Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz
Es la condición humana. Genes como factores hereditarios, costumbres de malformaciones aprendidas, el caso es que abundan en nuestro entorno bípedos implumes de esta calaña.
De esta guisa, ello nos motiva a observar, con desaprobación total, el cúmulo de conductas violentas, ilegales, amenazadoras y abusivas de quienes se manifiestan de una manera irresponsable para presionar a las autoridades para que, según ellos, les hagan caso.
Hasta donde se tiene entendido, la autoridad siempre ha manifestado apertura al diálogo, en todos los casos de protestantes, sin embargo son éstos los que abusan de un derecho constitucional, que tienen totalmente tergiversado solo para su beneficio, cometiendo excesos que rayan en delitos federales y del orden común y sin que las autoridades ejerzan las acciones correspondientes a que están obligadas, tal es el caso de los profesores y normalistas que tienen tomadas las oficinas gubernamentales, las calles y la autopista, según sea el caso, pero que lo tienen instrumentado y muy bien ensayado, porque saben que les da resultado, aun cuando estas presiones caigan en las excepciones constitucionales para el ejercicio de la libertad de manifestarse.
O el caso verdaderamente execrable de hace algunos días en que agentes de tránsito municipal obstruyeron las calles de tal suerte que se creó un verdadero caos vial, el cual terminó a las ocho de la noche en detrimento de toda la ciudadanía, con las consabidas pérdidas criminales del valiosísimo tiempo de todos y las consabidas molestias en todos sentidos. Pero el colmo fue que se llegó al extremo cuando las personas se bajaban de los vehículos que los transportaban para seguir su camino a pié, los estultos manifestantes se burlaban de aquellos e incluso se dieron casos en que estos los amedrentaron con las armas que oficialmente se les otorgan para la defensa de la ciudadanía. Pero no todo quedó ahí. Lo tierno es que las autoridades correspondientes no sólo van a omitir ejercitar las acciones penales que correspondan, sino que los van a llevar de “la manita” a entrevistarse con el Secretario de Seguridad Pública, para que se les dé un dinerito que solo corresponde a los policías preventivos y no a los agentes de tránsito. ¡Me doy!
Lo que causa prurito es que en el caso de los llamados mentores es inconcebible que protesten porque no están de acuerdo con la Alianza por la Calidad de la Educación que han iniciado las autoridades federales educativas del país; que protesten porque no quieren hacer examen de oposición, como requisito para que se les otorguen plazas; que protesten por que no permiten que se acabe con la absurda costumbre de heredar a sus parientes o amigos sus plazas cuando se jubilan; en fin todo lo quieren para ellos, es decir, para el vencedor.
Curiosamente no aceptan ir a enseñar a las localidades en donde abundan nuestras etnias originarias, carentes de educación y de formación; lo cual se agrava cuando prefieren sólo ir a las zonas de las ciudades mejor posicionadas de nuestro Estado. Esto resulta contrastante con el hecho de que la mayoría de los profesores fueron reprobados en los últimos exámenes que se les practicaron a nivel nacional, sin embargo ellos alegan que la simple tenencia de su título es garantía de que están calificados para la enseñanza, por lo que habría que averiguar si la obtención de tal título se ajustó a los requerimientos normativos del caso.
Siempre hemos defendido a las clases trabajadoras en contra de los abusos de que son víctimas por parte de los explotadores. Pero también siempre nos hemos opuesto a los abusos de los dirigentes de trabajadores o campesinos cuando sólo se benefician en detrimento de la mayoría.
No se vale entonces que se tengan esas actitudes en donde prevalecen el decir: si el gobierno hace como que me paga, yo hago como que trabajo y todo ello en detrimento de la calidad educativa de nuestro Estado. No se vale. Olvidemos las actitudes mezquinas y ventajistas, luchemos por elevar la calidad de la educación en nuestro pueblo para ser más libres y acceder mejor a nuestro propio destino. Es obvio que nos lo merecemos. O usted, agraviado lector, ¿Qué opina?
Ya sabemos que ventaja es una circunstancia o situación favorable o de superioridad y, en consecuencia, ventajista es aquél que por cualquier medio, lícito o no, procura obtener ventaja en sus asuntos o tratos.
