Por el Ing. Sergio A. Amaya Santamaría
Ramón salió de la fábrica acompañado de Teófilo y Tomás, de antemano habían convenido en irse a tomar una cerveza al Casino, en donde podrían platicar acerca de los últimos acontecimientos. Los amigos caminaban despreocupadamente sin percatarse que un viejo auto Chevrolet, sin placas, los seguía a prudente distancia.
Guzmán conducía el automóvil, a su lado, Gaitán no perdía de vista al trío de trabajadores.
_'Ora cómo le vamos a hacer Gaitán, _preguntó Guzmán_ necesitamos agarrar solo a nuestro hombre y tal parece que estos van a seguir juntos mucho tiempo.
_No te preocupes, _respondió el compañero_ en algún momento se tendrán que separar y entonces será nuestro.
_¡Mira!, _volvió a hablar Guzmán_ nuestros amigos van a entrar al 'Casino', vamos también nosotros, sirve que aprovechamos para comer algo y echarnos un trago, la espera puede ser larga.
Después de estacionar el auto en una calle próxima a la cantina, los agentes se dirigieron al "Casino" a fin de no perder de vista a los trabajadores, quienes confiadamente se habían sentado en una mesa alejada de la entrada.
_Ese mi "Chuy", _gritó Tomás al mesero_ trainos unas bien frías y una botana, que nos venimos "desbielando".
En tanto esperaban que lea sirvieran, Teófilo inició la plática:
_A ver Ramoncito, ¿cómo estuvo eso de que le rompiste el hocico a Justo?, _preguntó,_ ante la sonrisa de los amigos.
_No fue nada, _repuso Ramón con modestia_ golpe de suerte a la desesperada, mientras el Justo me estaba dando una buena zarandeada, si no hago eso me arranca la cabeza.
_Qué bueno que le respondiste, _terció Tomás_ a todos nos tiene muy "calientes", 'ora sólo falta esperar a ver qué hace.
_Lo que me parece bien gacho, _dijo Ramón_ es lo que le hicieron a Fermín y a Erasmo, andan los pobres bien espantados, al Erasmo creo que hasta le dio "chorro'.
_No es para menos, _habló Tomás_ le dieron buenos golpes a Fermín, lo que me tiene muy preocupado es por qué lo dejaron ir tan fácil; yo creo que lo hicieron para ver si nos desesperamos y hacemos algún movimiento.
_Bueno muchachos, _continuó Tomás_ estuve hablando con Antonio y Pedro, otro compañero, parece que la cosa ya va en serio, nos recomiendan que formemos grupos de choque para enfrentarnos a los "guaruras' de Cándido, por lo que es conveniente que no andemos solos, de cualquier manera no debemos descartar que agarren a otro para interrogarlo, puede ser cualquiera de nosotros y quien sabe como le vaya.
_Pues no solamente habrá que cuidarse de los hombres de Cándido, sino también de los agentes del Licenciado, _dijo Teófilo que había visto entrar a la pareja de agentes._ Estos güeyes se me hace que nos vienen siguiendo, a lo mejor se rajó Justo y andan tras de ti Ramón.
_Puede ser, _aceptó Ramón_ ya saben que si mañana no llego a trabajar es porque estos me detuvieron, solo les pido que vayan a tranquilizar a mi "jefecita", por lo demás, aguantaré hasta donde pueda.
_Yo creo, _intervino Tomás_ que debemos hablar con los compañeros para acelerar el movimiento; nos quedan unos cuantos días para presentar nuestras demandas a los patrones y si no nos hacen caso, haremos nuestra manifestación el día del mitin del Licenciado.
_¡Caray!, _dijo Ramón_ con lo preocupada que se pone mi Rosita con estas broncas, yo no sé qué pensará cuando le cuente lo que pasó con Fermín y para acabarla de amolar, mi asunto con Justo.
