La piba

5

Por Zaidena


Estaba sentado en su escritorio, todo era viejo y deteriorado, la luz natural casi no podía entrar en el edificio, es por eso que sólo podía verse gracias a la luz artificial. Los ojos se sentían cansados a causa de los tubos fluorescentes, o quizá fuera porque era viernes y, a diferencia de sus compañeros de trabajo, a él lo deprimían los viernes.

No sabía a qué atribuirlo, quizá porque debía enfrentarse con la realidad de su hogar; quizá porque tenía que escuchar los rezongos de su mujer; quizá por chocarse con la realidad de ver en su mujer ese envejecimiento que le habían producido los años y que ella nada hiciera para disimularlo, quizá porque nada lo entretenía, quizá porque nunca supo qué hacer sino era ese trabajo que a veces tanto odiaba pero que formaba parte de su vida.

El “Gordo”, como todos lo llamaban, se fue hasta la cocina; arrastraba sus cansados e hinchados pies; se batió un café y se sentó a tomarlo tranquilamente, esperando la hora de salir.

Estaba apoyando su cabeza contra la pared cuando una luz intensa y cálida cegó sus ojos; la luz se iba disipando dando lugar a la esbelta figura de una mujer que desde el marco de la puerta de la pequeña cocina lo miraba fijamente.

La mujer, una bella adolescente de rubia cabellera, ojos verdes y curvas sinuosas, se acercaba lentamente, con un balanceo erótico de piernas y caderas hasta la silla donde estaba el Gordo.

Éste comenzó a moverse en la silla como queriendo encontrar un lugar más cómodo, sin poder acomodarse.

Ella llegó a él, y sus manos suaves y menudas tomaron su cara y se acercaron tanto que el corazón del Gordo comenzó a galopar como potrillo desbocado.

Su mente volaba hacia placeres inmensos y compartidos cuando esa boca, que tan cerca estaba de él, le musitó: NADIE PODRÁ ENCONTRAR NUNCA LO QUE NO ESTÁ BUSCANDO… Busca tu felicidad _siguió diciéndole_ porque ella depende más de lo que sucede en tu interior que de esto que te sucede fuera. Básicamente, la felicidad depende de que realmente quieras ser feliz; y para ello debes amarte, quererte, aceptarte tal cual sos; sólo así podrás salir a flote y comenzar a vivir la vida de otra manera. ¿Te aburrís los fines de semana? ¡Disfrútalos! Compartirlos con la gente que amas, ayuda a quien lo necesite; ayúdate a vos a encontrar en tu interior las motivaciones que años atrás te hacían sentir vivo y con un futuro por delante.

El Gordo no podía creer lo que estaba viviendo. ¿Por qué me buscaste a mí? _le preguntó_ ¿Por qué a mí? ¿Y por qué no? _dijo ella_ ¿Qué tienes de diferente a los demás?

El Gordo lanzó una risotada. ¿Qué tengo de diferente…? Ja ja ja ¡Todo! Mírame bien, soy gordo, feo, pelado, los años se me han pasado y fui olvidándome de mí…y vos, hermosa, joven, bella, me elegiste para darme consejos... ¿Por qué? Porque fuiste elegido, porque tu interior es limpio y puro, porque quiero que no desaproveches la felicidad que todavía puedes tener, porque no te das cuenta que tu mujer envejeció, sí, pero a tu lado… igual que vos, entonces debes aprender a disfrutar del amor sereno y maduro que todavía pueden prodigarse mutuamente. Porque Dios permite que cumplas años para que vayas viendo cómo viviste, y aprendas a vivir lo que te queda… Así de simple, así de sencillo. Sólo debes comprenderlo y ser agradecido… Agradecer que tu despertador suena cada mañana, porque eso significa que estás vivo; agradecer a que el kiosquero de tu esquina se olvidó de guardarte el diario, porque eso significa que tienes el dinero para comprarlo; agradecer algún entredicho con tu mujer por la comida que te hizo, porque eso significa que tienes para comer; agradecer la enorme cola en el banco para pagar el impuesto inmobiliario, porque eso significa que tienes una casa; agradecer los gritos de tus nietos cuando vienen de paseo porque eso significa que puedes oír... ¿Te das cuenta de todo lo que tienes para agradecer? Si, si… tenés razón, ahora me doy cuenta, pero vení un ratito, sentate a mi lado, contame de vos, de cómo me encontraste.

