De las imprecisiones...

Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz



Recién apareció en el diario vespertino del Vaticano, L´Osservatore Romano, una entrevista al cardenal mexicano Javier Lozano Barragán, quien fungía como ministro de Sanidad en la Santa Sede, ahora ya jubilado, en la cual comentó el reciente viaje del Sumo Pontífice a nuestro México y sobre la situación del país e hizo señalamientos en contra del gobierno mexicano, que se desprenden de esta entrevista.

En efecto, el prelado manifestó que “ una amplia franja” del poder en México sigue mostrando hostilidad a la Iglesia, “ya que teme que interfiera en sus asuntos y llega, incluso, a falsear el número de católicos en el país.”

Lo anterior resulta inaudito y obviamente impreciso, habida cuenta de que ya desde el “salinato” se reanudaron las relaciones diplomáticas con el Vaticano, la Iglesia ha ido ganando terreno, a pasos agigantados en su intromisión en el ámbito político, lo que le está vedado constitucionalmente, y cada vez es mas frecuente la aparición de los gobernantes, de los tres niveles, que no solo no rehúyen el acercamiento con los eclesiásticos católicos, sino que hasta buscan la foto para evidenciar unas relaciones impolutas entrambos. Sigue hablando en la entrevista acerca de la vulnerabilidad del país frente a la ola de violencia que padece y que le puede llevar a una deriva muy peligrosa “ Y la Iglesia, único baluarte, sigue obligada a quedar al margen, a pesar de las aperturas de los últimos años”.

Aquí habría que precisar que esas que llama aperturas se refieren a ese entreguismo que en los últimos “gobiernos“ panistas se han dado en forma excesiva y que ha permitido todo tipo de licencias en su actuar, al grado de dejar de cumplir con los preceptos constitucionales que no son sino consecuencia histórica del abuso que cometió y sigue cometiendo la Iglesia en nuestro país, a partir de su intolerancia por no permitir que haya otras religiones aparte de ella y que ha provocado conflictos que, por fortuna, se han superado, y se han incorporado en nuestra Constitución y aun cuando reconoce estas permisiones, sin embargo afirma que “ no se puede decir que todo haya llegado a un buen fín”, es decir, lo ganado por ellos no es suficiente y como dicen en mi pueblo, “quieren maj mucho”,

El prelado dice que ha sido concedida la libertad de cultos, como si ello fuera consecuencia de las reformas a los artículos 24 y 40 Constitucionales y que por fortuna no pasaron con las pretensiones de la iniciativa, la cual pretendía la exclusividad en el culto, como antaño y que la educación religiosa fuera obligatoria en las escuelas públicas, ignorando que la libertad religiosa, la libertad de cultos ya está consignada en nuestra Carta Constitucional y el estado sigue siendo laico, entendiendo que la laicidad no atenta en contra de ninguna religión, sino al revés, permite la libertad de creencias y se garantiza la libertad de culto, pero solo dentro de los templos y si por alguna razón extraordinaria se hiciera fuera de ellos, se tendrá que solicitar el permiso de la autoridad administrativa, cumpliendo con la ley reglamentaria como en cualquier país civilizado, con lo cual no están de acuerdo. ¡Me doy !

Pretende, también, que a través de la enseñanza religiosa se va a detener la escalada de violencia que produce la delincuencia organizada, enseñanza de prevención y de educación, pero religiosa.

A todas luces que es evidente la intromisión del clero católico en las actividades gubernamentales y cuando no les dan todo lo que pretenden (y pretenden todo), entonces se lanzan en contra de los gobernantes o de las instituciones como ha sido público y notorio cuando publican y predican posiciones de descalificación, en el mejor de los casos, en contra de aquellos que no les favorecen. Hay que hacer precisiones. O usted, objetivo lector. ¿qué opina?