Del abstencionismo

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


En pocas y llanas palabras el abstencionismo es la no participación en una votación. Múltiples son y deben de ser las causas de ello. Pudiéramos hablar de frustración, desconfianza, desencanto o desilusión o de otras posibles y válidas causas de los votantes para no hacerlo.

En los recién transcurridos procesos electorales en diferentes entidades federativas, en donde estuvieron en disputa el gobierno del estado, presidencias municipales, regidores, diputaciones locales en fin, diversos cargos de elección popular, los medios nos informan, de que se dieron fenómenos que el pueblo mexicano ya está acostumbrado a ellos, pero no por eso son aceptables por las mayorías, es decir: compra de votos, usos del dinero público por parte de los gobernantes en turno para comprarlos (y también conciencias), descalificación de los contrarios, insultos, mentiras y falsas promesas, espionajes telefónicos, carencia de propuestas realizables así como de programas y planes tendentes a mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo, uso de programas sociales para incentivar a los votantes para favorecer a los candidatos del partido en el poder, vía las delegaciones federales, participación directa del Ejecutivo Federal a favor de candidatos de su partido, alianzas a todas luces absurdas de partidos políticos de ideologías contrarias u opuestas, todo para derrocar al partido tricolor, lo que evidencia que lo consideran un verdadero contrincante a vencer y que está recuperando a grandes pasos la credibilidad que perdió estrepitosamente entre la ciudadanía que se evidenció en los comicios del año 2000, por la práctica conocidísima de la corrupción y de la consiguiente impunidad para quienes medraron con ella.

En suma, la ciudadanía ya no confía en la llamada “clase política”, habida cuenta de que durante muchos años, a pesar del Bicentenario y del Centenario del inicio de nuestros movimientos libertarios de la Independencia y de la llamada Revolución, nuestro pueblo sigue igual o peor que entonces.

Y es que la tal “clase” no lo es tal. Son “grillos”, no políticos (en entregas anteriores hemos descrito a los “grillos”). Se necesitan profesionales de la política, no “grillos” profesionales. Políticos con visión de Estado capacitados para crear e instrumentar políticas públicas que vengan a resolver los problemas ancestrales que padecemos en México y que a pesar del tiempo transcurrido no los hemos resuelto, todavía.

Se siguen llevando al cabo los grandes negocios al amparo del poder en y con el gobierno, negocios seguros, sin riesgos, por la complicidad y corrupción de los involucrados.

Los azules, cuando eran oposición despotricaron en contra de las tropelías y corrupción del tricolor y dijeron que iban a corregir ese estado de cosas, pero resulta que no solo no corrigieron nada sino que están peor. Aunado a su falta de experiencia para gobernar y pretender que el Congreso les apruebe las “reformas” que aducen México necesita, lo cual es cierto, pero no las que ellos proponen que harían retroceder aún mas al país y con la pérdida de nuestra soberanía que es peor.

Y los amarillos andan por el estilo en corrupción, divisiones internas y aprovechamiento de las oportunidades para medrar al amparo del poder.

Incluso la llamada “chiquillada” no canta mal las rancheras en cuanto a las lacras que se difunden. El caso es que la ciudadanía ya no cree ni confía en los “grillos”, por la falta de políticos profesionales, salvo los que son la excepción de la regla.

Como corolario podemos decir que en los comicios recientes, a pesar de que hubo un partido ganador, toda- vía en los resultados de los PREP en los 12 estados que eligieron gobernador se manejó de que, en promedio, solo votó el 51 por ciento del padrón electoral y eso es una cifra impresionante, por cuanto al índice de abstencio- nismo, ya que en algunas entidades apenas tres de cada 10 electores acudieron a votar; y esto es la preocupación de todos, de partidos políticos y autoridades electorales, resultados que merecen nuestra consideración como pueblo, pues es indiciario de toda una actitud que puede ser negativa para nuestra vida institucional y que también se debe a la zozobra, al miedo pánico, la inseguridad y la acción terrible del crimen organizado o no, que está haciendo pueblos fantasmas de otrora ciudades prósperas y florecientes, como Cd. Juárez, por poner un ejemplo. Esto merece toda nuestra atención. O usted, participativo e-lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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