Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz
Sin embargo, el conocimiento obtenido a través del sentir, convertido en arte, es totalmente subjetivo y no nos da certidumbre alguna; lo mismo puede decirse del querer (volitivamente hablando) que se traduce en religión y en política, lo cual deviene en una subjetividad evidente, lo que tampoco nos proporciona ninguna certidumbre cognitiva, prueba de ello es que todas las religiones pretenden manejar la verdad absoluta y así se ostentan ser la mejor de cada una de ellas; y por cuanto hace a la política (rama de la ética, aun cuando sedicentes políticos lo ignoran), también sus pretensiones son absolutamente subjetivas, dígalo si no el que cada partido político pretende ser y tener la solución mejor para resolver todos los problemas de los grupos sociales, es decir, que su plataforma política y sus principios son los mejores, lo cual tampoco nos proporciona certidumbre gnoseológica.
De esta guisa y aun dentro de la subjetividad que ello implica no sería válido confundir con el fanatismo las convicciones que cada ser humano es libre de tener, ni tampoco con el empecinamiento, ni con la necedad, ni tampoco con la enajenación y muchísimo menos con la violencia que estas exageraciones suelen, a veces, hacer estallar. Cosa que se debe evitar a toda costa y que, por fortuna cada vez se ha ido canalizando a través de las instituciones, aun cuando se corre el riesgo de que si éstas no cumplen con su cometido, pudieran ser rebasadas por la inconformidad social.
En efecto, la militancia política trae consigo, especialmente durante los procesos y las jornadas electorales, el apasionamiento, la radicalización de las posturas, así como la negativa a aceptar ceder cada una de las partes en conflicto, algunas de sus pretensiones para destrabar el nudo de las posturas radicales partidistas y, lamentablemente, ante esta falta de racionalidad, se llega a extremos en aras de acceder al poder.
En nuestro país se ha luchado por darle un perfil democrático a la actividad política y así se habla de una democracia participativa, la cual, en una forma incipiente, se ha propalado profusamente, pero ante los magros resultados obtenidos, ahora se propugna por una democracia distributiva, una forma de vida que permita que la riqueza que se genera con la participación de la población entera, se distribuya equitativa y proporcionalmente entre los factores de la producción: el capital y el trabajo.
Y es ahora, en estos momentos que estamos viviendo unas jornadas de participación política en nuestro país para ejercer el derecho y la obligación Constitucionales que tenemos y que tanto sacrificio y sangre le costó en vidas a nuestra Nación para lograrlo.
El menú de la oferta política de los partidos está abierto. Las campañas se han llevado a cabo y el próximo domingo 5 de julio se celebrarán los comicios que en nuestro caso serán para elegir a diputados federales por los dos distritos electorales que nos corresponden. Quienes están como candidatos han realizado, quiero entenderlo así, su mejor esfuerzo para salir triunfantes. Conozco a Fermín Alvarado, a Marcos Efrén Parra, a Gloria Sierra y a Luis Walton (en orden alfabético), y cada uno de ellos tiene valores personales que tratan de usar para obtener el triunfo, sin embargo este vendrá como consecuencia del trabajo político que su partido y cada uno en lo personal hayan realizado. La respuesta la tiene la ciudadanía y la ejercerá el día de las elecciones. Es ahí cuando y donde se decidirá por los ganadores. No es con la estulta propuesta de anular la boleta electoral como se resolverá el desencanto popular por los políticos y los partidos, al contrario, es votando como se va lograr, en ejercicio de nuestras más profundas convicciones, el que nuestros elegidos sean aquellos quienes realmente enarbolen la bandera de las grandes causas de nuestro país. Es lo correcto. Votar. No abstenerse ni anular boletas. Nuestra vida democrática lo merece. O usted, convencido lector, ¿qué opina?
Uno de los fundamentos o pilares del actuar del ser humano es la convicción, entendida ésta como el convencimiento, de donde se derivan las convicciones o sea aquellas ideas u opiniones religiosas, éticas o políticas a las que uno está fuertemente adherido.