Estamos rodeados de gente que se aprovecha al máximo de las circunstancias que le rodean, lo cual es válido. Lo que no se vale es que se aprovechen de tales circunstancias o de bienes y servicios solo en su beneficio y en detrimento de los demás.Es la condición humana. Genes como factores hereditarios, costumbres de malformaciones aprendidas, el caso es que abundan en nuestro entorno bípedos implumes de esta calaña.
De esta guisa, ello nos motiva a observar, con desaprobación total, el cúmulo de conductas violentas, ilegales, amenazadoras y abusivas de quienes se manifiestan de una manera irresponsable para presionar a las autoridades para que, según ellos, les hagan caso.
Hasta donde se tiene entendido, la autoridad siempre ha manifestado apertura al diálogo, en todos los casos de protestantes, sin embargo son éstos los que abusan de un derecho constitucional, que tienen totalmente tergiversado solo para su beneficio, cometiendo excesos que rayan en delitos federales y del orden común y sin que las autoridades ejerzan las acciones correspondientes a que están obligadas, tal es el caso de los profesores y normalistas que tienen tomadas las oficinas gubernamentales, las calles y la autopista, según sea el caso, pero que lo tienen instrumentado y muy bien ensayado, porque saben que les da resultado, aun cuando estas presiones caigan en las excepciones constitucionales para el ejercicio de la libertad de manifestarse.
O el caso verdaderamente execrable de hace algunos días en que agentes de tránsito municipal obstruyeron las calles de tal suerte que se creó un verdadero caos vial, el cual terminó a las ocho de la noche en detrimento de toda la ciudadanía, con las consabidas pérdidas criminales del valiosísimo tiempo de todos y las consabidas molestias en todos sentidos. Pero el colmo fue que se llegó al extremo cuando las personas se bajaban de los vehículos que los transportaban para seguir su camino a pié, los estultos manifestantes se burlaban de aquellos e incluso se dieron casos en que estos los amedrentaron con las armas que oficialmente se les otorgan para la defensa de la ciudadanía. Pero no todo quedó ahí. Lo tierno es que las autoridades correspondientes no sólo van a omitir ejercitar las acciones penales que correspondan, sino que los van a llevar de “la manita” a entrevistarse con el Secretario de Seguridad Pública, para que se les dé un dinerito que solo corresponde a los policías preventivos y no a los agentes de tránsito. ¡Me doy!
Lo que causa prurito es que en el caso de los llamados mentores es inconcebible que protesten porque no están de acuerdo con la Alianza por la Calidad de la Educación que han iniciado las autoridades federales educativas del país; que protesten porque no quieren hacer examen de oposición, como requisito para que se les otorguen plazas; que protesten por que no permiten que se acabe con la absurda costumbre de heredar a sus parientes o amigos sus plazas cuando se jubilan; en fin todo lo quieren para ellos, es decir, para el vencedor.
Curiosamente no aceptan ir a enseñar a las localidades en donde abundan nuestras etnias originarias, carentes de educación y de formación; lo cual se agrava cuando prefieren sólo ir a las zonas de las ciudades mejor posicionadas de nuestro Estado. Esto resulta contrastante con el hecho de que la mayoría de los profesores fueron reprobados en los últimos exámenes que se les practicaron a nivel nacional, sin embargo ellos alegan que la simple tenencia de su título es garantía de que están calificados para la enseñanza, por lo que habría que averiguar si la obtención de tal título se ajustó a los requerimientos normativos del caso.
Siempre hemos defendido a las clases trabajadoras en contra de los abusos de que son víctimas por parte de los explotadores. Pero también siempre nos hemos opuesto a los abusos de los dirigentes de trabajadores o campesinos cuando sólo se benefician en detrimento de la mayoría.
No se vale entonces que se tengan esas actitudes en donde prevalecen el decir: si el gobierno hace como que me paga, yo hago como que trabajo y todo ello en detrimento de la calidad educativa de nuestro Estado. No se vale. Olvidemos las actitudes mezquinas y ventajistas, luchemos por elevar la calidad de la educación en nuestro pueblo para ser más libres y acceder mejor a nuestro propio destino. Es obvio que nos lo merecemos. O usted, agraviado lector, ¿Qué opina?
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