A río revuelto....... 18

0


Por Sergio A. Amaya S.

Eran las seis de la tarde cuando Ramón, acompañado por Teófilo, llegaron al lugar en que se reunirían con Antonio y Pedro, los hombres ya los esteraban, ansiosos por saber el resultado que los trabajadores habían obtenido con su pliego de peticiones. El lugar en que se habían citado era un viejo caserío abandonado hacía ya muchos años. Según los lugareños, ese viejo rancho habían sido las viviendas de los peones de un antiguo hacendado. A raíz de la Guerra Cristera lo habían abandonado, luego que las tropas Federales hubieron pasado por las armas a todos los hombres jóvenes del pueblo, dejando con vida únicamente a las mujeres, los niños y los ancianos. Desde entonces la gente le huía a aquel paraje, pensando que pudiese aparecer alguno de las difuntos.

El lugar debió haber sido agradable cuando estuvo habitado, compuesto, Según los restos, por unas diez viviendas, de las que solo quedaban algunas tapias de adobe; una antigua cimentación probablemente perteneció a una pequeña capilla, en cuyo atrio quedaban los troncos de gruesos eucaliptos. En lo que debió ser el centro se veía, medio derruido, el brocal de un pozo que ya para entonces estaba seco. Probablemente la falta de agua había motivado el abandono de aquel lugar, pero para los fines que Antonio perseguía, las consejas de la gente le eran muy convenientes, pues todos evitaban pasar por las cercanías de aquel lugar.

Al ver venir a los trabajadores Pedro salió a en encuentro.

_Hola camaradas, buenas tardes, ¿solamente ustedes van a venir?

_Sí, _contesto Ramón_ nuestros compañeros tuvieron segundo turno y no pudieron venir, pero lo que nosotros arreglemos lo aceptarán.

_Qué tal Ramoncito, _sa1udó Antonio, quien estaba acabando de orinar detrás de unas tapias_ ¿cómo sigues de las mordidas? (Hacía alusión a la golpiza que le había dado el "Perro")

_Por la pronto ya no le dio el "mal", _contestó bromeando Tomás, entre las carcajada de todos_.

_Vénganse muchachos, _invitó Pedro_ trajimos algo para cenar, está listó el café.

Los hombres se sentaron alrededor de una fogata que Antonio había encendido en medio de los muros mas altos que encontraron.

_Bueno camaradas, _preguntó Antonio_ cuéntenos, ¿cómo les fue con su petición a los patrones?

_Pues la mera verdá, _repuso Teófilo_ sentimos que no arreglamos nada, aunque los patrones nos escucharon.

_Tiene razón Teo, _continuó Tomás_ en cuanto a las peticiones de aumento de sueldo, los patrones van a estudiar la manera de que trabajemos a base de incentivos. Por lo que toca a la demanda de vivienda, nos dijeran que aunque está fuera de su control, van a ver qué pueden hacer con Cándido, pues ellos hacen sus aportaciones para beneficio de los trabajadores.

_El que ya ni la jodió fue Cándido, _dijo Ramón_ ni siquiera nos volteó a ver cuando entró a la oficina. De nuestras acusaciones dijo que se las probáramos y de desconocerlo como Representante Sindical, casi se rió de nosotros, ahí de plano les dijo a los patrones que no era asunto de ellos y que solamente la Junta podría reconocer, tanto al nuevo representante, como al Sindicato en forma independiente.

_En cierto sentido tiene razón Cándido, _contestó Antonio_ los patrones no nueden intervenir en asuntos intersindicales, pero era conveniente que ellos se enteraran de la forma en que Cándido maneja el Sindicato.

_Por otra parte, _continuó_ para desconocerlo basta con que dos terceras partes de los trabajadores así lo manifiesten.

_Ahora bien, la decisión de los trabajadores y la petición de registro de un nuevo Sindicato, deben ser presentadas ante la Junta, quien extenderá el reconocimiento oficial, si reúne todos los requisitos de Ley.