Hay que aclarar, sin embargo, que todos sabemos que dentro del terreno de la gnoseología, el pensar, convertido en ciencia, nos da un conocimiento objetivo, es decir, que tiene necesidad racional y exigibilidad universal, lo cual nos proporciona certeza y nos permite afirmar que sí es posible conocer algo con certidumbre.Sin embargo, el conocimiento obtenido a través del sentir, convertido en arte, es totalmente subjetivo y no nos da certidumbre alguna; lo mismo puede decirse del querer (volitivamente hablando) que se traduce en religión y en política, lo cual deviene en una subjetividad evidente, lo que tampoco nos proporciona ninguna certidumbre cognitiva, prueba de ello es que todas las religiones pretenden manejar la verdad absoluta y así se ostentan ser la mejor de cada una de ellas; y por cuanto hace a la política (rama de la ética, aun cuando sedicentes políticos lo ignoran), también sus pretensiones son absolutamente subjetivas, dígalo si no el que cada partido político pretende ser y tener la solución mejor para resolver todos los problemas de los grupos sociales, es decir, que su plataforma política y sus principios son los mejores, lo cual tampoco nos proporciona certidumbre gnoseológica.
De esta guisa y aun dentro de la subjetividad que ello implica no sería válido confundir con el fanatismo las convicciones que cada ser humano es libre de tener, ni tampoco con el empecinamiento, ni con la necedad, ni tampoco con la enajenación y muchísimo menos con la violencia que estas exageraciones suelen, a veces, hacer estallar. Cosa que se debe evitar a toda costa y que, por fortuna cada vez se ha ido canalizando a través de las instituciones, aun cuando se corre el riesgo de que si éstas no cumplen con su cometido, pudieran ser rebasadas por la inconformidad social.
En efecto, la militancia política trae consigo, especialmente durante los procesos y las jornadas electorales, el apasionamiento, la radicalización de las posturas, así como la negativa a aceptar ceder cada una de las partes en conflicto, algunas de sus pretensiones para destrabar el nudo de las posturas radicales partidistas y, lamentablemente, ante esta falta de racionalidad, se llega a extremos en aras de acceder al poder.
En nuestro país se ha luchado por darle un perfil democrático a la actividad política y así se habla de una democracia participativa, la cual, en una forma incipiente, se ha propalado profusamente, pero ante los magros resultados obtenidos, ahora se propugna por una democracia distributiva, una forma de vida que permita que la riqueza que se genera con la participación de la población entera, se distribuya equitativa y proporcionalmente entre los factores de la producción: el capital y el trabajo.
Y es ahora, en estos momentos que estamos viviendo unas jornadas de participación política en nuestro país para ejercer el derecho y la obligación Constitucionales que tenemos y que tanto sacrificio y sangre le costó en vidas a nuestra Nación para lograrlo.
El menú de la oferta política de los partidos está abierto. Las campañas se han llevado a cabo y el próximo domingo 5 de julio se celebrarán los comicios que en nuestro caso serán para elegir a diputados federales por los dos distritos electorales que nos corresponden. Quienes están como candidatos han realizado, quiero entenderlo así, su mejor esfuerzo para salir triunfantes. Conozco a Fermín Alvarado, a Marcos Efrén Parra, a Gloria Sierra y a Luis Walton (en orden alfabético), y cada uno de ellos tiene valores personales que tratan de usar para obtener el triunfo, sin embargo este vendrá como consecuencia del trabajo político que su partido y cada uno en lo personal hayan realizado. La respuesta la tiene la ciudadanía y la ejercerá el día de las elecciones. Es ahí cuando y donde se decidirá por los ganadores. No es con la estulta propuesta de anular la boleta electoral como se resolverá el desencanto popular por los políticos y los partidos, al contrario, es votando como se va lograr, en ejercicio de nuestras más profundas convicciones, el que nuestros elegidos sean aquellos quienes realmente enarbolen la bandera de las grandes causas de nuestro país. Es lo correcto. Votar. No abstenerse ni anular boletas. Nuestra vida democrática lo merece. O usted, convencido lector, ¿qué opina?
4 Comentarios:
Qué tal maestro.
Ese carácter subjetivo que envuelve a la política y a los partidos políticos, como productos del querer, y que genera que éstos se presenten como la panacea a los innumerables problemas que aquejan a México, además de no proporcionarnos certidumbre gnoseológica, también es causa de confusión entre la población, que ante tanta publicidad repleta de descalificaciones, propuestas muchas veces hechas y no cumplidas, ponen en riesgo el convencimiento de muchos electores que, como ya lo he señalado en pasados comentarios, desemboca en una lamentable solución: no ir a votar.
Por otro lado, existen ciudadanos totalmente convencidos de su voto, de las propuestas de su candidato y de los principios de su partido político, lo que me anima a creer que aún vivimos en un país de gente pensante, tolerante, que entienden que la democracia y la justicia son el camino para defender nuestra soberanía.