_Pues todas las viejas están preocupadas, _terció Teófilo_ la Juana me dice que no me meta en líos, pero qué le vamos a hacer, es la única manera de salir de jodidos.
_Es lo que piensa también mi vieja, _habló Tomás_ pero qué caray, si de lo único que no he de morir es de parto.
Los amigos, inmerso cada uno en sus propios pensamientos y temores, se pusieron a dar cuenta de los taquitos de chicharrón con chile y a las tostadas compuestas que les habían servido junto con las cervezas. Ramón, disimuladamente, no perdía de vista a les agentes, quienes muy cerca de la puerta, parecían no percatarse de la presencia de los amigos, comiendo y bebiendo casi en silencio.
Teófilo se levantó y se fue a los sanitarios, después de un rato volvió y se dirigió a sus amigos.
_¿Cómo le vamos a hacer para perdernos de estos agentes en caso de que vengan por ti Ramón? Por lo pronto nos vamos a pasar un buen rato, si ellos no se van, quiere decir que nos están esperando. De ser así, disimuladamente nos vamos los tres al baño, junto al sanitario está la puerta de la bodega y la bodega tiene una puerta que da al callejón, nada mas es cosa de hablar con "Chuy" y está arreglado, ¿cómo la ven?
_Me parece bien, _repuso nervioso Ramón_ yo la mera neta no quisiera caer en las manos de estos "gorilas"
_Tranquilo mi Ramoncito, _dijo Tomás_ por las dudas te vamos a acompañar hasta tu casa y si nos encuentran y se ponen perros, pues les damos, qué caray.
Las horas pasaban y los dos agentes se estaban poniendo impacientes, llevaban cerca de tres horas y los trabajadores no tenían para cuando salir.
_Yo creo que estos ya se las olieron, _dijo Guzmán_ quisiera que de una vez fuéramos por él.
_No compañero, _repuso Gaitán_ tenemos que ser discretos, son las órdenes del Licenciado, no quiere ruido.
El "Casino" se fue poniendo más concurrido, los clientes de la tarde estaban llegando; un par de rancheros estaban jugando en una mesa de "pool" y otros cuatro parroquianos estaban enfrascados en una partida de dominó. Los tres amigos, convencidos de que los agentes los estaban esperando, habían convencido a "Chuy", mediante una propina, de que les abriera la puerta de la bodega, solamente esperaban el momento oportuno para llevar a cabo su plan de fuga, indudablemente que los tres estaban nerviosos, pues bien sabían a la clase de hombres que se estaban enfrentando.
_Aquí a la vuelta vive ni madrina, _dijo Tomás_ podemos llegar a su casa y salir por el corral a la acequia que corre detrás de las casas. Ya cuando obscurezca nos podemos ir por ahí hasta nuestras propias casas.
_Me parece bien, _aceptó Ramón con cierta esperanza_ aunque hay que dar más rodeo para llegar ala mía.
_Ta'bueno, _aceptó también Teófilo_ el último camión para el rancho sale a las siete de la noche, así es que sí me da tiempo.
_Bueno, _continuó Teófilo_ váyanse al baño mientras yo pido otras para despistarlos, los alcanzo en la bodega.
Ramón y Tomás se pararon para dirigirse a los sanitarios, en tanto que Teófilo, en voz alta para ser oído por todos, pedía que les sirvieran otra ronda de cervezas.
_Mira nomás a estos güeyes, _dijo Guzmán enojado_ van a tirar el agua para seguir tomando, no tienen madre.
_Tranquilo Guzmán, _dijo Gaitán_ no creo que tarden mucho.
Los minutos pasaron y los amigos no volvían a su mesa, inquieto Gaitán se encaminó a los baños. Después de revisarlos salió apresuradamente en busca de su compañero.
_Pícale Guzmán que estos pinches ya se nos pelaron, _dijo mientras apresuradamente pagaba su cuenta.
_A ver "Chuy", _preguntó enojado Guzmán_ ¿por donde se pelaron los tres que estaban en aquella mesa?.