_Y bien muchachos, _tomó la palabra Pedro_ ¿qué piensen hacer ahora?

_Eso es lo que necesitamos que nos digan, _contestó Tomás_ desde luego que no estamos interesados en acabar con la fábrica, ya que de ella dependen nuestras familias.

_Yo estoy de acuerdo con ustedes camaradas, _intervino Antonio_ pero les voy a decir lo que va a suceder:

_En lo relativo a los aumentos salariales, los natrones, con el cuento de "estudiarlo', les irán dando largas hasta llegar al tiempo de los aumentos generales de salarios mínimos, mientras que a ustedes se los sigue llevando la "fregada"

_Yo también así lo veo, _corroboró Pedro_ al fin y al cabo a ellos no les urge, tienen las barrigas llenas.

_Por otra parte, _continuó Antonio_ el asunto de Cándido, que es el más importante, la Junta nunca les dará el reconocimiento, pues no debemos olvidar que nertenece al Partido en el poder y de ninguna manera permitirán que se desafilien de la Central, pues eso supondría el debilitamiento del Sistema.

_¿Entonces qué?, _preguntó Teófilo_ ¿vamos a seguir de jodidos y agachones?

_La única alternativa que le veo, _intervino Pedro_ es la protesta pública, tanto mejor si es con el respaldo del pueblo.

_Yo creo, _dijo Ramón_ que primero debemos hacer las cosas como manda la Ley, ¿no creen muchachos?; ‘ora que si así no se puede, entonces ya veríamos...

_Así es como deberían ser las cosas, _interrumpió Antonio_ la dificultad estriba en que nuestro sistema político está tan viciado se valen de todas los elementos, legales o ilegales para impedir que nadie se salga del huacal. Jamás permitirán el cambio democrático.

_Ahora bien, _continuó_ el éxito de la demanda popular es aprovechar el momento preciso, es decir, cuando estemos seguros de que la protesta va a ser escuchada por el mayor número de gente. Ese momento será el próximo domingo, cuando el Licenciado inicie su campaña electoral. Habrá muchos visitantes, tanto del Estado, como del Centro, por lo que no podrán impedir que ustedes hagan sus demandas ante la opinión pública.

_Yo creo que Antonio tiene razón, _dijo Teófilo_ desde que iniciamos ésto estuvimos dispuestos a llegar a cualquier cosa para lograr nuestros propósitos; si dejamos pasar este momento nos va a costar mas trabajo. Lo que hace falta es dinero para mandar a hacer mantas, pues si llegamos con las manos vacías, nos confundiremos con el resto de los asistentes al mitin del Licenciado.

_Por eso no se preocupen, _les aseguró Pedro_ nosotros dispondremos todo lo necesario para que sea notoria su entrada a la plaza.

_Pero, _objetó nuevamente Ramón_ ¿qué sucederá si el Licenciado nos echa encima a la policía?

-Tengan por seguro, intervino Antonio, que en alguna forma tratarán de impedir su entrada a la Plaza, por eso tenemos que ir preparados.

_Pero, ¿en qué forma?, _preguntó Tomás_ nosotros no somos gente de armas.

_Miren muchachos, _volvió a hablar Antonio, dándose cuenta que los hombres estaban a punto_ lo mejor que pueden hacer es pedir a sus esposas, madres, hermanas, hijas, en fin, a todo aquel amigo o amiga que los pueda acompañar, que asistan a su manifestación, de esta manera no se atreverán a detenerlos por la fuerza.

_Pero llevar tantas viejas va a ser muy arriesgado, _protestó Tomás_.

_Es cierto, _secundó Ramón_ además no podemos ir con las manos vacias, pues por mala suerte nos vayan a agredir y no tendremos ni con qué defendernos.

