Del compromiso…

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz

Consumatum est. El cinco de octubre de 2008 se llevaron a cabo las elecciones para presidentes municipales, síndicos, regidores y diputados locales en el municipio de Acapulco, Guerrero, México.

Se celebro la fiesta cívica. Ciudadanos conscientes de su responsabilidad histórica, acudieron a las urnas en ejercicio de su derecho y en cumplimiento a su obligación de votar; sin embargo, se dice que el 50% de los integrantes del padrón electoral no sufragaron.

Se habla de elecciones limpias, transparentes, de sufragantes en orden en las casillas, aun cuando no fueron muy concurridas.

El titular del ejecutivo ha declarado que respetará el voto popular y que se espera a que la autoridad electoral del estado, después del proceso que corresponda, emita su fallo para declarar a quienes resultaron vencedores en esta contienda política.

Durante la campaña todos los candidatos hicieron todas las promesas que quisieron y pudieron. Hubo promesas que de antemano sabemos no son competencia de los puestos por los cuales contendían; otras fueron de muy difícil realización o cumplimiento, otras, a todas luces imposibles de cumplir. Se ofreció el oro y el moro. Se ofrecieron las perlas de la virgen, en fin, fue el canto de las sirenas.

Dentro de toda esta oferta electoral, también hay quien se queja de guerra sucia, de ataques infundados y lo que es peor, de artimañas y argucias delictivas, corruptas, ilegales, de irregularidades sin fin, lo cual propicia que haya quienes se están documentando para promover las impugnaciones que correspondan y la anulación en las casillas en donde se prueben estas irregularidades, sin perjuicio de las sanciones que correspondan, las cuales pueden llegar a la nulidad del registro de quienes contendieron en términos no idóneos, como sería el caso de la llamada “propaganda negra”.

Sin embargo ya hubo ganadores. Ya hay partidos políticos que pueden jactarse de haber ganado su elección correspondiente y pese a lo que sea, el voto del pueblo, ganado el derecho a ejercerlo a través de luchas fraticidas en nuestro país, se ejercitó y hasta donde los momios nos hablan, el Partido Revolucionario Institucional y la planilla registrada para tal efecto ganó la presidencia municipal de Acapulco, bastión perredista en los últimos 9 años. Es decir, el PRI recuperó una plaza que le había sido arrebatada por errores, excesos, abusos en el ejercicio del poder, y por alejarse del abanderamiento auténtico de las necesidades de las clases populares, la clase más vulnerable de nuestra sociedad.

Pero he aquí que ante los yerros y equivocaciones de los últimos tres periodos perredistas hay quienes hablan de un voto de castigo en su contra como en su momento se lo hicieron al PRI, aun cuando también se habla de la gran influencia que tuvo no solo en el municipio, sino en toda la república la lucha interna que existe por las tantas tribus que integran al PRD, como el todavía no ponerse de acuerdo en la presidencia nacional de su partido.

Ahora se habla también de algunos partidos políticos que piensan impugnar, para efecto de anular la votación de las casillas en donde pretenden probar que hubo irregularidades. Esto es que pretenden judicializar la política y están en su derecho habidamente que lo que no se pudo ganar en las urnas tiene que someterse al tamiz jurisdiccional para que en última instancia prevalezca el imperio de la ley.

Es el caso que ya hay un ganador y, en consecuencia, dicho ganador está profundamente comprometido con la ciudadanía acapulqueña. Todas las promesas que hizo tendrá que vaciarlas en un programa de trabajo viable, factible, que permita llevar a la comunidad acapulqueña los beneficios de una administración comprometida con ella, hasta sus últimas consecuencias. Sabemos que tiene la capacidad y el talento para hacerlo, sin perjuicio de la experiencia de gobierno que en su oportunidad demostró.

Con el adendo de que ahora el PRI ya aprendió de sus errores y está evidenciando una unidad que definitivamente va a capitalizar para las elecciones del 2012. La expectativa es grande y nuestro pueblo se lo merece. O usted, expectante lector, ¿Qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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