_Pues salieron por la bodega, _repuso el cantinero_ me dijeron que se le querían pelar a sus viejas.
_¡Qué viejas ni qué madres!, _repuso furibundo Gaitán_ vámonos compañero.
Los dos hombres salieron apresuradamente, sin reparar en la risa de complicidad que iluminaba el rostro del fiel "Chuy". Sus pasos se perdieron entre la algarabía de la gente que disfrutaba de su paseo vespertino o hacían sus compras en las tiendas de los alrededores.
Mientras tanto, los tres amigos llegaban presurosos a la casa de la madrina de Tomás, quien sentada a la entrada de la casa, disfrutaba del fresco de la tarde.
_Madrinita buenas tardes, _dijo respetuoso Tomás_ déjenos entrar a su casa que nos vienen siguiendo unos tipos.
_Pásenle, pásenle, _repuso preocupada la ancianita_ en qué líos te andas metiendo muchacho. Yo me quedará aquí para ver si alguien viene.
Los tres amigos penetraron a la humilde vivienda y agitados se sentaron en un rústico catre que hacía las veces de cama.
Minutos después la anciana vio venir a una pareja de corpulentos hombres que corrían desesperados, viendo en todas direcciones, buscando a los muchachos que tan limpiamente los habían burlado. Pasaron como exhalación junto a una viejecita que plácidamente hacía una labor de ganchillo, mientras disfrutaba del fresco de la tarde que moría. Unos chiquillos jugaban a la pelota, ajenos a los problemas de los mayores.
Exhaustos, los agentes desistieron en la busca de los jóvenes, casi sin aliento se recargaron en una pared.
_Méndigos, _dijo Guzmán, casi sin aliento_ pero en cuanto los agarre van a saber que de mi no se burla ningún hijo de la tiznada.
_Ni modo compadre, _contestó Gaitán_ por ahora ganaron, pero vamos a esperarlo en casa de su novia, ahí o a la suya tiene qué llegar, entonces le cobraremos la carrerita.
Los hombres se fueron en busca de su auto, mientras la ancianita, cansada ya del fresco de la tarde entraba a su casa.
Guzmán conducía el automóvil, a su lado, Gaitán no perdía de vista al trío de trabajadores.
_'Ora cómo le vamos a hacer Gaitán, _preguntó Guzmán_ necesitamos agarrar solo a nuestro hombre y tal parece que estos van a seguir juntos mucho tiempo.
_No te preocupes, _respondió el compañero_ en algún momento se tendrán que separar y entonces será nuestro.
_¡Mira!, _volvió a hablar Guzmán_ nuestros amigos van a entrar al 'Casino', vamos también nosotros, sirve que aprovechamos para comer algo y echarnos un trago, la espera puede ser larga.
Después de estacionar el auto en una calle próxima a la cantina, los agentes se dirigieron al "Casino" a fin de no perder de vista a los trabajadores, quienes confiadamente se habían sentado en una mesa alejada de la entrada.
_Ese mi "Chuy", _gritó Tomás al mesero_ trainos unas bien frías y una botana, que nos venimos "desbielando".
En tanto esperaban que lea sirvieran, Teófilo inició la plática:
_A ver Ramoncito, ¿cómo estuvo eso de que le rompiste el hocico a Justo?, _preguntó,_ ante la sonrisa de los amigos.
_No fue nada, _repuso Ramón con modestia_ golpe de suerte a la desesperada, mientras el Justo me estaba dando una buena zarandeada, si no hago eso me arranca la cabeza.
_Qué bueno que le respondiste, _terció Tomás_ a todos nos tiene muy "calientes", 'ora sólo falta esperar a ver qué hace.
_Lo que me parece bien gacho, _dijo Ramón_ es lo que le hicieron a Fermín y a Erasmo, andan los pobres bien espantados, al Erasmo creo que hasta le dio "chorro'.
