De la inconformidad...

Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz

Una persona que mantiene una actitud de rechazo o desacuerdo contra lo establecido en el orden político, social, moral, etc., es un inconformista.

Pudiera darse el caso, por ejemplo, de quienes nunca están contentos o satisfechos con las medidas que se adopten para la solución de los problemas tanto particulares como colectivos, pero también los hay quienes a pesar de las medidas que se adopten para esos casos, no están satisfechos y con razón, porque dichas medidas evidentemente no son las idóneas para satisfacer los requerimientos del caso de que se trate.

En la especie, en términos generales, la población mexicana no está conforme con la directriz que está siguiendo la administración pública en el orden federal, estatal y municipal para la gobernación de este país y en especial con la llamada clase “política”, salvo las honrosas excepciones de siempre, por los magros resultados que se reflejan directamente en la calidad de vida de la población, quien cotidianamente tiene que sufrir asaltos cada vez mas violentos, secuestros, “ejecuciones” de bandas rivales dentro de la llamada delincuencia organizada, violaciones, chantajes, robos, fraudes y los efectos, también, de la corrupción, corrupción que se ha vuelto galopante y que según datos de organismos internacionales, aumentó considerablemente en nuestro país en el desgobierno del panista Fox.

Múltiples son las causas externas e internas de ello. Múltiples son, en consecuencia, las excusas que se dan, sin perjuicio de las explicaciones del caso, pero lo que subsiste es una evidente falta de oficio político, de grandeza colectiva de miras, de una auténtica solidaridad social, etc., especialmente notable en el gobierno federal, quienes sin experiencia de gobierno, desde el 2006 han incurrido en errores garrafales por acción y por omisión, cuyas consecuencias se están ya viviendo, dramáticamente, en todo el territorio nacional.

Pero lo grave del asunto es que existe una sentencia universal que dice que primero es el ser y luego el modo de ser. Es decir, primero hay que alimentarnos para ser y existir y luego ya veremos qué vamos a ser. El problema es que el alimentarnos cada vez se vuelve mas cuesta arriba y tiene mayores grados de dificultad el resolverlo (véase la crisis en el agro ), salvo para los que tienen múltiples recursos económicos ya sea por la vía de los negocios (que no siempre son honestos) o por la vía de la función o los cargos públicos cuando son ejercidos con corrupción, a sabiendas de la impunidad de que están revestidos.

Sin alarmismos debemos admitir que la situación deviene en dramática. Que la pobreza que se vive en México ya ha rebasado los niveles de lo posible. En México ya no solo somos pobres, entendiendo por tal a la persona que no tiene lo necesario para vivir, o que lo tiene con mucha escasez, sino que estamos vueltos un país de miserables, entendiendo por ello a quien es “muy pobre”, digno de compasión (que me perdone el Dr. Boltvinik si me equivoco en este punto), habida cuenta de que ya son mas de sesenta millones de mexicanos en ese nivel de miseria y como cerecita del pastel, nuestros “próceres” acaban de autorizar una ley de ingresos para el año venidero que aumenta el pago de impuestos (solo a los causantes cautivos y a los consumidores en general), a pesar de las opiniones calificadas de 2 Premios Nobel en Economía que dijeron que en época de crisis la peor es aumentar los impuestos y a pesar de que se entiende que ello aumenta la recaudación para el gasto en obras y servicios para la población, también lo es que la forma en que se implementó no es justa ni equitativa. El resultado no solo es el descontento generalizado de la población, sino las repercusiones en la inflación de 0.6 % por el aumento al IVA., dijo Hacienda, entre otros y lo peor es que dado el estado de desesperación de la población, ya desempleada, con pago brutal de impuestos, sin alternativas para desarrollar sus capacidades en el ámbito en que se contraten, no les queda mas remedio que el emigrar a donde los van a discriminar, a vejar, a explotar y a abusar de ellos, o sea a perseguir el “sueño” americano (pesadilla diría yo): el ambulantaje (con sus consecuencias de todos conocidas) o el delinquir, como lo están haciendo ahora, también con la consecuencia de que la gente ya empezó a hacerse justicia por propia mano ante la ineficacia e ineficiencia de las autoridades competentes, pues siempre los delincuentes huyen impunemente. Hay que poner el remedio y pronto. Con la participación responsable de gobernantes y gobernados, de lo contrario las consecuencias mas graves no tardarán en llegar. Esto urge. O usted, angustiado lector, ¿Qué opina?