Esta convicción habla del disfrute de la libertad que aún podemos presumir que vivimos, porque no hay dignidad sin libertades y éstas solo se expresan cabalmente cuando el hombre puede decidir entre opciones, elegir y escoger su propio camino.
Y en atención al título de su artículo, creo que todo político y aquellos que aspiramos una formación política, más que una guerra de descalificaciones entre candidatos, elecciones irregulares o votos comprados, deberían pretender lo siguiente:
SEAN PRESIDENTES, GOBERNADORES, DIPUTADOS, SENADORES, LO QUE QUIERAN SER, PERO SÉANLO CON EL VOTO CONVENCIDO DE LOS MEXICANOS, CON ELECCIONES EJEMPLARES DE LAS QUE SUS HIJOS Y LOS HIJOS DE SUS HIJOS PUEDAN SENTIRSE ORGULLOSOS.
Este debería ser nuestro compromiso democrático, y predicarlo con ejemplo.
No aturdo más con mis comentarios muchas veces desatinados, pero este es un medio que me permite extrovertir pocas de las muchas cosas que quisiera expresar y a veces no es posible.
Le envío un cordial saludo, esperando este 5 de julio se lleve a cabo una jornada electoral limpia y sobre todo concurrida por electores convencido, y que el trabajo hecho durante el proceso electoral, tenga una buena consumación.
Miguel Ángel Garay Núñez.
Estoy plenamente de acuerdo con lo que usted expresa en la totalidad de su escrito.
No puedo opinar sobre la realidad de su país, pues no estoy en condiciones de hacerlo, pero sí puedo hablar un poco sobre la realidad de mi país, que es Argentina, y que la semana pasada tambien tuvimos elecciones a senadores y diputados provinciales que nos representaran en la Capital Federal.
Me parece importantisimo el votar, creo que es un tema "indiscutible", pero he escuchado en la fila en la cual estaba esperando para sufragar, cómo algunas mujeres le decian a otra...."che, a quién votas vos?.. no se a quien ponerle el voto.
La otra persona le daba su opinion y la primera le decia...ah bueno, le voto a ese, total me da lo mismo uno que otro.
Esta situacion es terriblemente LAMENTABLE, creo que de esa manera nunca llegaremos a tener dignos representantes y tampoco podremos llegar a quejarnos pues nuestro voto en realidad no fue nada.
Creo que aca hay involucrada dos situaciones, la primera, la falta de conocimiento de algunas personas o de responsabilidad quiza, con respecto al sufragio.
La segunda, preguntarnos si no se ha llegado a esta situación por escuchar promesas vanas, cosas que solo se dicen antes de las elecciones y luego se disuelven en el agua.
Es un tema para profundizarlo
Por otra parte quiero dejar en claro que no todas las personas tienen ese procedimiento, hay muchas que votan con conocimiento y con conviccion, que luego se equivoquen es problema aparte
un cariño
zaidena
Hola señor maestro
Yo también estoy de acuerdo con lo que dices en tu artículo, y también coincido con lo que dice Zaidena; evidentemente estamos frente a un sistema que no parte solo de las personas que se presentan para ser elegidas, sino ademas de un pensamiento muy llano de quienes van a votar.
Sobre México yo tampoco puedo hablar, porque no ando frecuentemente, pero he visto el video expuesto por Fernando Reyes, el de Denise Dresser, en el que dice que anular es votar; pero además, da una clara explicación del sistema político, como se organiza y maniefiesta con el "pueblo" si queremos decirlo asi..
Ojalá todos comprendamos que no podemos cederle el voto a cualquiera, porque ese poder que tendrán durante varios años, es el que decidirá en mayor parte nuestro porvenir, sobre todo económico y social, aunque demás esta decir que el sector cultural se afectado de la misma manera
Habría que preguntarnos que es lo que queremos realmente, si tenemos los argumentos para confiar en algún candidato político, para depsués analizar si realmemnte se merece nuestro voto; seria al menos una de las formas.
Pues, "votar al MENOS MALO, equivale a comprar la fruta MENOS PODRIDA, en vez de presionar al vendedor de que ahora en adelante VENDA FRUTA FRESCA.."
Un abrazo Maestro, y muy buena suerte
Guillermo E. Tibaldo
Guillermo: ¡Felicidades por tu comentario! Tentado estaba de comentar este artículo del Mtro. Rodrigo Juárez, pero... veo, con mucho agrado, que ya no hace falta ;) ¡Saludos a todos!
Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.
Grab this Headline Animator