_No es para menos, _habló Tomás_ le dieron buenos golpes a Fermín, lo que me tiene muy preocupado es por qué lo dejaron ir tan fácil; yo creo que lo hicieron para ver si nos desesperamos y hacemos algún movimiento.
_Bueno muchachos, _continuó Tomás_ estuve hablando con Antonio y Pedro, otro compañero, parece que la cosa ya va en serio, nos recomiendan que formemos grupos de choque para enfrentarnos a los "guaruras' de Cándido, por lo que es conveniente que no andemos solos, de cualquier manera no debemos descartar que agarren a otro para interrogarlo, puede ser cualquiera de nosotros y quien sabe como le vaya.
_Pues no solamente habrá que cuidarse de los hombres de Cándido, sino también de los agentes del Licenciado, _dijo Teófilo que había visto entrar a la pareja de agentes._ Estos güeyes se me hace que nos vienen siguiendo, a lo mejor se rajó Justo y andan tras de ti Ramón.
_Puede ser, _aceptó Ramón_ ya saben que si mañana no llego a trabajar es porque estos me detuvieron, solo les pido que vayan a tranquilizar a mi "jefecita", por lo demás, aguantaré hasta donde pueda.
_Yo creo, _intervino Tomás_ que debemos hablar con los compañeros para acelerar el movimiento; nos quedan unos cuantos días para presentar nuestras demandas a los patrones y si no nos hacen caso, haremos nuestra manifestación el día del mitin del Licenciado.
_¡Caray!, _dijo Ramón_ con lo preocupada que se pone mi Rosita con estas broncas, yo no sé qué pensará cuando le cuente lo que pasó con Fermín y para acabarla de amolar, mi asunto con Justo.
_Pues todas las viejas están preocupadas, _terció Teófilo_ la Juana me dice que no me meta en líos, pero qué le vamos a hacer, es la única manera de salir de jodidos.
_Es lo que piensa también mi vieja, _habló Tomás_ pero qué caray, si de lo único que no he de morir es de parto.
Los amigos, inmerso cada uno en sus propios pensamientos y temores, se pusieron a dar cuenta de los taquitos de chicharrón con chile y a las tostadas compuestas que les habían servido junto con las cervezas. Ramón, disimuladamente, no perdía de vista a les agentes, quienes muy cerca de la puerta, parecían no percatarse de la presencia de los amigos, comiendo y bebiendo casi en silencio.
Teófilo se levantó y se fue a los sanitarios, después de un rato volvió y se dirigió a sus amigos.
_¿Cómo le vamos a hacer para perdernos de estos agentes en caso de que vengan por ti Ramón? Por lo pronto nos vamos a pasar un buen rato, si ellos no se van, quiere decir que nos están esperando. De ser así, disimuladamente nos vamos los tres al baño, junto al sanitario está la puerta de la bodega y la bodega tiene una puerta que da al callejón, nada mas es cosa de hablar con "Chuy" y está arreglado, ¿cómo la ven?
_Me parece bien, _repuso nervioso Ramón_ yo la mera neta no quisiera caer en las manos de estos "gorilas"
_Tranquilo mi Ramoncito, _dijo Tomás_ por las dudas te vamos a acompañar hasta tu casa y si nos encuentran y se ponen perros, pues les damos, qué caray.
Las horas pasaban y los dos agentes se estaban poniendo impacientes, llevaban cerca de tres horas y los trabajadores no tenían para cuando salir.
_Yo creo que estos ya se las olieron, _dijo Guzmán_ quisiera que de una vez fuéramos por él.
_No compañero, _repuso Gaitán_ tenemos que ser discretos, son las órdenes del Licenciado, no quiere ruido.
