Por el Mtro. Fernando Reyes Baños
Los tipos psicológicos representan probablemente el primer esfuerzo intelectual de la humanidad por clasificar la personalidad humana. Su origen se remonta a los filósofos y médicos griegos cuando por medio de categorías específicas buscaron clasificar a los hombres de acuerdo a su temperamento (Andrés, 1999).
Los tipos psicológicos han sido considerados a través del tiempo como constelaciones de rasgos útiles para clasificar a las personas en una u otra constelación, omitiendo la posibilidad de que ocupen una posición intermedia entre ellas. Son, en términos estadísticos, categorías discretas o clases aisladas sin continuidad que se contraponen justamente a la manera como se conceptualizan las variables continuas, mismas que al referirse a cualidades humanas pueden alcanzar un número infinito de valores entre dos puntos fijos cualquiera (Andrés, 1999). Tratándose de variables discretas por el contrario, una persona puede ser caracterizada de un modo o de otro, descartándose la posibilidad de ubicarla en algún punto intermedio entre ambos modos.
La asignación de un tipo psicológico se hace de acuerdo al grado de similitud que presenta una persona con el modelo ideal correspondiente a uno o a otro tipo, y aunque actualmente se considera más cercano a la realidad pensar que las características de los individuos se distribuyen como variables continuas, algunas tipologías siguen manteniéndose vigentes debido a que han demostrado a lo largo del tiempo su utilidad para resolver problemáticas de diversa índole, valiéndose con frecuencia de instrumentos que han sido validados aparentemente con éxito en distintas ocasiones.
Un caso representativo de lo descrito en el párrafo precedente son los tipos psicológicos propuestos en 1921 por Carl Gustav Jung en su libro Psychologische Typen, obra que dos años después (en su traducción al inglés) motivó a Katherine C. Briggs, y un poco después a su hija Isabel Briggs Myers, a desarrollar el test de personalidad MBTI (indicador Myers-Briggs) con el que sus autoras buscaban descubrir la estructura tipológica de los individuos, para ayudarles a identificar sus preferencias personales más importantes (Colaboradores de Wikipedia, 2011). En Internet existen muchas fuentes de información que podrían resultar de utilidad para saber más sobre la tipología junguiana y el indicador Myers-Briggs, razón por la cual preferí en esta ocasión no extenderme en la explicación de tales aspectos, optando mejor por remitir al lector interesado a las fuentes que, de inicio, se aprecían como las más ilustrativas, por ejemplo, el artículo de Ortega (2011) que incluye, además de estos temas, una breve historia sobre la tipología (este es un enlace a dicho artículo). Otras alternativas son las siguientes: 1, 2 y 3.
Como cabe esperar, el test MBTI tiene sus detractores dentro del ámbito de la psicología actual, quienes argumentan que los datos que lo avalan metodológicamente son insuficientes, además de que la credibilidad en su interpretación es un ejemplo representativo del efecto Forer, crítica que termina por ubicarlo académicamente casi al mismo nivel que la astrología y la lectura del tarot.
A pesar de la crítica referida anteriormente, el grado de difusión que el MBTI ha alcanzado en nuestros días es irrefutable, probablemente, hasta para la comunidad científica que cuestiona su objetividad. Se recurre a su aplicación (y a las consecuentes interpretaciones que se desprenden de sus resultados) en diversos ámbitos de nuestra sociedad: en los procesos de orientación que se desarrollan a nivel escolar, en la capacitación que se realiza en las empresas, en los trabajos de intervención y asesoramiento que buscan dinamizar el desarrollo humano en diferentes sentidos, etcétera.
En cualquier caso, lo que resulta interesante de su aplicación (que puede ser, como en el caso que se presenta más adelante, auto administrable) es la reflexión que el sujeto puede hacer partiendo del tipo psicológico que se genera después de contestar el instrumento en cuestión. Efectivamente, la idea no es contestar una prueba como el MBTI, ver cuál es el tipo psicológico que resulta y creer acríticamente en las características que el reporte nos indique, sino contratar tales características con nuestra forma de ser (cualquiera que sea la forma como nos percibamos) y aprovechar ese recurso como una forma de aproximarnos a un mejor entendimiento de nosotros mismos y conocernos mejor que antes.
