Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz
Históricamente el ser humano ha evidenciado una tendencia natural a la diferenciación en relación con sus congéneres. Aun cuando también es proclive a cierta uniformidad, en algunos aspectos de su hacer y acontecer cotidianos, como en su caso los uniformes laborales, escolares, militares, las pretendidas sociedades igualitarias (socialismo, comunismo, fascismo, nazismo, etc.) lo demuestran, así como ciertas tendencias de la moda ( ropa de mezclilla, playeras, zapatos tenis), por mencionar algunos casos, sin embargo, esta tendencia, desde luego, lleva implícita una formidable carga de diferenciaciones que se manifiestan por las jerarquías que se crean e, incluso, se instituyen, jerarquías concedidas o determinadas por la posición que da la fuerza bruta ( física o armada), un alto grado de escolaridad, la posesión de riqueza económica, el poder político, la idea de superioridad que propalan ciertas etnias, el coeficiente intelectual e incluso el atractivo físico, entre otros, todo lo cual resulta a todas luces de un subjetivismo a todas luces harto discutible.
Así, en el orden jurídico existen normas que establecen jerarquías como en el derecho administrativo encargado del manejo de la cosa pública en el área del Ejecutivo, o en las fuerzas armadas para la mejor distribución en los mandos, en los centros escolares, en las empresas, en el trabajo (el llamado derecho social deviene en tuitivo para el trabajador), en fin, las jerarquías de diferenciación, por las múltiples causas que las producen, forman parte de la existencia del ser humano.
Sin embargo, como en todo, existen las diferenciaciones que aquí llamaremos positivas y las negativas, por llamarlas de alguna manera.
Grosso modo, por las primeras entendemos a aquellas que son menester para el mejor u óptimo funcionamiento de las actividades humanas, aquellas que auxilian, de una manera determinante, a desarrollar a plenitud todas las potencialidades del ser humano, que sirven para una mejor y mayor distribución en el devenir de su actividad, es decir, las diferencias que sirven para exaltar, potenciar, reconocer, estimular, fortalecer, la esencia misma del hombre, dentro de los mas amplios márgenes de la dignidad y la libertad y por las segundas entendemos aquellas que minusvalúan, degradan, vejan, hieren, coartan, aniquilan, entre otras, la condición humana.
Es el caso que el día de hoy está señalado para la ejecución, vía inyección letal, de un reo en San Antonio, Texas, acusado de haber violado y asesinado a una joven de 16 años, el 21 de Mayo de 1994.
El propio gobierno federal de EUA se adhirió a la petición del gobierno mexicano para que el gobernador de Texas suspendiera de manera temporal la ejecución. Se aduce que debe cumplirse la sentencia de la Corte Internacional de Justicia en el caso de un mexicano, también condenado a muerte, la cual ordenó “…desde 2004, que los 52 casos de mexicanos sentenciados a muerte sean revisados debido a que se les negó su derecho a la asistencia consular”.
Y a pesar de que la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Alta Comisionada de la O.N.U. para los Derechos Humanos, así como los gobiernos de Brasil, Honduras, El Salvador y Suiza enviaron cartas adhiriéndose a la petición de México, sin embargo la Junta de Perdones y Libertades Condicionales texana hizo caso omiso del clamor internacional y decidió mantener la sentencia de muerte contra el mexicano.
No estamos prejuzgando sobre la responsabilidad penal del sentenciado. Su defensa aduce que cuando él vio a una jovencita tirada, corrió a ayudarla, pero al acercarse se percató de que ya estaba muerta, estando drogada, ebria y violada.
Solo que si tenemos como antecedente las últimas leyes antiinmigrantes con un evidente chauvinismo, racismo, elitismo y xenofobia contra los mexicanos y latinos en Arizona, las recientes de Georgia y las que se acumulen esta semana, vemos que los “paladines” de los Derechos Humanos en E.U.A. ahora sí, se están puliendo.
El haber arrestado, encarcelado, juzgado y condenado a muerte en un solo día (10 de Julio de 1995) a este mexicano, sin permitirle apoyo consular, ¿ No es racismo? Entonces díganme cómo se llama. O usted, ecuménico lector, ¿qué opina?
