Un asunto de vital importancia, trascendental, vamos, de previo y especial pronunciamiento en nuestro país es y debe ser el de la nutrición. Ya los clásicos decían “primero es el ser y luego el modo de ser”, entendiendo con ello que primero debemos estar sanos, fuertes y en condiciones de realizar a plenitud todas nuestras potencialidades y luego concentrarlas en la actividad, trabajo o profesión que más nos acomode.
Solo como recordatorio de lo que ya sabemos la nutrición no es otra cosa que la acción y efecto de nutrir o nutrirse y el nutrir implica proporcionar alimentos a un organismo vivo, y de forma figurada llenar, colmar abundantemente, nos dice el tumba burros.
Al respecto para nadie es un secreto en la actualidad el que los seres humanos estamos sometidos a la ingesta de miles de productos que no solo no alimentan, ni mucho menos nos nutren si no que, al contrario, nos enferman y sientan los pródromos de infinidad de dolencias, enfermedades crónico-degenerativas (que la medicina alópata no cura y solo se atiene a controlar) cuyo desenlace fatal es la muerte y por fortuna existe la medicina alternativa basada en principios y sistemas ancestrales y efectivos.
Pero también ya estamos enterados de cómo una mala o pésima nutrición causa estragos en nuestra salud, en nuestro bienestar físico. Ya sabemos lo imperativo que resulta un equilibrio en nuestro PH. Que hay alimentos alcalinos y alimentos ácidos y que los segundos dañan celularmente a nuestro organismo por lo cual la ingesta de ellos debe controlarse, evitando los alimentos que los contienen., pues son cancerígenos.
También ya hemos sido informados por los científicos a través de los medios, de que los mexicanos ocupamos un primerísimo lugar en la ingesta de bebidas gaseosas muy dulces y con colorantes y aditivos nocivos, incluyendo aquellos que causan adicción; que el exceso en la ingesta de grasa e hidratos de carbono aunado a la falta de ejercicio, producen obesidad la cual tiene poseída a la gran mayoría de nuestra niñez y nuestra adultez, a pesar de la paradoja que significa ante un pueblo famélico y desnutrido y los más grave es que esta desnutrición ya es crónica, la cual está produciendo, básicamente en nuestros grupos más vulnerables como lo son los millones de mexicanos en estado de pobreza extrema, a débiles mentales, a gente con deficiencia de todo tipo, físicas, mentales y de todo jaez que no auguran nada positivo a nuestro futuro. Sin embargo, al parecer, no todo está perdido. El gobierno de la República ha anunciado la instauración de una cruzada contra el hambre lo cual conlleva tanto el diagnóstico de este flagelo, como su solución, la cual no se vislumbra, ni mucho menos, para el futuro inmediato., Sin embargo, el gobierno estatal por conducto de la Sedesol (no sé si el gobierno municipal también) va a poner en marcha un Programa contra la Pobreza Alimentaria en los 81 municipios del estado, en zonas urbanas, cuenta habida que también estas áreas son vulnerables y no solamente las rurales.
El proyecto es plausible, lástima que solo se le destinen 10 millones de pesos, aun cuando su contenido comprende el fortalecer los huertos urbanos, granjas, mercados en productos orgánicos, todo ello con asistencia técnica, para orientar a que la gente pueda producir en sus azoteas, patios y otros sitios ad-hoc.
¡Fantástico!. Se podrán cultivar nuestros propios alimentos. Lo más importante será, entonces, no utilizar abonos químicos, ni insecticidas, ni plaguicidas cuyos componentes han resultado nocivos para los humanos y para los animales que los consumen a través de los vegetales. Ni qué decir de las semillas transgénicas, que lejos de significar un progreso para la nutrición, han resultado fatales, , por eso en Europa han prohibido su cultivo y ahora las trasnacionales como Monsanto enfocaron sus baterías hacia América Latina y el Caribe y su objetivo la proliferación mortal del maíz transgénico.
Ojala que todos los estudios sobre la pobreza y su abatimiento consideren a la nutrición básica para no solo superar la hambruna, como también la desnutrición crónica que nos agobia. Hay que acabar con la “comida chatarra”. O usted, desnutrido lector, ¿Qué opina?
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