De la equidad...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz

En términos generales, la equidad equivale a una cualidad que consiste en atribuir a cada uno aquello a lo que tiene derecho.

Como principio jurídico es válido habida cuenta de que se trata, a través de la ley, de dar a cada quien lo que le corresponde, aún cuando esto sea muy subjetivo, pues cuál sería la medida de lo que corresponde a cada quien y la medida nos la da la norma, pues se procura tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales.

Es una verdad de Perogrullo el saber que todos los seres humanos (afortunadamente) somos diferentes y estas diferencias son de características de todo tipo, al margen de que todos tenemos cabeza, tronco y extremidades, sin embargo cada quien tiene sus características muy personales lo que deviene en que cada quien tiene su propia individualidad, pero por una abstracción de la ley, se sigue pretendiendo la igualdad de los seres humanos ante ésta y, así mismo, se pretende una equidad de género que me parece no solo plausible sino de una imperiosa necesidad.

Bien sabido es que vivimos en una sociedad sexista. Todos sabemos de la predominancia que existe del hombre sobre la mujer. En este tipo de sociedad, se dan leyes al gusto y medida de los varones y la mujer, en términos generales, está relegada a un segundo o tercer plano en la escala valorativa para la calificación social, educativa, laboral, comercial, científica, etc.

Merced a ello la mujer, consciente de su propia valía, ha sabido despertar del letargo que por cierto ellas mismas han prohijado en la educación machista que le dan a sus hijos, pero cada día es creciente la necesidad que existe en ellas de realizar las funciones que les permitan la posibilidad de una vida digna, en donde aparte de la maternidad, la crianza de la prole, el trabajo doméstico y el cuidado y atención de su pareja (a la que las han destinado por siglos), ahora se han sabido organizar y han logrado romper con las viejas estructuras y han invadido los espacios que en diferentes áreas habían manejado los hombres, demostrando con esto que no sólo tiene la misma capacidad, sino en múltiples casos, se desempeña mejor que muchos varones en actividades antes privativas de éstos.

Es cierto, también, que al abandonar el hogar para ocupar un lugar en el mercado de trabajo, la mujer ha propiciado, directa e indirectamente, los desajustes de pareja (sobre todo cuando ella gana más que él), la desatención de los hijos, la propensión de los hijos a preferir la calle en lugar de la casa (que en algunos casos sólo es ésta y ya no un hogar), sin perjuicio de que han aumentado los divorcios y el número de madres solteras.

Estamos viviendo un desajuste social muy obvio y nos compete a todos, gobernantes y gobernados, intervenir cada quien en la esfera de sus posibilidades, el aportar propuestas viables y luchar por su consecución, al margen de mezquindades y egoísmos estériles y disolventes.

A pesar de todo, sin embargo, a pesar de la gran liberalidad con la que se conducen las féminas en nuestro tiempo, todavía un gran porcentaje de ellas son víctimas de violencia física y mental, de agresiones de todo tipo por parte de sus parejas o de acoso sexual en sus trabajos, de trato discriminatorio por su condición de género y de abuso generalizado en diferentes circunstancias.

Por eso es plausible que, al haber logrado subir escaños en sus manifestaciones de todo tipo, la mujer se ha ganado, a pulso (no por dádiva masculina), un reconocimiento válido, por ello aplaudimos que el próximo día 15 de febrero se celebra el Día Nacional de la Mujer Mexicana. Pero el hecho, por sí mismo, sería irrelevante si no fuera acompañado de una cultura de respeto a la mujer, de una apertura a sus esfuerzos por lograr su lugar adecuado en la sociedad, de un reconocimiento a su loable labor en el hogar para compartirlo con su pareja, cuando ambos aportan al gasto familiar.

Con mas gusto celebramos entonces, que al margen de la Secretaría de la Mujer, a nivel estatal, existe el Instituto Municipal de la Mujer a cuyo cargo está Teresa de Jesús Pizá Vela, una joven y dinámica persona, inteligente y capaz, quien está haciendo una excelente labor social en apoyo de las mujeres de este municipio, ofreciendo atención de todo tipo en los casos de violencia intrafamiliar, abandono de los hijos por padres irresponsables, asesorías, también de todo tipo, en fin, un sinnúmero de actividades tendentes a la protección de género y proclive a su equidad. ¡Enhorabuena!

O usted, ecuánime lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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