Históricamente el ser humano ha evidenciado una tendencia natural a la diferenciación en relación con sus congéneres. Aun cuando también es proclive a cierta uniformidad, en algunos aspectos de su hacer y acontecer cotidianos, como en su caso los uniformes laborales, escolares, militares, las pretendidas sociedades igualitarias (socialismo, comunismo, fascismo, nazismo, etc.) lo demuestran, así como ciertas tendencias de la moda ( ropa de mezclilla, playeras, zapatos tenis), por mencionar algunos casos, sin embargo, esta tendencia, desde luego, lleva implícita una formidable carga de diferenciaciones que se manifiestan por las jerarquías que se crean e, incluso, se instituyen, jerarquías concedidas o determinadas por la posición que da la fuerza bruta ( física o armada), un alto grado de escolaridad, la posesión de riqueza económica, el poder político, la idea de superioridad que propalan ciertas etnias, el coeficiente intelectual e incluso el atractivo físico, entre otros, todo lo cual resulta a todas luces de un subjetivismo a todas luces harto discutible.
Así, en el orden jurídico existen normas que establecen jerarquías como en el derecho administrativo encargado del manejo de la cosa pública en el área del Ejecutivo, o en las fuerzas armadas para la mejor distribución en los mandos, en los centros escolares, en las empresas, en el trabajo (el llamado derecho social deviene en tuitivo para el trabajador), en fin, las jerarquías de diferenciación, por las múltiples causas que las producen, forman parte de la existencia del ser humano.
Sin embargo, como en todo, existen las diferenciaciones que aquí llamaremos positivas y las negativas, por llamarlas de alguna manera.
Grosso modo, por las primeras entendemos a aquellas que son menester para el mejor u óptimo funcionamiento de las actividades humanas, aquellas que auxilian, de una manera determinante, a desarrollar a plenitud todas las potencialidades del ser humano, que sirven para una mejor y mayor distribución en el devenir de su actividad, es decir, las diferencias que sirven para exaltar, potenciar, reconocer, estimular, fortalecer, la esencia misma del hombre, dentro de los mas amplios márgenes de la dignidad y la libertad y por las segundas entendemos aquellas que minusvalúan, degradan, vejan, hieren, coartan, aniquilan, entre otras, la condición humana.
Es el caso que el día de hoy está señalado para la ejecución, vía inyección letal, de un reo en San Antonio, Texas, acusado de haber violado y asesinado a una joven de 16 años, el 21 de Mayo de 1994.
El propio gobierno federal de EUA se adhirió a la petición del gobierno mexicano para que el gobernador de Texas suspendiera de manera temporal la ejecución. Se aduce que debe cumplirse la sentencia de la Corte Internacional de Justicia en el caso de un mexicano, también condenado a muerte, la cual ordenó “…desde 2004, que los 52 casos de mexicanos sentenciados a muerte sean revisados debido a que se les negó su derecho a la asistencia consular”.
Y a pesar de que la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Alta Comisionada de la O.N.U. para los Derechos Humanos, así como los gobiernos de Brasil, Honduras, El Salvador y Suiza enviaron cartas adhiriéndose a la petición de México, sin embargo la Junta de Perdones y Libertades Condicionales texana hizo caso omiso del clamor internacional y decidió mantener la sentencia de muerte contra el mexicano.
No estamos prejuzgando sobre la responsabilidad penal del sentenciado. Su defensa aduce que cuando él vio a una jovencita tirada, corrió a ayudarla, pero al acercarse se percató de que ya estaba muerta, estando drogada, ebria y violada.
Solo que si tenemos como antecedente las últimas leyes antiinmigrantes con un evidente chauvinismo, racismo, elitismo y xenofobia contra los mexicanos y latinos en Arizona, las recientes de Georgia y las que se acumulen esta semana, vemos que los “paladines” de los Derechos Humanos en E.U.A. ahora sí, se están puliendo.
El haber arrestado, encarcelado, juzgado y condenado a muerte en un solo día (10 de Julio de 1995) a este mexicano, sin permitirle apoyo consular, ¿ No es racismo? Entonces díganme cómo se llama. O usted, ecuménico lector, ¿qué opina?
Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.
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