De la incertidumbre...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz

Sabemos que certidumbre es sinónimo de certeza, de certitud y quiere decir conocimiento seguro, claro y evidente de las cosas y, obviamente, incertidumbre es todo lo contrario y lo lamentable del asunto es que en la actualidad el ser humano está viviendo una incertidumbre aplastante, devoradora, castrante y  paralizante.

No se sabe, a ciencia cierta, el destino que le espera al planeta por cuanto a su equilibrio ecológico y la durabilidad de su medio ambiente de una manera sustentable.

Tampoco se tiene certidumbre sobre aspectos de la salud humana y animal; del comportamiento de los mercados; de los intereses pecuniarios que manejan las grandes potencias para acrecentar su riqueza y poderío a costa de los países más débiles, pero ricos en materias primas susceptibles de arrebatar y saquear por medio de la conquista por la fuerza de las armas.

No hay certidumbre sobre la bondad de las vacunas contra la influenza tan alarmantemente peligrosa como lo han propalado los medios aterrorizando a la población, a pesar de las evidentes pruebas del peligro que ellas conllevan y del fraude y la perversión de los consorcios farmacéuticos, según se ha hecho público y notorio a través de la Internet.

No hay certidumbre, ya a nivel nacional, del derrotero del gobierno de la República sobre la conducción y administración de la cosa pública. Se dice que no hay derrotero, que no hay piloto y que la nave va al garete.

Y a nivel estrictamente local, es vox populi que no hay certidumbre por lo que hace al renglón seguridad, a la añorada  tranquilidad que se vivía en nuestro entorno.

Las señoras ya no salen a las puertas de sus casas en las tardes calurosas para ver jugar a sus hijos y para comentar las peripecias cotidianas, ya tienen miedo por el peligro que corren de parte de quién sabe quiénes sean los malhechores que abundan por la ciudad, cuenta habida de que con la pérdida de los empleos, la falta de ofertas de trabajo y el cierre impresionante de empresas de todo tipo, como consecuencia de la crisis económica mundial y el mal manejo que de ella se ha hecho por las autoridades federales, ya abundan los primodelincuentes dedicados al robo o a  delinquir, con y sin violencia (aun cuando ésta está aumentando considerablemente), aunque se dice que las policías si saben quiénes son y en donde están los malos de la película que se encuentran organizados, especulándose sobre si no tienen la aptitud o la actitud para detenerlos.

Ello resulta obvio porque cuando nos informan los medios de la comisión de crímenes execrables, nunca hay detenidos puesto que a pesar de que al ser avisadas las autoridades del o de los hechos, cuando llegan ya los malhechores huyeron, se tienden cercos en la zona, se ponen retenes, pero nunca se sabe de su detención y cuando hay detenciones es porque fue consecuencia, casi siempre, de una denuncia anónima, todo lo cual hace que toda la población sufra de una tremenda incertidumbre tanto al salir de sus casas para realizar sus actividades cotidianas, como al regresar a ellas, aunado a un miedo pánico que ya se ha apoderado de ella.

Se pretende que entonces la gente se arme, lo cual sería una aberración, pero entonces se queda en estado de indefensión frente a los malos de la película los cuales sí están (y muy bien) armados.

El caso es que la violencia se ha apoderado de nuestras calles, cosa que antes solo se predicaba de las calles de las grandes ciudades de los E.U.A. y de alguno que otro país, pero que gracias a múltiples factores de todo tipo, pero de una manera especial las series televisivas que nos recetan en la televisión comercial de México, se ha incrementado la violencia en asaltos, robos a casa habitación, secuestros y toda la gama de delitos que los medios nos informan con especial señalamiento.

No es posible resistir el saber cómo los malos de la película se apoderan de plazas y actúan en ellas como si fueran los propietarios de vidas y haciendas de los habitantes de cada localidad. No es posible ver cómo la gente se encierra en sus casas por temor a ser víctima de la delincuencia organizada o no. No se vale que las mujeres sean las más vulnerables en este tipo de conductas delictivas. No puede ser que la población sea rehén, en su propia ciudad, de la delincuencia. Tenemos cuerpos de seguridad pública pero su actuación, se ha visto, resulta ineficiente ante la carga de los malos de la película y eso que están apoyados por las fuerzas armadas, de ahí que urge se renueve de fondo y forma el concepto de la policía, para dar certidumbre a la población y se pueda volver a vivir en paz y armonía en beneficio de todos. Es ineludible. O usted, consciente lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



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