Del rumor…

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz

Uno de los corrosivos más potentes de la estructura social, ya sea en lo individual o en lo colectivo, en nuestra opinión, es el rumor.

Es esa noticia vaga u oficiosa también equivalente a un ruido confuso, sordo e insistente o el famoso runrún que hace de la propagación de un dato el elemento de especulación masiva sobre la certeza o veracidad del mismo, creando, por supuesto, en la mentalidad colectiva situaciones extremas de pánico (cuando el rumor es alarmista) o la caída de imágenes públicas o privadas al margen de su veracidad o no.

Es harto conocido el hecho de que Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler (que por cierto la mercadotecnia del mundo occidental, especialmente, le ha copiado sus técnicas publicitarias) decía, palabras más, palabras menos, que una mentira repetida hasta el cansancio, se vuelve una verdad.

De esta guisa en el contexto social si alguien quiere perjudicar a alguien, no importa que se trate de una persona virtuosa, impoluta, sana, basta con que esparza un rumor que perjudique esa buena fama, construida por años de llevar una conducta respetable, intachable, en un santiamén la echa abajo, dada la receptividad de la gente, quienes sin tener una justa apreciación de los hechos, sin tener una actitud analítica, de ponderación o de defensa, en su caso, cuando les consta que se trata de un infundio, son presa de la maledicencia y abundan entonces en la actitud corrosiva, destructiva y aniquilante del rumor, táctica usada, ad nauseam, entre los “políticos” de diferentes cuños para desprestigiar a sus oponentes.

Casos también se dan de individuos que, hipócritamente, crean fama de virtuosos, generosos o solidarios y lo logran a través del rumor, haciendo que se crea en sus “buenas acciones” cuando su conducta real es mezquina, de latrocinio, de falsedad y de simulación.

En la medida de la posible “realidad” que sustenta un rumor, aunado a la ignorancia del pueblo de que se trate, un rumor puede llevar al pánico a pueblos y naciones enteras cuando está sustentado en supuestas evidencias que todo el mundo acepta como verdades. Al respecto recuerdo el caso de un programa radiofónico cuyo conductor era el actor Orson Wells, en los E.U.A., que hablaba sobre la invasión de nuestro planeta por parte de extraterrestres y la histeria colectiva se apoderó del pueblo estadounidense que creó verdaderos problemas en todo el país aclarando, por supuesto, que en ese caso ya no se trataba de un rumor, sino de la publicidad magnificada de una situación llevada al extremo que provocó la histeria colectiva de todo un pueblo.

Y en la especie, estamos enterados por los medios de que se ha esparcido el rumor de que se están dando, en nuestro puerto, robos de infantes perpetrados en las salidas de las escuelas, con el propósito de quitarles sus órganos para entrarlos en el mercado negro de los transplantes de dichos órganos.

Las autoridades competentes han sido cuestionadas al respecto y han negado tajantemente la existencia de tales ilícitos, cuenta habida de que no existen por un lado, denuncias de desapariciones de este tipo, pues las que existen se tratan de secuestros express que cesan en cuanto es pagado el rescate exigido por los delincuentes, y por el otro existe la dificultad técnica de proceder a quitar órganos sin el equipamiento y las instalaciones necesarias para este tipo de trasplantes, haciendo nugatorio cualquier intento de esta naturaleza.

No debemos dar rienda suelta al pánico o a la histeria. Sí es cierto que después de la vida el don más preciado para los seres humanos es la integridad de nuestros hijos y de nuestros seres queridos, pero el responder a rumores y hacer proliferar la alarma por un rumor es hacerle el caldo gordo a quien lo esparció, quien sabe con qué fines aviesos. Sin embargo no hay que bajar la guardia. De todos modos siempre estamos sujetos a eventualidades de todo tipo y, en especial, los menores, quienes por su falta de experiencia son víctimas vulnerables de todo jaez. Hay que extremar precauciones y en especial en contra de un flagelo, y ese sí real, el de la drogadicción, que lamentable y tristemente ya sentó sus reales en nuestra juventud y va a pasos acelerados sobre nuestra niñez, como lo señalan las estadísticas.

Demos certidumbre, certeza, certitud a nuestro conocimiento, hacerlo seguro y claro para actuar en consecuencia y evitemos el rumor desgastante y corrosivo. O usted, seguro lector, ¿qué opina?

1 Comentario:

Anónimo dijo...

Zaidena: Coincido plenamente con el Mtro. Rodrigo JUAREZ ORTIZ respecto a su concepción y descripción del RUMOR.-
Según la definición, RUMOR= voz que corre entre el grupo.... y así es, el rumor perjudica, destruye, alarma, confunde, destruye trayectorias intachables, ensalza a hipócritas arribistas.-
Todo esto si hablamos del rumor "manejado" por alguien sólo para perjudicar o para darle condiciones a quien no la tiene.-
Creo que el RUMOR está íntimamente relacionado con el CHISME, que en su definición dice...."noticia verdadera o falsa con que se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de algunas"..... de ahí es de donde sale el rumor, del chisme.-
Creo también que el hogar es el que debe enseñar la objetividad a sus hijos ante el rumor, es decir, hacerle notar que escuchando y siguiendo comentanado lo mismo estamos colaborando en la construcción o destrucción de alguien, y haciendole ver que hay cosas que no tienen asidero para nada, entonces el camino es sólo decir.... no, eso no puede ser, eso es mentira!!, y ahí no mas, se le ha cortado una patita al rumor.-
Si le enseñamos eso a los niños y a los adultos, el rumor dejaría de caminar, destruyendose totalmente
También opino de que nadie tiene el derecho de criticar la vida de nadie, porque las personas tienen realidades diferentes y nosotros no sabemos cómo actuaríamos en su lugar, nosotros , en principio no somos nadie para hablar de nadie.- Se dice que primero, antes de criticar,
deberíamos usar tres meses los zapatos del otro.-
En cuanto a la droga, sí, creo que ane eso no tendríamos que tener barreras, porque ella sólo sirve para destruir, idiotizar, sojuzgar y matar generaciones; ante los rumores de la droga tengamos los oídos bien abiertos y los instintos en pleno desarrollo, quizá aunando fuerzas podamos ir erradicándola.- Creo que acá , el rumor o el chisme lo podemos usar para que "por las dudas", estemos más prevenidos.



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