El "Casino" se fue poniendo más concurrido, los clientes de la tarde estaban llegando; un par de rancheros estaban jugando en una mesa de "pool" y otros cuatro parroquianos estaban enfrascados en una partida de dominó. Los tres amigos, convencidos de que los agentes los estaban esperando, habían convencido a "Chuy", mediante una propina, de que les abriera la puerta de la bodega, solamente esperaban el momento oportuno para llevar a cabo su plan de fuga, indudablemente que los tres estaban nerviosos, pues bien sabían a la clase de hombres que se estaban enfrentando.
_Aquí a la vuelta vive ni madrina, _dijo Tomás_ podemos llegar a su casa y salir por el corral a la acequia que corre detrás de las casas. Ya cuando obscurezca nos podemos ir por ahí hasta nuestras propias casas.
_Me parece bien, _aceptó Ramón con cierta esperanza_ aunque hay que dar más rodeo para llegar ala mía.
_Ta'bueno, _aceptó también Teófilo_ el último camión para el rancho sale a las siete de la noche, así es que sí me da tiempo.
_Bueno, _continuó Teófilo_ váyanse al baño mientras yo pido otras para despistarlos, los alcanzo en la bodega.
Ramón y Tomás se pararon para dirigirse a los sanitarios, en tanto que Teófilo, en voz alta para ser oído por todos, pedía que les sirvieran otra ronda de cervezas.
_Mira nomás a estos güeyes, _dijo Guzmán enojado_ van a tirar el agua para seguir tomando, no tienen madre.
_Tranquilo Guzmán, _dijo Gaitán_ no creo que tarden mucho.
Los minutos pasaron y los amigos no volvían a su mesa, inquieto Gaitán se encaminó a los baños. Después de revisarlos salió apresuradamente en busca de su compañero.
_Pícale Guzmán que estos pinches ya se nos pelaron, _dijo mientras apresuradamente pagaba su cuenta.
_A ver "Chuy", _preguntó enojado Guzmán_ ¿por donde se pelaron los tres que estaban en aquella mesa?.
_Pues salieron por la bodega, _repuso el cantinero_ me dijeron que se le querían pelar a sus viejas.
_¡Qué viejas ni qué madres!, _repuso furibundo Gaitán_ vámonos compañero.
Los dos hombres salieron apresuradamente, sin reparar en la risa de complicidad que iluminaba el rostro del fiel "Chuy". Sus pasos se perdieron entre la algarabía de la gente que disfrutaba de su paseo vespertino o hacían sus compras en las tiendas de los alrededores.
Mientras tanto, los tres amigos llegaban presurosos a la casa de la madrina de Tomás, quien sentada a la entrada de la casa, disfrutaba del fresco de la tarde.
_Madrinita buenas tardes, _dijo respetuoso Tomás_ déjenos entrar a su casa que nos vienen siguiendo unos tipos.
_Pásenle, pásenle, _repuso preocupada la ancianita_ en qué líos te andas metiendo muchacho. Yo me quedará aquí para ver si alguien viene.
Los tres amigos penetraron a la humilde vivienda y agitados se sentaron en un rústico catre que hacía las veces de cama.
Minutos después la anciana vio venir a una pareja de corpulentos hombres que corrían desesperados, viendo en todas direcciones, buscando a los muchachos que tan limpiamente los habían burlado. Pasaron como exhalación junto a una viejecita que plácidamente hacía una labor de ganchillo, mientras disfrutaba del fresco de la tarde que moría. Unos chiquillos jugaban a la pelota, ajenos a los problemas de los mayores.
Exhaustos, los agentes desistieron en la busca de los jóvenes, casi sin aliento se recargaron en una pared.
_Méndigos, _dijo Guzmán, casi sin aliento_ pero en cuanto los agarre van a saber que de mi no se burla ningún hijo de la tiznada.
_Ni modo compadre, _contestó Gaitán_ por ahora ganaron, pero vamos a esperarlo en casa de su novia, ahí o a la suya tiene qué llegar, entonces le cobraremos la carrerita.
Los hombres se fueron en busca de su auto, mientras la ancianita, cansada ya del fresco de la tarde entraba a su casa.
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