_Bueno, _dijo taimado Pedro_ si con eso se sienten mas seguros, se pueden llevar objetos que les sirvan de armas, ocultos bajo sus ropas. De cualquier manera es conveniente que al frente de la columna se sitúe la gente mas fuerte y decidida, quienes serían los que en algún momento recibirían la agresión.

_¿Cómo la ven?, _preguntó Teófilo a sus aminos_ le atoramos ahora, o le seguimos "perreando"

Tomás y Ramón guardaron silencio, pensando en las alternativas que tenían. Tomás mordisqueaba un trozo de tortilla, en tanto que Ramón daba pequeños sorbos a su café.

Ramón pensaba en su madre y en Rosita, en las recomendaciones que le habían hecho las dos mujeres que amaba en su vida. Por alguna razón predominaba en su mente la imagen de su novia; recordaba emocionado todo el día anterior, el de la fiesta, tomados de la mano, caminando entre los puestos y la gente, concentrados en sí mismos y en sus planes futuros. También pensaba en lo lejos que habían quedado aquellos días en que, despreocupado, corría por las calles del pueblo. Aquellas tardes calurosas en que se "echaba el pato", en lugar de irse a la escuela, se iba con sus amigos al río. Cómo recordaba en esos momentos la frescura del agua clara recorrer todo su cuerpo. Le gustaba nadar en la poza que se formaba entre unas enormes rocas pulidas por el correr de las aguas y a la sombra de enormes sauces, los cuales colgaban sus ramas hasta casi tocar las aguas. Cuando al fin se cansaban de retozar en el río, se escabullían hasta la huerta de Don Chon y se hartaban de comer guayabas. ¿Qué había pasado con esos días?, ¿Por qué ahora se tenía que enfrentar a estos problemas? ¿qué de aquella su niñez feliz, aún en medio de sus carencias? De pronto volvió a la realidad. Ya no era un chiquillo, ahora era un hombre que tenía la responsabilidad de mantener a su madre y quería, además, formar un hogar con Rosita, tener hijos. Esas cosas solo las conseguiría enfrentándose a la realidad, a su realidad. Al fin habló:

_Yo estoy de acuerdo, ¿tú qué dices Tomás?.

_Pues aunque me pese, _contestó Tomás_ sé que debo hacerlo, si no por mi, sí por mis hijos, yo no quiero que ellos vivan entre las privaciones que yo he pasado.

_Bien, _dijo Antonio frotándose las manos_ ahora les diremos qué vamos a hacer.

El grupo continuó planeando los acontecimientos del próximo domingo; solamente los grillos que cantaban a su alrededor se enteraron de todos los detalles que acordaron. Por su parte, Pedro pensaba en la forma en deberían salir del pueblo cuando se iniciara el enfrentamiento. El automóvil debería estar dispuesto en alguna calle cercana, de manera que sin pérdida de tiempo pudieran ganar la carretera del Sur. Si acaso tuvieran suerte, tal vez tendrían tiempo de llegar a ver a una novia que tenía en Acámbaro. Le había asegurado que irían al cine. Todo era cosa de esperar.

Cuando los amigos se separaron ya era bien entrada la noche. Ramón, Tomás y Teófilo caminaban rumbo al pueblo, en silencio, pensando cada uno en un mundo mas justo, donde no tuvieran que pelear por un trozo de tortilla, donde pudieran dar a sus seres queridos las comodidades que tanto anhelaban.

La luna los miraba, fría y triste, como llorando por las desventuras de esos pobres hombros que poblaban esa esfera de esmeralda que ella, noche a noche, tenía que alumbrar.






El Licenciado se paseaba nervioso a lo largo de su despacho, la mañana del sábado, día previo al mitin que daría inicio a su campaña electoral para Diputado Federal. Casi todos los invitados habían llegado ya al Guayabal, tanto sus parientes mas cercanos, cono gente importante del Partido. Algunos se habían ido a hospedar a la Capital del Estado, famosa a nivel mundial por su rica arquitectura, otros se encontraban de paseo o de compras en las ciudades vecinas, todos esperando el gran día.

