De la desmitificación...

Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


El ser humano es muy dado a crear mitos, leyendas o historias, normalmente basados en la vox populi, en el momento de un hecho insólito por su desproporción o por su grado extremo de fortaleza, de integridad, de solidaridad  de audacia, de arrojo, de temeridad, de valentía, de desprendimiento, de caridad, de honestidad, siendo los mas apreciados los de la heroicidad, cuenta habida de que todos estos factores evidencian grados óptimos en nuestra escala axiológica, dignos de emular, aun cuando no todos tenemos los atributos menester para llevarlos al cabo, y de tenerlos, no siempre se dan el momento o en el lugar idóneos.

En efecto, de los hombres que se han vuelto míticos, tanto en la historia universal como en la modesta historia nacional (decimos modesta no por minusvaluarla, sino porque no hay mas historia que la historia de las ciencias), se ha dicho de sus grandes sacrificios, de sus grandes logros, de sus aportaciones al desarrollo de la cultura y civilización de la humanidad, a la consecución de mejores estadios de vida para sus coetáneos y coterráneos, en suma, al logro del uso y disfrute de sus bienes mas queridos que son la vida y la libertad.

En tal virtud, dentro de nuestra modesta historia nacional, podemos llenar páginas enteras con el relato de los hechos gloriosos de nuestros próceres, quienes en aras de lograr beneficios de toda índole para México y su pueblo, no dudaron en ejercer una entrega total a las mejores causas de la Patria, nuestra Patria, aun en el sacrificio y entrega total no sólo de sus bienes, su tranquilidad o su libertad, sino de sus propia vida.
Se comenta todo lo anterior porque con motivo de la celebración del Bicentenario y Centenario del inicio de la Independencia y de la Revolución, respectivamente, además de los costosísimos fuegos pirotécnicos del 15 de septiembre pasado, en el zócalo de la capital de la República, del paseo de los restos mortales de algunos de nuestros héroes de la Independencia (y que todavía no le encuentro el sentido) y del desfile militar del 16, ( y ya, pues lo que aparentemente se tenía programado con obras y demás no se hizo en tiempo y quién sabe para cuándo), con soldados y/o cadetes de otros países invitados, también se le dio profusión a la vida de nuestros próceres, tanto en los medios impresos, como radiofónicos, electrónicos y televisivos. Se escribieron ensayos, biografías, se relataron historias, se grabaron videos, se hicieron series y demás. Por cierto la de televisa, aparentemente bien ambientada pero con una pobreza de actuación y de precisión históricas impresionantes. Y aquí comienza el intríngulis.

Resulta que, una vez mas, la extrema derecha de nuestro país, la clase conservadora, el gobierno emanado del PAN,  desde luego incentivados por el clero católico, se dieron a la tarea de desmitificar a nuestros héroes, lo cual no está del todo mal, siempre y cuando se trate de objetivar, de mejor manera, su actuación y participación en nuestras lides libertarias, pero lo lamentable del caso es que sólo se evidenció una actitud mezquina y revanchista, se trató de bajar de su pedestal de bronce a nuestros héroes para mostrarlos como simples seres humanos, con sus evidentes contingencias biológicas (no se pretende que hayan sido espíritus puros), solo para denostarlos y tratar, inútilmente, de empequeñecer sus hazañas y ello nada mas porque lucharon para darnos patria y libertad, pero quitándoles privilegios a los plutócratas, a los que ejercían los grandes cargos en el gobierno, a los militares de alto rango y, obviamente, al alto clero. Y éstos no han terminado de ejercer todo tipo de violencia para recuperar los privilegios escandalosos e insultantes de los que gozaban y que ahora siguen teniendo, paradójicamente.

En qué se disminuye una acción heroica de nuestros próceres (de algunos sacerdotes) por haber tenido amantes e hijos con ellas si hasta los Papas les tuvieron. Ahora se descubren las bajezas cometidas con niños en forma tan denigrante con su pedofilia, producto de su antinatural celibato y supuesta “abstinencia” sexual.

El colmo y la demostración de su revanchismo es el muy cuestionable homenaje que se le rindió a Iturbide (incontrovertible traidor a la causa independentista para culminarla con un imperio espurio) en la Catedral Metropolitana, con honores a la bandera y el canto del himno nacional, en septiembre pasado. ¡ Me doy! ¿Y Gobernación? Muy bien, gracias. Ya basta de revanchismos. Nuestra Patria lo agradecerá. O usted, ecuánime lector, ¿qué opina?