En términos clínicos la muerte es la cesación de las funciones vitales del individuo y por extensión, como dicen en broma los estudiantes de medicina (al menos en la UNAM), “ mortum est quid non resollam et patalaribus non totem” (muerto es aquél que no resuella ni patalea), vamos, se trata de que este cuerpo que habitamos, tiene un principio y un fin biológicamente considerados, sin perjuicio de ser el vehículo de nuestro verdadero ser y de esta suerte está sujeto a necesidades biológicas que tienen que ser satisfechas para tener un óptimo aprovechamiento lo cual nos va a permitir vivir mas y mejor, tales como el hambre, la sed, el frío, el sueño, el cansancio, etc.; en consecuencia es lógico, además de ser insoslayable, el darle al organismo un trato adecuado (muchísimo mejor que el que se le dispensa al automóvil de cada quien) no solo al satisfacer sus necesidades vitales, sino también (y esto es muy importante) sino a la prevención de futuras y mortales enfermedades.
Y una de estas dolencias es la llamada Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (cuyo acrónimo es EPOC) la cual es una de las enfermedades mas comunes de los pulmones, y que es adquirida por diversas causas, v. gr.: los tóxicos ocupacionales, los antecedentes de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la contaminación ambiental, así como factores genéticos, entre otros, pero dentro de éstos, figura de manera preponderante : el tabaquismo.
Al respecto ya sabemos que éste, el activo, es el agente etiológico responsable del 90 por ciento de los casos de cáncer pulmonar, sin perjuicio de que está (y esto es muy grave) el llamado tabaquismo pasivo, por la presencia cercana (nefasta y siniestra), de fumadores tanto en casa como en el trabajo, los cuales en el ejercicio y práctica de su vicio no paran mientes en las personas que están en su entorno las cuales, sin padecer de esta tendencia viciosa, tienen que soportar las emanaciones de la combustión de estos rollos de la muerte, tanto en su inhalación involuntaria como en el fétido olor que desprende, cuya cauda verdaderamente desagradable, impacta desfavorablemente en la degustación e ingesta de los alimentos si se tiene la mala suerte de estar en lugares privados o públicos que faltando a las normas existentes al respecto, todavía lo permiten.
Es así que en recientes días se conmemoró el Día Mundial sin Tabaco “Prohibición de la Publicidad, la Promoción y el Patrocinio del Tabaco” respecto de lo cual se han tenido avances pero aún queda muchísimo por lograr, habida cuenta de que la Dra. Maureen Birmingham, representante en México de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) nos recuerda que en la actualidad existen mil millones de fumadores en el mundo, de los cuales la mitad morirán por el consumo del tabaco, el cual contiene 4, 500 substancias químicas diferentes y de las cuales mas de 60 producen cáncer. Baste saber que, nos sigue diciendo, “ cada año el tabaquismo y las enfermedades asociadas como la hipertensión arterial, el infarto al miocardio, los accidentes cardiovasculares, el cáncer, el enfisema pulmonar, provocan la muerte de casi 6 millones de personas, por lo que de continuar esta tendencia la cifra podría ascender a 8 millones.”
Por lo que respecta a nuestro país baste saber que las cifras son demoledoras, díganlo si no que 8 de cada 10 muertes por cáncer de pulmón son responsables por el tabaquismo y que la encuesta de adicciones 2011 arrojó el dato de que existen 17 millones de fumadores activos, de los cuales 7.1 millones lo hacen diariamente, sin perjuicio de que en cuanto a los adolescentes éstos se inician en el consumo a los 14 años, “ en este momento de 12 a 17 años la encuesta indica que hay 12.3 por ciento de fumadores activos” pero lo relevante es que cada vez mas mujeres de esta edad se inician en esta adicción. ¡Me doy!
Al margen de los costos estratosféricos que impactan al sector salud, la vida de nuestros semejantes, aun siendo adictos, y los que no lo somos, merece todo el respeto del mundo. O usted, saludable lector, ¿Qué opina?
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