Por Zaidena
__ No sabemos, posiblemente rodó por la escalera. Dijo Jano.
__ Anoche no se sentía bien __comentó Dina__ Acusaba un fuerte dolor de estómago. Yo le dije que te viera Braulio, eran las 3 de la mañana. Vi la hora cuando prendió la luz para ponerse las chinelas, pero luego apagó la luz y se fue. Me quedé profundamente dormida hasta recién, que me despertó Berta. Esto no puede estar pasando... Dina se arrojó sobre Saúl llorando desconsoladamente.
Dolores y Berta, calladas, pero profundamente turbadas por la situación, levantaron a Dina y la llevaron a su habitación.
Jano dijo:
__ Llevémoslo a una habitación y llamemos a la policía.
__ No __dijo Braulio__ primero hay que avisar a la policía y recién después y, con su autorización, podremos mover el cadáver.
__ Muy bien, conozco al comisario, yo lo llamo.
Eran las 7.30 cuando arribó a la mansión el comisario principal, Juan Villamil, con su ayudante Mario Cuevas y el médico forense Roque Talbo.
Villamil llevaba 23 años en la fuerza, tenía 45 años de edad y era el jefe del departamento de Investigaciones criminalísticas.
Su sagacidad e intuición eran reconocidas por todo el personal policial, nadie dudaba que hubiera algún crimen que Villamil no pudiera resolver. Lo acompañaba en sus investigaciones el oficial Mario Cuevas, de 29 años de edad, con sólo 7 años en la fuerza.
Joven, pujante, y con una de las mentes más deslumbrantes de los últimos tiempos en la materia.
Mientras el médico forense se ocupaba de investigar sobre el cadáver de Saúl, el comisario y su ayudante hacían un rastrillaje en el lugar del hecho (sic). Nada quedó librado al azar, todo se vio, todo se anotó, todo se fotografió.
Luego de una hora, el doctor le dijo al comisario que ya nada más se podía hacer ahí; que lo trasladarían a la morgue para hacer la autopsia correspondiente.
__ Decime Roque __dijo el comisario__ ¿Pudiste determinar la hora y la causa de la muerte?
__ Mirá, exactamente lo diré luego de la autopsia, ahora sólo le tomé la temperatura del hígado. De acuerdo a ello me da que murió entre las 3 y las 4 de la madrugada; en cuanto a la causa “aparentemente”, está desnucado, posiblemente fueron los escalones, pero el informe exhaustivo y final te lo daré luego; vos sabés cómo es mi manera de trabajar .
__ Por supuesto Roque, luego nos vemos en la morgue, si surge algo comunícate a mi celular.
__ ¡Hecho!
Juan Villamil hizo pasar a la policía forense y les ordenó que llevaran el cadáver a la morgue central.
__ ¿Qué opinás Mario? ¿Qué dice tu instinto? Le preguntó Villamil.
__ Mire jefe, yo llamaría a todos a ver qué dice cada uno y qué coartada tienen.
__ Tienes razón, hagámoslo.
En el comedor estaban Braulio, Zaira, Dina, Jano, Berta, Vito, Rina y Dolores. Todos fueron interrogados pero cada uno tenía la coartada perfecta: Braulio y Zaira dormían y no escucharon a nadie; Jano y Berta también habían estado durmiendo; Dina volvió a contar lo ya contado respecto al dolor de estómago de su marido; Vito dijo haber ido a la cocina alrededor de la una a tomar un vaso de agua, pues el fiambre siempre le producía sed; y Rina y Dolores durmieron toda la noche, despertándose hasta las 5.30 horas.
Mientras tomaban mate, limpiaron la cocina y, cuando Rina iba hacia el comedor a preparar la mesa para el desayuno, fue cuando encontró a Saúl. Llamó urgente a Dolores, que aún estaba en la cocina y ésta, luego de ver a Saúl corrió a la habitación de los señores, quienes en cinco minutos ya estaban al pie de la escalera.
Jano, ante esta situación llamó a Braulio.
Todo lo demás ya lo sabían. Tanto el jefe como su ayudante se miraron y no necesitaron decir más. Dieron las gracias, las condolencias y manifestaron que se retiraban a la unidad policial, dejando antes en claro que nadie podía irse del pueblo hasta que ellos lo autorizaran y que el cadáver sería entregado a los familiares, luego de haber hecho la autopsia y de haber recibido la autorización del juez.
Se fueron a la comisaría. No hablaban. Cada uno pensaba en caminos diferentes. Tomaron un café bien cargado pues no habían desayunado, hicieron un croquis de la situación y luego comenzaron a trabajar sobre un tema de hurto sucedido hacía dos noches, ya estaba detenido el sospechoso, sólo faltaba su declaración.
Estaban terminando de hacer el sumario cuando el agente Farías les avisó que la comida estaba lista. Villamil pensó: “¡Dios mío! El tiempo vuela, ya son las 12.30 horas ni me di cuenta de la rapidez con que pasó la hora y el doctor todavía no me ha avisado del resultado de la autopsia”.
__ ¡Cuevas! ¡Cuevas! __llamó el comisario.
__ Sí, jefe, ¿qué necesita? Contestó éste, venía de la cocina, masticando.
“Estos jóvenes siempre tienen hambre”, pensó Villamil.
__ Vaya a la Morgue a pedir el informe, es raro que el doctor todavía no nos haya llamado. Si está listo tráigalo, si aún no lo hizo, traiga un informe oral, pero traiga algo hombre que tenemos que entregar el cuerpo a sus familiares.
A los veinte minutos volvió Cuevas. Parecía que venía de la guerra.
__ ¡Jefe! __gritaba__ ¡Jefe!
__ Acá estoy Mario, ¿qué pasa?
__Jefe __dijo entre jadeos__ ¡Al doctor lo mataron!
__ ¿Cómo? ¿Qué estás diciendo? ¿tomaste vino recién?
1 Comentario:
Queridos amigos, quiero compartir con ustedes estos capitulos de la mini novela policial EL HOMBRE DE NEGRO, tiene bastante suspenso, espero que les sea interesante
un cariño para todos
zaid
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