Por el Mtro. Fernando Reyes Baños


Según Ponce (2004), la masculinidad conjuga el poder, la dominación, la competencia y el control como partes esenciales de su construcción, proceso enmarcado en la socialización, las exigencias y los estereotipos dominantes que el contexto sociocultural asigna, al forjar las subjetividades que coincidan con las representaciones hegemónicas de ser varón; sin embargo, aunque lo anterior demande que los hombres se hagan de una armadura personal que les permita obrar con poder en la sociedad, repercute en su aislamiento de los demás y, probablemente, de ellos mismos (Fernández, 2004), lo que los hace vivir su sexualidad con cierta tensión debido a las altas expectativas que la sociedad deposita permanentemente en ellos, siendo ésta una de tantas consecuencias, pues son varias las áreas vitales que pueden verse igualmente afectadas, lo que ha despertado sospechas para algunos autores: Rivas (2005), Fernández (2004) y Pérez, Cunningham, Serrano y Ortiz (2007), de que pertenecer a semejante categoría puede ser fuente de malestar o, incluso, de riesgo para sus miembros: los varones son los que ocupan, con mayor frecuencia, espacios en las cárceles, los hospitales, el ejército, los manicomios y los cementerios, sufren mayor número de accidentes, padecen condenas judiciales más largas y ante la ley, cuando se trata de la custodia de los hijos, siempre son los que llevan las de perder, aun cuando todas las pruebas parezcan indicar que, contra todo pronóstico, algunas veces estar con la madre no es la mejor opción para los hijos (Wilson, 2005).

Hay autores que opinan sin embargo, desde un contexto sociocultural vinculado con los países desarrollados, que una “nueva ideología de la masculinidad” está surgiendo en la actualidad, porque los roles de género que tradicionalmente se atribuían a los hombres, algunos de ellos relacionados con el machismo, están cambiando (Pérez et al., 2007).

En el caso de México por ejemplo, Díaz (2007, p. 94) afirma que: “(…) el machismo mexicano como mandato de nuestra histórico-sociocultura ha declinado fuertemente en los últimos 35 años”, sobre lo cual es pertinente señalar que de dicho mandato o precepto, de acuerdo a los estudios presentados por este autor, se han liberado más las mujeres al cabo de esos años que los hombres.


Referencias
  • Díaz Guerrero, R. (2007). Psicología del mexicano 2. Bajo las garras de la cultura. México: Trillas.
  • Fernández Llebrez, F. (2004). ¿"Hombres de verdad"? Estereotipo masculino, relaciones entre géneros y ciudadanía. Foro Interno, (4), 15-43. Recuperado: Septiembre 15, 2010, de Servicio de Publicaciones de la Universidad Complutense.
  • Pérez-Jiménez, D., Cunningham, I., Serrano-García, I. y Ortiz-Torres, B. (2007). Construction of Male Sexuality and Gender Roles in Puerto Rican Heterosexual College Students. Men and Masculinities, 9(3), 358-378. Artículo recuperado el 7 de octubre de 2010, de la base de datos SAGE.
  • Ponce, P. (2004). Masculinidades diversas. Desacatos, (16), 7-9.
  • Rivas Sánchez, H. E. (2005). Entre la temeridad y la responsabilidad. Masculinidad, riesgo y mortalidad por violencia en la Sierra de Sonora. Desacatos, (16), 69-89.
  • Wilson Osorio, J. (2005). Flexibilización masculina. Revista de menopausia. Recuperado el 10 de octubre de 2010 en http://www.encolombia.com/menovol6200-flexibilizacion.htm



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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