En mi caso, como parte de un trabajo escolar que presenté en la maestría, contesté el indicador Myers-Briggs en línea (Odisea, 2010) y escribí una reflexión en torno al tipo psicológico resultante (el INFJ), contrastando la descripción que aparecía en mi reporte con mi propia perspectiva sobre mi persona (el producto de tal ejercicio fue éste). Resumo la descripción de la tarea que realicé como un ejercicio muy interesante. Conocer una perspectiva diferente sobre ti ya es de cualquier forma toda una experiencia. Contrastarla es necesario para evitar caer en el efecto Forer antes referido y para “aterrizar” la generalidad de lo descrito por el tipo en la particularidad que tú representas como caso concreto. ¿Es necesario escribirlo? Yo sugeriría que sí, porque de esa manera te concentras mejor, te obligas a ti mismo a ordenar tus ideas y a plasmarlas de un modo más claro.
Por lo pronto, si contestas el MBTI (si aún no lo has hecho) las ideas que tengas sobre tus aptitudes y actitudes probablemente se manifestarán con mayor claridad y orden, y aunque no sean concluyentes en ningún sentido, quizá si puedan representar un punto de partida interesante para conocerte mejor. Te invito a contestarlo y a conocer tu tipo psicológico.
Este es el enlace para contestar en línea el MBTI.
Otras alternativas:
- Otras opciones para contestar en línea el indicador Myers-Briggs: 1 y 2.
- Para contestar y evaluar (de manera no automatizada) el MBTI.
Referencias
Andrés Pueyo, Antonio (1999). Manual de Psicología Diferencial. Madrid: Mc.Graw- Hill.
Colaboradores de Wikipedia (2011, 9 de diciembre). Tipos psicológicos. Wikipedia, La enciclopedia libre. Consultado el 11 de enero del 2012 en http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Tipos_psicol%C3%B3gicos&oldid=52062951
Ortega, R. (2011, 11 de enero). Introducción a los Tipos Psicológicos junguianos. Breve historia de la Tipología. Origen del test MBTI (Indicador de Tipo Myers-Briggs). Recuperado de http://www.odiseajung.com/tipos-psicologicos-jung-mbti/tipologia-mbti-test-myers-briggs.php
Odisea (2010, febrero 24). INFJ Idealistas (Apolíneos, Coléricos) Mentor Consejero. Consulta realizada el 21 de febrero de 2010, en http://www.odiseajung.com/tipos-psicologicos-jung-mbti/INFJ.php
Los tipos psicológicos representan probablemente el primer esfuerzo intelectual de la humanidad por clasificar la personalidad humana. Su origen se remonta a los filósofos y médicos griegos cuando por medio de categorías específicas buscaron clasificar a los hombres de acuerdo a su temperamento (Andrés, 1999).
Los tipos psicológicos han sido considerados a través del tiempo como constelaciones de rasgos útiles para clasificar a las personas en una u otra constelación, omitiendo la posibilidad de que ocupen una posición intermedia entre ellas. Son, en términos estadísticos, categorías discretas o clases aisladas sin continuidad que se contraponen justamente a la manera como se conceptualizan las variables continuas, mismas que al referirse a cualidades humanas pueden alcanzar un número infinito de valores entre dos puntos fijos cualquiera (Andrés, 1999). Tratándose de variables discretas por el contrario, una persona puede ser caracterizada de un modo o de otro, descartándose la posibilidad de ubicarla en algún punto intermedio entre ambos modos.
La asignación de un tipo psicológico se hace de acuerdo al grado de similitud que presenta una persona con el modelo ideal correspondiente a uno o a otro tipo, y aunque actualmente se considera más cercano a la realidad pensar que las características de los individuos se distribuyen como variables continuas, algunas tipologías siguen manteniéndose vigentes debido a que han demostrado a lo largo del tiempo su utilidad para resolver problemáticas de diversa índole, valiéndose con frecuencia de instrumentos que han sido validados aparentemente con éxito en distintas ocasiones.
Un caso representativo de lo descrito en el párrafo precedente son los tipos psicológicos propuestos en 1921 por Carl Gustav Jung en su libro Psychologische Typen, obra que dos años después (en su traducción al inglés) motivó a Katherine C. Briggs, y un poco después a su hija Isabel Briggs Myers, a desarrollar el test de personalidad MBTI (indicador Myers-Briggs) con el que sus autoras buscaban descubrir la estructura tipológica de los individuos, para ayudarles a identificar sus preferencias personales más importantes (Colaboradores de Wikipedia, 2011). En Internet existen muchas fuentes de información que podrían resultar de utilidad para saber más sobre la tipología junguiana y el indicador Myers-Briggs, razón por la cual preferí en esta ocasión no extenderme en la explicación de tales aspectos, optando mejor por remitir al lector interesado a las fuentes que, de inicio, se aprecían como las más ilustrativas, por ejemplo, el artículo de Ortega (2011) que incluye, además de estos temas, una breve historia sobre la tipología (este es un enlace a dicho artículo). Otras alternativas son las siguientes: 1, 2 y 3.