Hacía pocos minutos que el Licenciado recibiera una llamada del Centro; era el Doctor, quien le dio instrucciones de apoyar a Cándido, más por cuidar la imagen del Partido en esos momentos cruciales, que por simpatía hacia el líder. Ya más adelante se vería qué hacer con él, Esto desde luego era el sentir del Líder Nacional de la Confederación, quien precisamente estaba por llegar al despacho del Licenciado. De hecho era un honor que personaje tan poderoso y encumbrado, hubiese aceptado la invitación para asistir a la apertura de la campaña, dado que Don Malaquías había sido determinante en el destape de los últimos Presidentes y el Licenciado no era de sus favoritos.

Bien sabía el Licenciado que Cándido era uno de los protegidos de Don Malaquías, quien en alguna ocasión le había dicho que se preparara para que, en su oportunidad, ocupara la Presidencia Municipal de El Guayabal.

Por fin, cerca ya de las once de la mañana, la Secretaria entró al despacho del Licenciado pera anunciar a Don Malaquías, quien acompañado de varias personas, se encontraba en la sala de espera.

Casi a tropezones el Licenciado salió a recibir a su distinguido huésped.

_Don Malaquías, _saludó con una amplia sonrisa_ es para mi un honor que nos honre con su visita, pase usted por favor.

Los dos hombres se dieron un fuerte abrazo, siendo mas y mas fuertes las palmadas que el Licenciado dio a Don Malaquías. El visitante, siempre parco en el hablar, apenas emitió unos ruidos ininteligibles a manera de saludo.

Con un ligero movimiento de mano, Don Malaquías indicó a sus acompañantes que la entrevista con el Licenciado seria de carácter privado. Todos a la vez volvieron a ocupar sus asientos. Los dos personajes penetraron al despacho, cerrando tras ellos la puerta. Gaitán, Guzmán y los guardaespaldas de Don Malaquías se situaron a ambos lados de la puerta, para impedir que nadie molestase a sus amos.

_Hágame favor Don Malaquías, _dijo el Licenciado indicando los muebles de sala que había en su despacho_ ¿desea tomar un cafecito?

_Gracias Licenciado, desayunamos hace un momento, siéntese a platicar. (En tanto contestaba, extrajo su pipa y ceremoniosamente se puso a cargarla).

_Dígame Don Malaquías, _preguntó atento el Licenciado_ ¿cómo estuvo el viaje?

_Todo tranquilo, _respondió el huésped, en tanto pegaba lumbre a su pipa y después de una profunda chupada dejaba escapar lentamente el humo, observando cómo se desvanecía en la altura_.

El Licenciado lo observaba nervioso, no atinando a decir nada que pudiese perturbar ese silencio que envolvía a Don Malaquías.

_Señor Licenciado, _habló al fin el visitante_ quiero que me diga cómo están las cosas en la fábrica de los señores Bermúdez, tengo entendido que hay algunos problemas y el Doctor me pidió que tratara de arreglar lo que hubiera, creo que el Doctor tiene especial afecto por los señores Bermúdez.

_Don Malaquías, _repuso un tanto mas seguro el Licenciado_ los señores Bermúdez son finísimas personas, a quienes me honro en contar entre mis amigos, no agraviando lo presente.

_Han tenido algunos problemillas, _continuó_ pero desde luego, nada que no podamos resolver en El Guayabal.

_¿Y nuestro mutuo amigo Cándido?, _preguntó el visitante, en tanto observaba a las palomas que revoloteaban en el jardín_ ¿cómo se ha portado?

_¿Cándido?.... es decir... sí...., _contestó nervioso_ es un excelente elemento,.... sí, eso es, excelente.

_¡Vamos Licenciado!, _repuso un tanto exasperado Don Malaquías_ necesito saber toda la verdad. Tengo entendido que alguno de los Ayudantes de Cándido se ha comportado un tanto rudo con algunos trabajadores.

