Del ejemplo...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


Hace muy poco tiempo leí un artículo, que me pareció insólito, inaudito, de una persona a todas luces inteligente, pero básicamente congruente, auténtica y objetiva. Su conducta me pareció un buen ejemplo para sus pares, razón por la cual motivó la presente entrega.

Y digo que debería de servir de ejemplo o que merece ser puesto como ejemplo, ya que ejemplo es un caso o hecho digno de ser imitado.

Es el caso que el obispo de San Cristóbal de Las Casas, en un artículo que llamó “Hay esperanza” hizo un análisis o balance del año próximo pasado en el cual menciona la espiral ascendente de la violencia, del desempleo, de la inseguridad, del narcotráfico, de la corrupción, de la extorsión, de los secuestros, de la inconformidad social, de la incertidumbre de la economía, de lo mucho que se concentra la política en los procesos electorales, de la politización de la educación pública, del mercantilismo de los medios de comunicación, de la inseguridad de la migración, así como el aumento de los suicidios, de los abortos y de la desintegración familiar.

¿Y eso que tiene de ejemplar? – dirán algunos, conscientes de la triste y angustiante realidad que se está viviendo en México y que se ha acrecentado en los últimos diez años. Bueno, lo insólito del caso es que escribió, entre otras cosas, que: “A nivel de Iglesia, la pederastia clerical comprobada nos ha acarreado pérdida de confianza y de credibilidad, sobre todo en aquellos que no tienen una fe bien cimentada. Aunque haya muchos que regresan a nuestra Iglesia, también otros desertan, o se alejan, sea por falta de una evangelización mas cristocéntrica, sea por nuestras propias fallas, sobre todo por la falta de bondad y de atención pastoral…” y sigue diciendo: “… No son suficientes las vocaciones religiosas, misioneras y sacerdotales. Muchos seglares no asumen su vocación y misión apostólica, en sus tares ordinarias. La formación religiosa es deficiente. Los hermosos y profundos documentos eclesiales, como “Aparecida” y nuestras cartas pastorales se quedan en papeles. Nos falta más corazón y dinamismo pastoral para llevar a cabo el encargo de Jesús de evangelizar y formar discípulos misioneros. ¿Soy pesimista? Me faltaría referir otros puntos que nos cuestionan y punzan”.

Posteriormente habla de la misión que tienen que cumplir y a pesar de lo obscuro del panorama, lo hace con esperanza. Lo rescatable es el espíritu de autocrítica que ejerce con objetividad, rara vez encontrada en estos ministros religiosos y sobre todo en nuestro entorno en donde nos tienen mal acostumbrados con sus actitudes tan lejanas de la realidad que se antoja pensar que están en otro planeta.

En efecto, cuando se dieron a la publicidad los atroces casos de pederastia cometida por sacerdotes católicos en las iglesias de EUA y se les demandó judicialmente, fue escandaloso el saber que tuvieron que pagar indemnizaciones millonarias a sus víctimas, sin embargo, cuando fue acusado el arzobispo primado de México de proteger y encubrir a un sacerdote que cometió tan execrable conducta solo lo cambió de adscripción, sin que rindiera cuentas. Ello sin perjuicio de la abominable acción de los sacerdotes católicos en Irlanda que – se descubrió- llevaban mas de treinta años abusando sexualmente de niños en sus templos y de los internados católicos en Alemania, sin perjuicio de la abominable conducta del pederasta Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo y que el papa Juan Pablo II lo iba a canonizar (luego se supo de los millones de pesos que este degenerado aportaba al Vaticano). Y eso es solo la punta del iceberg.

Todo ello se trató de minimizar, en nuestro entorno, con las declaraciones que emitió el encargado del área, en sus conferencias de prensa dominicales, en su momento, tratando de justificar con eufemismos tan aborrecible conducta, aduciendo que: Es que son seres humanos.

Lo cual contrasta, en esa actitud de tratar de desvirtuar los hechos incontrovertibles, con la autenticidad del obispo Arizmendi, sin perjuicio de que es sistemático el que digan que se está atacando a la Iglesia, (rasgándose las sotanas) para azuzar a los fieles devotos, de buena fe, para que defiendan a sus clérigos y así ocultar sus aberraciones sexuales ( producto de su antinatural voto de castidad y de su celibato) y sus abusos de todo jaez.

Y si admiten ser seres humanos, entonces que se comporten en apego a las doctrinas que deben de profesar. Es lo menos que se debe esperar de ellos. O usted, estupefacto lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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