La hermosa rubia se sentó sobre la mesa balanceando rítmicamente sus torneadas piernas. El Gordo sentía que una transpiración fuerte lo invadía… De pronto, un golpe en la cabeza con un block anotador lo hizo sobresaltar… Che Gordo, ¿Qué hacés? Ya son las siete. ¿Te vas a quedar en la cocina durmiendo hasta el lunes? Ya se fueron todos, quedaste vos solo _dijo Mingo, el Ordenanza_ Dale, correte que tengo que limpiar. ¡Qué pedazo de animal que sos! _dijo el Gordo_ ¡Hiciste que la piba se asustara y se fuera! ¿Qué piba Gordo? ¡Si estabas solo y dormido como un lirón! El Gordo nada dijo… Sólo pensó que ese fin de semana le haría un asado a su esposa, después de todo… la piba tenía razón… ¿Por qué no vivir mejor? ¡Si él tenía tanto para agradecer! No vaya a ser cosa que pierda algo justo ahora que se había dado cuenta de todo lo que poseía.

Se fue hasta su escritorio, acomodó todo prolijamente. Se sentía diferente, importante, elegido. ¡La piba le había hecho ver tantas cosas! El Mingo se hizo el tonto _pensó el Gordo_ Me quiso hacer creer que no la vio. Capaz que se quiso quedar a solas con ella, pero ella se asustó y se fue. ¡También! ¡Con el grito que pegó!

Levantó el tubo del teléfono, marcó un número y dijo: vieja soy yo, el Gordo, no hagas comida esta noche… yo la llevo, ya salgo para allá _y sus oídos se encontraron escuchando_“te mando un beso”, después de decirlo se sintió mejor, como más liviano.

Tomó el saco y salió, sus piernas ya no se notaban cansadas. El Mingo, que estaba barriendo, levantó la cabeza, la sacudió levemente y susurró: éste está cada día más loco, va a tener que ir al médico, encima decirle a la mujer que le mandaba un beso… ¡Él, que siempre la despreciaba! No… algo le picó.

El Gordo bajó las escaleras y cuando llegó a la calle inspiró profundamente el aire puro, sus pulmones respondieron, se sintió diferente, contento, con ganas de llegar su casa, pero… ¿A dónde se habrá metido la piba? _pensó_ y si… seguro se asustó. Subió al auto y partió raudo. Quería llegar pronto y disfrutar por primera vez de ese bendito fin de semana.

5 Comentarios:

Sergio A. Amaya Santamaría dijo...

Zaidena, Piba, tenés talento para contar historias, andá, contanos mas para seguir leyendo. Felicidades.
Te mando un abrazo

zaid dijo...

Gracias Sergio, en realidad LA PIBA lleva consigo el mensaje de saber valorar lo que tenemos, de no quedarnos en la indiferencia cuando aún podemos disfrutar de la vida , y a veces sólo se necesita que alguien nos haga ver lo que tenemos delante de los ojos y no vemos
zaidena

Anónimo dijo...

Zaidena: otra historia parecida a la primera que leí, Sólo fué un instante, no?. También veo tu riqueza en las descripciones, en los pequeños detalles que hacen meterse más en la historia. Y por supuesto que dejan un mensaje.
Como bien lo expresás en tu comentario: no ser indiferentes en la vida. Y por supuesto que lo ideal es tener a alguien cerca por el cual no nos dejen serlo: indifirentes!!!
Más felicitaciones y gracias por hacernos conocer tus escritos.
Dani Baud

zaid dijo...

Gracias Dani, me gusta que les guste lo que escribo, casi siempre llevan un mensaje escondido, sólo hay que saber descubrirlo
Gracias nuevamente
zaidena

Anónimo dijo...

LA INTRIGA DE LA PIBA ES UNA MEZCLA DE FICCION Y REALIDAD, CREO QUE EN LA PARTE DE LA FICCION ESTA LO QUE ESTE HOMBRE SENTIA PERO LO TENIA TAN ESCONDIDO QUE NO LO PODIA HACER REFLOTAR, ES POR ESO QUE , SI VINO DESDE AFUERA, CALO HONDO Y REFLEXIONO, Y PUDO, SIN LUGAR A DUDAS REVALORAR SUS AFECTOS.
ME GUSTO
ESTA BIEN DESARROLLADO Y CON UN FINAL QUE NO ESPERABA, POR ESO EL IMPACTO ANTE EL-



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