Como cabe esperar, el test MBTI tiene sus detractores dentro del ámbito de la psicología actual, quienes argumentan que los datos que lo avalan metodológicamente son insuficientes, además de que la credibilidad en su interpretación es un ejemplo representativo del efecto Forer, crítica que termina por ubicarlo académicamente casi al mismo nivel que la astrología y la lectura del tarot.
A pesar de la crítica referida anteriormente, el grado de difusión que el MBTI ha alcanzado en nuestros días es irrefutable, probablemente, hasta para la comunidad científica que cuestiona su objetividad. Se recurre a su aplicación (y a las consecuentes interpretaciones que se desprenden de sus resultados) en diversos ámbitos de nuestra sociedad: en los procesos de orientación que se desarrollan a nivel escolar, en la capacitación que se realiza en las empresas, en los trabajos de intervención y asesoramiento que buscan dinamizar el desarrollo humano en diferentes sentidos, etcétera.
En cualquier caso, lo que resulta interesante de su aplicación (que puede ser, como en el caso que se presenta más adelante, auto administrable) es la reflexión que el sujeto puede hacer partiendo del tipo psicológico que se genera después de contestar el instrumento en cuestión. Efectivamente, la idea no es contestar una prueba como el MBTI, ver cuál es el tipo psicológico que resulta y creer acríticamente en las características que el reporte nos indique, sino contratar tales características con nuestra forma de ser (cualquiera que sea la forma como nos percibamos) y aprovechar ese recurso como una forma de aproximarnos a un mejor entendimiento de nosotros mismos y conocernos mejor que antes.
En mi caso, como parte de un trabajo escolar que presenté en la maestría, contesté el indicador Myers-Briggs en línea (Odisea, 2010) y escribí una reflexión en torno al tipo psicológico resultante (el INFJ), contrastando la descripción que aparecía en mi reporte con mi propia perspectiva sobre mi persona (el producto de tal ejercicio fue éste). Resumo la descripción de la tarea que realicé como un ejercicio muy interesante. Conocer una perspectiva diferente sobre ti ya es de cualquier forma toda una experiencia. Contrastarla es necesario para evitar caer en el efecto Forer antes referido y para “aterrizar” la generalidad de lo descrito por el tipo en la particularidad que tú representas como caso concreto. ¿Es necesario escribirlo? Yo sugeriría que sí, porque de esa manera te concentras mejor, te obligas a ti mismo a ordenar tus ideas y a plasmarlas de un modo más claro.
Por lo pronto, si contestas el MBTI (si aún no lo has hecho) las ideas que tengas sobre tus aptitudes y actitudes probablemente se manifestarán con mayor claridad y orden, y aunque no sean concluyentes en ningún sentido, quizá si puedan representar un punto de partida interesante para conocerte mejor. Te invito a contestarlo y a conocer tu tipo psicológico.
Este es el enlace para contestar en línea el MBTI.
Otras alternativas:
- Otras opciones para contestar en línea el indicador Myers-Briggs: 1 y 2.
- Para contestar y evaluar (de manera no automatizada) el MBTI.
Referencias
Andrés Pueyo, Antonio (1999). Manual de Psicología Diferencial. Madrid: Mc.Graw- Hill.
Colaboradores de Wikipedia (2011, 9 de diciembre). Tipos psicológicos. Wikipedia, La enciclopedia libre. Consultado el 11 de enero del 2012 en http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Tipos_psicol%C3%B3gicos&oldid=52062951
Ortega, R. (2011, 11 de enero). Introducción a los Tipos Psicológicos junguianos. Breve historia de la Tipología. Origen del test MBTI (Indicador de Tipo Myers-Briggs). Recuperado de http://www.odiseajung.com/tipos-psicologicos-jung-mbti/tipologia-mbti-test-myers-briggs.php
Odisea (2010, febrero 24). INFJ Idealistas (Apolíneos, Coléricos) Mentor Consejero. Consulta realizada el 21 de febrero de 2010, en http://www.odiseajung.com/tipos-psicologicos-jung-mbti/INFJ.php
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