De los síntomas...

Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


Los últimos acontecimientos en diversos ámbitos y áreas de la actividad humana están sentando los pródromos de una terrible hambruna, a nivel mundial, la cual va a afectar a todos incluyendo a los países considerados como del primer mundo.

No es necesario manejar cifras ni estadísticas, basta solo con verlo, es decir que cualquier persona con más de dos dedos de frente se puede percatar de ello sin ser especialista ni pitoniso, a menos que se mantenga al margen de la información, para no involucrarse ”emocional, ni psicológicamente “, de tal suerte que no pueda colaborar, con su granito de arena, para las posibles soluciones a tan ingente problema, desde luego que en la medida de sus posibilidades y sus respectivas habilidades.

Nadie ignora que una compañía que se considera fundamental para calificar la capacidad financiera de los países como la S&P le bajó un punto o grado a Francia que tuvo tal impacto que hizo tambalear al presidente de ese país y se especula que le costó la reelección.

Lo mismo se hizo con otros países europeos y eso, desde luego, que va a modificar el panorama financiero del mundo capitalista y va a arrastrar a los países llamados emergentes, con su inevitable cauda de recesión, desempleo, falta de ingresos, baja en las ventas, así como en la producción de bienes y la prestación de servicios, llevando a un colapso tal que si no se actúa con rapidez y eficiencia, el pronóstico se hace reservado.

Aunado a ello, no olvidemos el calentamiento global en el planeta producido por el efecto invernadero, con su secuela del desquiciamiento evidente del clima, desajuste de las estaciones, del frío severo, de las inundaciones por exceso en las lluvias, de la sequía extrema y lo mas grave, por el descenso inaudito en la actividad agropecuaria.

En nuestro país es obvio que el campo está en total abandono, salvo el de la pequeña propiedad la cual solo produce para la exportación de sus productos, pero para el cultivo del maíz, del frijol, del arroz y de los productos más elementales para nuestra alimentación, al desaparecer los organismos que lo financiaban, no quedó más remedio a los campesinos que emigrar de sus yermos terrenos para trabajar con los agricultores del norte del país o salir del mismo hacia los EUA y Canadá, en donde son víctimas de leyes racistas, xenófobas y discriminatorias, así como de malos tratos atentatorios todos de los mas elementales derechos humanos.

Es el caso que ante este panorama, sin producción en el campo mexicano, con la importación obligada de maíz transgénico el cual es una calamidad para el cultivo del maíz criollo, toda vez que el gobierno federal entreguista que padecemos creó leyes para permitir a Monsanto y otras transnacionales la casi exclusividad de la producción y venta de su maíz dañino, que importamos por miles de toneladas y que no vuelve a reproducirse, lo que obliga a depender de su venta creando una dependencia alimentaria, que nos va a condicionar precio y cantidades a su gusto y conveniencia, ya que ellos están comprando nuestro maíz criollo para destruirlo y evitar su reproducción por nuestros campesinos; la miseria que ya padecemos en la Montaña de Guerrero de todos conocida y ahora con la denuncia de la hambruna, explotación, corrupción y tala de la riqueza maderera de los rarámuris de Chihuahua, que motivó a la caridad mexicana y se enviaron toneladas de víveres y abrigos para esta etnia nuestra, pero que de no resolverse de fondo, la ayuda tendría que ser cíclica y permanente; con todo ello se necesitaría ser un topo para no darse cuenta de lo cercano que estamos respecto a una hambruna de pronóstico reservado. Ergo, se necesita que gobernados y gobernantes (por eso hay que ser muy responsables al emitir nuestro voto y no volver a equivocarse) nos aboquemos a revertir esta tendencia. El presente nos lo exige. O usted, visionario lector, ¿Qué opina?