_Pues sí, efectivamente, _contestó en tanto pensaba que no importaba que a Cándido se lo llevara el diablo_ uno de los hombres de Cándido le propinó una golpiza a un muchacho; según dice el agraviado, fué por órdenes de Cándido.

_Sabía usted Licenciado, _volvió a inquirir el visitante_ ¿que los trabajadores piensan desconocer a Cándido y constituirse en Sindicato Independiente?.

_Bueno... no señor.. no estaba enterado, _respondió en tanto se acordaba de la madre de Gaitán, pero qué ha hecho este pedazo de imbécil que no me ha informado de esto_.

_Como usted verá Licenciado, el asunto es mas serio de lo que parece, ¿estará usted de acuerdo, verdad?

_Deberá saber también Licenciado, _continuó_ que este movimiento está dirigido por el Partido Popular de Oposición y que lo único que pretenden es desestabilizar al Sistema que el pueblo ha elegido democráticamente.

El Licenciado escuchaba silencioso, un color escarlata cubría su rostro, en tanto interiormente se prometía despedazar con sus propias manos a Guzmán, a Gaitán y a la propia madre de Gaitán.

_Lamento decirlo, _dijo a su pesar el Licenciado_ pero aunque encargué a mis hombres investigar este asunto, no nos fue posible enterarnos del fondo que tenía, pero de inmediato daré mis órdenes para que detengan a los responsables.

_Vamos Licenciado, _contestó irónico Don Malaquías_ no me diga eso que yo no soy periodista para que me de el boletín de prensa.

_Desgraciadamente, _siguió diciendo_ se dejaron comer el mandado por sus rivales y a estas alturas ya es difícil que los paren. ¿Qué podremos hacer?, (dijo como para sí mismo).

_Señor, _preguntó tímido el Licenciado_ ¿creé usted que se atrevan a intervenir mañana?.

_¿Usted no la haría?, _preguntó mordaz_.

_Pero señor, _dijo casi implorante_ no puedo permitir que me hagan esto, es un paso muy importante en mi carrera política. Los detendré aunque tenga que utilizar la fuerza.

_¡Licenciado, esa es su responsabilidad!, _repuso enérgico, en tanto le apuntaba con la pipa_ usted sabrá lo que tiene qué hacer, pero si falla....., no se apure, es usted muy joven, tendrá otra oportunidad.... tal vez.

El Licenciado se puso pálido, en ese momento se dió cuenta del enorme riesgo que estaba corriendo. ¿Qué le convenía hacer?. Había invitado a uno de los hombres mas poderosos del Partido, por ese solo hecho, todo lo que ocurriera mañana, se vería publicado en toda la Prensa nacional. Bueno o malo.

_En cuanto a Cándido, _volvió a hablar el Líder_ por ahora no conviene hacer nada. No revolvamos más las aguas del río, los pescadores tienen las redes preparadas. Más adelante veremos qué hacer.... Recuerde que "A río revuelto... ganancia de pescadores"... No les daremos oportunidad.

_Licenciado, _continuó en tanto se ponía en pie_ lo espero a comer en el hotel y no se preocupe, siempre tendremos tiempo para hacer lo que debamos. Termine sus asuntos y lo espero en el hotel. Hasta entonces.

El Licenciado se adelantó a abrirle la puerta y sólo atinó a responder un "sí señor". Los invitados se retiraron y él se quedó en la puerta. No sabía si entrar al despacho o irse a su casa. Al fin hizo lo primero y se dejó caer pesadamente en su sillón. Por el interfono le gritó a Gaitán.

Cuando entró el Ayudante lo empezó a insultar. Los gritos del Licenciado casi se oían en la Plaza, solamente lo evitaba el ruido que hacían los carpinteros que preparaban el escenario para el mitin del domingo.



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



Periplos en Red

Grab this Headline Animator

 
Ir Abajo Ir Arriba