Por Fernando Reyes Baños


Como se revisó en artículos anteriores, el hombre heterosexual aprende a lo largo de su desarrollo que hay un modelo único para ejercer su masculinidad y que todo el que sea diferente debe ser descalificado. Él mismo, para reconocerse y ser reconocido por la sociedad como un ser masculino, tuvo que negar que era mujer, que era niño y que era homosexual, asumiendo o buscando asumir siempre como un ideal características valoradas positivamente por la sociedad, las que muchas veces se expresan en el lenguaje popular por medio de frases como: "los hombres no lloran" o "aguántese como los hombres".

Al contrario de lo que ocurre con los homosexuales, que reconstruyen su historia personal en la última etapa de desarrollo de su identidad sexual, los heterosexuales, posicionados en una situación socialmente privilegiada desde la cual descalifican la diferencia con tales grupos, no tienen por qué preguntarse sobre su heterosexualidad, debido a que la perciben como algo natural y dado desde siempre (Castañeda, 2000), lo que dificulta o impide la posibilidad de entendimiento entre mayorías y minorías, y explica porque algunos heterosexuales cuando piensan en las relaciones sexuales entre hombres, expresan: "¡No entiendo por qué lo hacen si para eso están las viejas [super sic]!".

Desde una postura rigurosamente científica y cosmopolita, Lamas (2000) afirma que no hay una sexualidad "natural". Con el uso de este término suele encubrirse una definición etnocéntrica, es decir, cuando en una sociedad se dice que hay una sexualidad "natural", se le está definiendo desde una postura centrada en su propia cultura; de igual modo, cuando en las sociedades occidentales se cree que la heterosexualidad es natural, se está postulando ésta como una norma para sus miembros, lo que da cabida para que en ese contexto se descarten otras sexualidades, se estigmaticen ciertas prácticas y se usen mecanismos de control para la "normalización" de los sujetos; todo lo cual refleja, una distorsión que impide comprender el fenómeno sexual humano.

Granados y Delgado (2008, p. 1047) comentan que “(…) los discursos sociales sobre la homosexualidad generan miedo, culpa y rechazo promoviendo actitudes discriminatorias”, por lo que resulta evidente que aspectos como la tolerancia y, sobretodo la tolerancia positiva, sean tan importantes para evitar los efectos negativos que la homofobia y los mecanismos de control social ocasionan, requiriéndose algo más que un mero soportar o la indiferencia hacia quienes sean diferentes, pues tales actitudes lejos de promover un cambio dificultan o impiden cualquier mejoría que se busque hacer; resultando prioritario en cambio, comprender cómo perciben los miembros de una sociedad tales aspectos, partiendo de las evidencias y clasificaciones creadas por un orden cultural para que éstos se apropien subjetivamente de la realidad, sin desatender la importancia que las actitudes presentan para el estudio de la percepción, principalmente, por la relación que este tema guarda con uno de sus componentes estructurales (el cognoscitivo).

Hasta ahora hemos revisado la importancia de distinguir entre sexo y género, el reconocimiento del sistema sexo/género y su relación con los estereotipos de género, así como las implicaciones que la masculinidad hegemónica y la heterosexualidad normativa tienen para la construcción cultural de la masculinidad; en los próximos artículos daremos un paso más allá, algunos dirían que nos adentraremos en el mundo de “las minorías”, y abordaremos el papel que desempeñan en nuestro contexto los mecanismos de control social, las repercusiones que la percepción y las actitudes de los heterosexuales tienen en el desarrollo de la identidad de gays y lesbianas al ser concebidos como transgresores de lo que es considerado como "normal" o "natural" y que deriva, según el grado de tolerancia que caracterice al sistema social, en manifestaciones más o menos intolerantes hacia su estilo de vida.


Referencias

Castañeda, M . (2000). La experiencia homosexual. México: Paidós.
Lamas, M. (2000). Diferencias de sexo, género y diferencia sexual [Versión impresa]. Cuicuilco, 7(18), 1-24.
Granados Cosme, J. A. y Delgado Sánchez, G. (2008). Identidad y riesgos para la salud mental de jóvenes gays en México: recreando la experiencia homosexual [Versión impresa]. Cad. Saúde Pública, 24(5), 1042-1050.



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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