De la responsabilidad...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


Todos tenemos mas o menos una idea de lo que la responsabilidad significa.

Así, responsabilidad quiere decir la cualidad o circunstancia de responsable y éste es un término que quiere decir que debe responder, es decir, rendir cuentas de sus actos o de los de otros, en suma hacerse cargo de las funciones o actos realizados bajo su dirección, para llevarlos a feliz término.

Desde luego que se requiere de una conciencia plena de lo que significa el término para actuar en consecuencia, habida cuenta de que las mas de las veces se le echa la culpa de los fracasos o de las ineficiencias a terceros, sin admitir el grado de responsabilidad que nos compete, para lo cual se necesita valor, entereza, carácter, voluntad de responder con eficacia a las acciones a las que nos comprometimos, sin perjuicio de que al no cumplir con lo ofrecido o pactado, es un síntoma inequívoco de ausencia total de ese calificativo que nos honra, en su caso, como un ser responsable.

Lo anterior viene a colación porque acabamos de pasar por un período verdaderamente complicado, difícil, incluso incómodo relativo a la conjunción de elecciones para lograr puestos públicos electos por mayoría o representación proporcional para ocupar las diputaciones locales, presidencias municipales, regidurías, incluso hasta de presidente de la República.

Durante ese período nos vimos verdaderamente atosigados con la propaganda política que utilizó todos los medios posibles para hacernos llegar sus mensajes de todo lo que van a hacer por nuestro pueblo, por mejorar nuestras condiciones de vida colectiva y personal, de que van a modernizar y eficientar a las instituciones públicas, que van a abatir la corrupción y, obviamente, van a atacar directamente la violencia, la ola imparable delincuencial y como cerecita del pastel, la impunidad.

Todo esto cabe en un catálogo de buenas intenciones, solo que el quid es que no nos dijeron cómo iban a hacerlo. Y la ciudadanía, siempre actuando de buena fe, sigue creyendo en las promesas de los “políticos” con la esperanza, siempre renovada, de que ahora sí se van a realizar todas esas promesas que mejorarán nuestras condiciones de vida. Lo triste y dramático del asunto es que la experiencia histórica nos enseña que las mas de las veces, una vez que los “políticos” acceden al puesto público por el que contendieron, se olvidan de las promesas o de plano no tienen los elementos suficientes para llevar al cabo las acciones o propósitos iniciales y prometidos, dedicándose mayormente a satisfacer sus necesidades económicas personales, familiares y de “amigos” convencionales que nunca faltan y otras lindezas concomitantes.

Así lo estamos viendo en el caso de la propaganda infernal que nos atosiga mañana, tarde, moda, noche y madrugada sobre los grandes logros del “gobierno de la República” o del “gobierno del presidente de la República” . Sin embargo la triste realidad nos muestra como un Estado fallido, en donde se evidenció que los gobiernos panistas carecieron totalmente de la capacidad de gobernar e incurrieron en las graves faltas que les achacaron a sus antecesores y que lo mejor que hacen es actuar en y desde la oposición. Lo grave es que mueve a risa, si no fuera tan dramático, que en esos mensajes nos pintan un país tan maravilloso (como en su caso foxilandia) que solo en la imaginación de ellos cabe y que, contrastado con los números duros y la realidad caótica que vive el país, nos damos cuenta de la falta de responsabilidad y de capacidad de los “gobiernos” de los últimos doce años.

Es el caso que ya en pocas horas estrenaremos un nuevo gobierno municipal y toda la gente tiene puestas las esperanzas en que la nueva administración no solo intente realizar fácticamente sus propósitos de campaña, sino que se logren, de a de veras, tales proyectos y programas, lo cual solo se conseguirá con un equipo preparado, con experiencia en el manejo de la cosa pública, con un alto sentido de responsabilidad, una honestidad acrisolada y, sobre todo, con visión de Estado, para beneficiar a las grandes mayorías. O usted, expectante lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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