De la Sra. ministra...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


El domingo retropróximo, en la llamada página editorial de este diario y en donde tengo la oportunidad de escribir mis comentarios, un compañero de la misma, el Sr. Lic. Jorge Luis Zurita Brito a quien considero mi amigo, escribió un artículo al cual tituló: “Se equivoca Señora ministra”.

Dicho título, de por sí ya bastante sugestivo, me invitó a leerlo y grande fue mi sorpresa al encontrarme con una retahíla de imprecisiones, de descalificaciones, incluso de expresiones con una carga especialmente peyorativa, que me causó un verdadero asombro, toda vez que me pareció carente total, completa y absolutamente, de argumentos sólidos, jus filosóficos , vamos ni siquiera jurídicos, éticos o tan sólo gramaticales, sin perjuicio de ser, a todas luces, producto de meras suposiciones y subjetividades muy evidentes que devienen en algo totalmente inexplicable e ininteligible, es decir, un verdadero galimatías.

Me explicaré.

El pasado sábado 30 de octubre de este año, se publicó en la sección Nacional Internacional de este diario, una entrevista hecha a la Dra. Olga Sánchez Cordero ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre su opinión acerca de la posible denuncia de la S.C.T., “por actuaciones irregulares a jueces federales y locales que intervinieron en la licitación 21 del espectro radioeléctrico”. La señora ministra contestó: “…en un sistema de pesos y contrapesos, en un país donde está consagrado con pulcritud en la Constitución, todos tenemos que hacer lo que debemos de hacer y lo que la Carta Magna y las leyes nos obligan a hacer”. Pero mas aún, explicó: “el poder Judicial de la Federación está para garantizarle al ciudadano sus libertades, sus garantías y sus derechos fundamentales, en contra de los actos del poder público” y concluyó: “creo que con eso está dicho todo” Con respecto a que lo que haga o deje de hacer la S.C.T. no le molesta ni le incomoda a la Corte.

Más claro, ni el agua.

Cabe hacer mención, sin embargo, que la nota decía, en tres columnas: “La Corte puede hacer lo que quiera: Olga Sánchez a la S.C.T.” Y ahí es donde nace la confusión.
En efecto, de la lectura de las declaraciones de la Sra. ministra, en ninguna parte se lee lo que equivocadamente entendió el reportero al señalar el título de su nota, pues de la misma se desprende que la que puede hacer lo que quiera es la S.C.T. en ejercicio pleno de sus derechos y en acatamiento a la legislación vigente de las cuales tanto la S.C.J. de la Nación como la ministra Sánchez Cordero, siempre han manifestado su respeto irrestricto al imperio de la ley.

Y esa misma confusión invadió, en mi opinión, al Sr. Lic. Jorge Luis Zurita Brito, quien de manera inmediata reaccionó al estímulo de la tergiversación evidente de la nota de marras, cuenta habida de que en nuestra formación jurídica es inaceptable semejante improperio, el de que la Corte puede hacer lo que quiera. Y además ejerció su legítimo derecho de expresar y publicar libremente sus ideas atento a lo dispuesto por los Arts. 6º y 7º Constitucionales, que le asisten a plenitud.

Sin embargo lo preocupante, en mi opinión, es de que independientemente de que ella no dijo lo que tergiversadamente se aludió en la nota, el artículo del Lic. Zurita, carece totalmente de argumentos que traten de desvirtuar, jurídicamente, lo dicho supuestamente por la ministra, toda vez que su colaboración la encuentro llena de despropósitos, de descalificaciones personales en contra de la ministra, así como de mentiras nacidas solamente explicables, que no justificables, de una subjetividad que raya en la frustración contenida, tal vez producto de no haber aprobado la materia que dice haber llevado con el maestro Sánchez Cordero y si la aprobó, entonces otra cuestión personal en contra de ella lo agobia, quizá reprobar la materia que se entiende llevó con ella, pues su texto constantemente lleva a la confusión.

No voy a repetir los prosaísmos ni las falacias vertidos en lo personal en contra de una dama como lo es la ministra.

Quienes vean el programa televisivo del Poder Judicial Federal, en las sesiones de la Suprema Corte, verán con qué propiedad ella usa el lenguaje, con qué finura se expresa tanto en modales como en dicción, precisión y profundidad iusfilosóficas; cómo su presentación personal, en su vestuario y peinado, son sobrios, pero elegantes y de buen gusto; pero lo importante dentro de su impresionante perfil profesional es que ella fue, entre otros, magistrada numeraria del Tribunal Superior de Justicia del D.F. (1993-1995) y designada por el Senado de la República ministra de la SCJN desde 1995, lo cual no es un requisito previo para ser ministra de la S.C.J.N. atento a lo dispuesto por el Art. 95 de la Constitución Política de los E.U.M. y que evidencia los despropósitos y falacias en que incurre el Sr. Lic. Zurita.

Y esto tampoco reabre la polémica iniciada por ese sí, prepotente y arrogante (como la mayoría de los de su gremio), el eclesiástico de Guadalajara, al decir que Marcelo Ebrard maiceó a los ministros de la S.C.J.N. los cuales, en un gesto evidente de discreción y sencillez, así como de sabiduría, (todo lo contrario a la supuesta arrogancia a que alude el Lic. Zurita), sólo contestaron con un voto de censura. Sencillez de la que siempre hace gala la ministra en todas las actuaciones propias de su investidura. Recordemos que Aristóteles dijo: Soy amigo de Platón, pero soy más amigo de la verdad. No se valen las descalificaciones per se y menos nacidas de las subjetividades personales mas recónditas. O usted, objetivo lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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