el personaje inspira dulzura, es solidario, respetuoso, humano y cálido. Pero cuando el enojo le invade, y con el poder de los rayos gama, su cuerpo irremediablemente se convierte en una fuerza incontenible de furia. No puede controlar este sentimiento. Destruye, lastima, violenta sin miramientos. Parece que para enojarse es mejor escindirse, como el caso del Dr. Jekyll & Mr. Hyde: una persona con dos personalidades totalmente opuestas.

Mis pacientes, sobre todo los pequeños, se sienten identificados con Hulk. Lo dibujan, emiten sus sonidos, imitan sus gestos y postura. Cuando juegan a ser Hulk, se sienten poderosos. ¿Qué tiene este personaje que seduce y provoca que queramos ser así, aunque sea por un momento? Tiene, ante todo FUERZA.

Muchas personas me han comentado cómo, después de años de reservarse el enojo, un día...como sin motivo suficiente...como sin reflexionarlo…como sin límites, surge en ellos la furia y lastiman, se lastiman a ellos y lastiman a otros. Después se han arrepentido, pero se desahogan, se liberan.

Creo que el enojo como sentimiento humano está satanizado. Y es que con frecuencia se asocia el sentimiento con el ejercicio de la violencia. Quizá por esa asociación tememos enojarnos, porque creemos que podemos destruir. Y ciertamente, lo podemos hacer si no canalizamos positivamente la emoción. Por ello, cotidianamente recibimos mensajes de “No te enojes”, “Te ves feo enojado”, “Aguántate, el que se enoja pierde”, “Una niña bonita no se enoja” o “Ya cálmate, no te enojes por nada”. Y vamos por la vida condicionados a “guardarnos” nuestro enojo, que es tan válido como nuestra tristeza, como nuestra alegría. Y, como es un sentimiento que aparece irremediablemente porque es parte de nuestra naturaleza y lo reprimimos, nuestro cuerpo ¡que es tan sabio!, inicia su proceso de liberación por otras vías: dolores de cabeza, hipertensión, ulceras, tensión muscular, etc.

El enojo no es malo, lo malo es LO QUE HACEMOS CON ÉL. Tenemos la maravilla de ser libres para elegir qué hacemos con nuestros sentimientos. Podemos elegir expresarlo agrediendo a personas, objetos o, incluso a nosotros mismos o, podemos aprender estrategias de liberación saludables y plenas. Son dos opciones. Nosotros elegimos. Dentro de las alternativas que usamos en psicoterapia para el manejo del enojo, está la de convertirse en Hulk. Si, créalo. No se denomina así, por supuesto, pero ahora que esta de moda, lo retomo como referencia. La persona enojada puede gritar, patear, maldecir, hacer sonidos de furia, aventarse en un colchón y “hacer berrinche”, como lo hacen los niños. A veces, en este ejercicio, brota el llanto, porque la tristeza y el enojo siempre van de la mano. Se llora también. Se llora hasta que el propio cuerpo dice “Fue suficiente”. Y cuando se limpian los ojos, se acomodan en la silla, respiran profundamente, han liberado al hombre verde sin lastimarse ni lastimar, han expresado plenamente su enojo porque es valido y necesario y, pueden tomar mejores decisiones. Se han dado el permiso de sentir furia, odio, resentimiento, enojo, ira, sin consecuencias lamentables. Han validado su sentimiento. Tan valido como cualquier otro, tan humano y real como cualquier otro.

Imagínense que están en el cine, la película es comiquísima en el momento de mayor clímax y cuando se disponen a soltar la mejor carcajada alguien les grita: “¡Cállate, no te rías, es malo!”. Ups, ¿por qué? ¿Con qué derecho me prohíben reírme? ¡Que frustración de veras callarme y reprimirme ese gozo! Con el enojo pasa lo mismo. Nos lo tragamos y con ello, estamos descalificando una parte de nosotros. La estamos negando. La estamos volviendo invisible. “No pasa nada”. Pero si pasa, si pasó y pasarán cosas más graves en mi cuerpo y en mi medio social mientras más nos neguemos a vivir el enojo, tan plenamente como vivimos la alegría u otros sentimientos.

Hulk me sigue pareciendo magnífico. Puedo ser él cuando quiera. Cuando presienta que mi cuerpo se llena de ira, hierve y mi rostro se pone muy serio. Puedo enojarme con todo mi ser, puedo permitirme la liberación, puedo destruir EN MI MENTE aquello que ha generado mi furia. Puedo golpear cojines hasta que me canse sintiéndome tan poderosa como mi sentimiento. Y, después, puedo reírme de aquello que me enfureció y puedo seguir con mi existencia, tan en paz y tan sana como para de veras, gozarla como merece ser gozada. Sé que no lastime a nadie, sé que no me lastime. Eso me llena de tranquilidad. Me acomodo el pelo, recupero la respiración relajada, experimento cómo mi mente se vació de pensamientos inútiles. Me siento libre y aliviada. Me quite un peso de encima. Todo me parece lindo. Suspiro. Ya me enoje con gusto. A ver que sigue en este ciclo misterioso de la vida. Tal vez mañana vuelva a sentirme enojada. Ya sé que hacer. Tal vez en la tarde me sienta triste. Sé cómo darle rienda suelta a mi tristeza. No sé que sienta después. No quiero saberlo, prefiero seguir en el libre fluir de la vida sin condicionarme. Sé y me sé suficiente, que hoy tengo la capacidad de expresarme como una persona completa, validando todo lo que siento, dándole a todo ello una importancia entera, no en cachitos.

El coraje puede ser muy útil, si lo usamos para sanear nuestro espíritu. Cada uno tenemos un Hulk dentro. Pueden ser como él. Sólo, por favor, no lastimen, no agredan, no violenten. Nadie tiene la responsabilidad de cargar con nuestras frustraciones. Usen la libertad para elegir por la salud mental, por la expresión emocional adaptativa. Y si no saben cómo, busquen, averigüen, investiguen, aprendan. Es rico liberarse del enojo. Permítanselo y lograrán un cuerpo y corazón más poderosos, aunque no necesariamente verdes.



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



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